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La sonda lunar japonesa Resilience llega a la Luna, pero no hay comunicación

La nave lleva el primer vehículo de exploración europeo

Nuño Domínguez

La sonda japonesa Resilience ha llegado a la Luna, pero se desconoce si ha conseguido aterrizar con éxito en lo que era el segundo intento de la compañía japonesa iSpace por lograr llegar a la superficie del satélite. A las 21.15 aterrizó, pero minutos después, la compañía anunció que no había comunicación con la nave y que volverían a informar. A bordo viajaba el primer vehículo de exploración europeo, llamado Tenacious.

La nave Resilience ha sido desarrollada por la empresa nipona Ispace y lleva a bordo el primer robot de exploración lunar europeo, llamado Tenacious, tenaz en inglés.

Este era el segundo intento de la empresa de aterrizar con éxito en el satélite. Su primera nave, Hakuto-R, perdió la comunicación instantes antes de aterrizar en abril de 2023. Un año después, la Agencia Espacial Japonesa logró posarse con su sonda lunar Slim, aunque con graves problemas para estabilizarla. Esto hace que, por ahora, solo cinco países hayan conseguido llegar al satélite: Estados Unidos, la Unión Soviética, China, India y Japón.

El objetivo declarado de Ispace es convertirse en pionera de la explotación comercial de los recursos minerales de la Luna y ser clave para las futuras bases habitadas en el satélite. La empresa ha abierto una filial europea en Luxemburgo, un país que también es uno de los más avanzados del continente en proyectos de explotación comercial de recursos minerales en el espacio. “Nuestro objetivo es construir una economía cislunar, una en la que la Luna y la Tierra estén conectadas económica y socialmente. Consideramos que el éxito del alunizaje es solo un peldaño hacia ese objetivo”, ha dicho Takeshi Hakamada, director ejecutivo de la compañía, en un comunicado.

El rover europeo ha sido diseñado y construido por la filial europea de Ispace con financiación del programa espacial de Luxemburgo. Se trata de un pequeño vehículo de cinco kilos y cuatro ruedas que usará una pala robótica para recoger regolito lunar y entregárselo a la NASA para su estudio.

La misión lleva además otras cargas útiles desarrolladas por empresas. Entre ellas, un dispositivo para disociar el agua y producir oxígeno e hidrógeno, un paso clave para poder explotar en el futuro las reservas de hielo lunar para fabricar combustible para cohetes. Un segundo módulo ensayará el cultivo de algas como posible alimento de astronautas.

La Agencia Espacial Europea (ESA) proporciona las comunicaciones de la misión. Las tres antenas de 35 metros situadas en España, Argentina y Australia, más la de 15 metros de la Guayana Francesa rastrearán la nave mientras se aproxima a la superficie, recibiendo la telemetría crucial que Ispace necesita para confirmar un aterrizaje exitoso. Si todo sale bien, la Resilience pasará aproximadamente dos semanas realizando experimentos en la superficie lunar.

Esta misión se lanzó en enero a bordo de un cohete de la compañía SpaceX. Junto a ella viajaba otra misión privada estadounidense, Blue Ghost, que aterrizó con éxito en marzo, sentando las bases para la exploración privada del satélite. La trayectoria de la nave japonesa era mucho más larga, para ahorrar energía.

La empresa Ispace ya ha cerrado otros contratos para futuras misiones a nuestro satélite. Uno de ellos es con la NASA, por valor de 55 millones de dólares, para aterrizar cerca del polo sur lunar con casi 100 kilos de equipamiento científico. La ESA también ha confiado en esta compañía para llevar a la Luna la futura misión Magpie para la exploración de los hielos polares, por un valor de unos 2,5 millones de euros.

Los orígenes de Ispace están en un fracaso relativo. Su objetivo era ganar los 20 millones de dólares del premio Lunar X Prize lanzado por Google para la primera empresa capaz de aterrizar en la Luna y moverse 500 metros por su superficie. El premio quedó desierto en 2018 después de que ninguna de las candidaturas lograse su objetivo.

Una de las aspirantes era Beresheet, una sonda ideada por tres ingenieros israelíes que se estrelló en 2019. Fue un decepcionante final para una inversión de casi 90 millones de euros. Aquel proyecto era un intento de Israel de convertirse en el cuarto país en aterrizar en la Luna con éxito, después de EE UU, Rusia y China. Finalmente, fue India la que lo logró en 2023.

Las nuevas misiones privadas a la Luna deben preparar el terreno para la llegada de astronautas y la futura creación de bases orbitales y en superficie, un proyecto que lideraba Estados Unidos con la Agencia Espacial Europea como uno de sus principales socios. Todo esto ha cambiado radicalmente tras la llegada de Donald Trump al poder. El nuevo presupuesto de la agencia espacial estadounidense diseñado por el Gobierno de Trump, que aún debe aprobar el Congreso, cancela el proyecto de la estación orbital lunar, Gateway, un importante golpe para Europa.

Las cuentas para el año 2026 dotan importantes partidas para cambiar de rumbo la exploración espacial tripulada. El programa mantiene la llegada de astronautas al satélite por primera vez después de 50 años dentro de la misión Artemis 3, que debe despegar a mediados de 2027. Pero a partir de ahí se promueven nuevos proyectos para empezar a llevar misiones a Marte con la idea de llevar astronautas al planeta rojo, que es el rumbo que promovía el empresario y ya exempleado del Gobierno Elon Musk. Los recortes también dejarían en Tierra por falta de cohete al nuevo rover de exploración marciana europeo Rosalind Franklin, que ya tuvo que posponerse tras la ruptura con Rusia por la Guerra de Ucrania.

Ante esta incertidumbre, la ESA ha preferido ser prudente. Josef Aschbacher, director de la agencia, ha dicho en un comunicado: “La NASA ha informado a la ESA sobre la Solicitud de Presupuesto y, aunque aún quedan algunas preguntas sobre las repercusiones completas, ya se están haciendo reuniones de seguimiento”. “La ESA sigue abierta a cooperar con la NASA en los programas señalados para la reducción o cancelación y está evaluando el impacto junto con nuestros estados miembros en preparación para el Consejo de la ESA de junio”, ha añadido.

Mientras, China, el gran competidor de occidente en la conquista lunar, sigue adelante con sus planes de llevar astronautas al satélite antes de 2030.

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Sobre la firma

Nuño Domínguez
Nuño Domínguez es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo Científico por la Universidad de Boston (EE UU). Antes de EL PAÍS trabajó en medios como Público, El Mundo, La Voz de Galicia o la Agencia Efe.
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