Johannes Kaiser, el candidato libertario que golpea el tablero de las derechas
El aspirante a la presidencia de Chile se instala en el tercer puesto en las encuestas, a dos semanas de las elecciones


El candidato presidencial libertario Johannes Kaiser (49 años, Santiago) fue consultado durante meses sobre si se bajaría de la carrera hacia La Moneda debido al escaso apoyo que marcaba en las encuestas. En las últimas tres semanas, sin embargo, antes de que el fin de semana comenzara la veda de las encuestas, Kaiser ha registrado una sostenida tendencia al alza. De acuerdo a algunos de los últimos estudios conocidos, se ha ubicado en el tercer lugar de los sondeos, con un 15,6%, superando a la candidata de la derecha tradicional, Evelyn Matthei (14,1%, y amenazando con convertirse en la sorpresa de los comicios del 16 de noviembre, que tienen como favoritos a la candidata de la izquierda, Jeannette Jara (28,5%), y al republicano José Antonio Kast (19,9%), según Radar Electoral, que promedia las principales encuestas. Con una estrategia basada en estirar el elástico del discurso extremista de la derecha y un buen desempeño en los debates, el diputado y fundador del Partido Nacional Libertario ha logrado morderle varios puntos de respaldo en la recta final al ultraconservador Kast, a quien considera de “centroderecha”.
Kaiser, un mal estudiante, según ha reconocido, acabó su escolaridad en la Escuela Militar, donde hizo el servicio militar. Entró a Derecho en la Universidad Finis Terrae, una carrera que no terminó. A los 21 años se convirtió en padre, pero se fue solo a probar suerte a Europa. Hizo de camarero, obrero y vendedor en Austria, donde se matriculó en Derecho y Ciencias Políticas en la universidad de Innsbruck, pero tampoco se graduó. Ahí tuvo un segundo hijo. En 2013, mientras trabajaba de recepcionista nocturno en un hotel, creó el programa de Youtube El Nacional Libertario, de corte político, en el que disparaba contra las ideas progresistas. En una visita a Chile en 2019, su voz contraria al estallido social se propagó por las redes y sus suscriptores aumentaron en decenas de miles (hoy superan los 160.000). Había espacio para su discurso y decidió presentarse a la parlamentaria de 2021 por el Partido Republicano de Kast. Logró un escaño y se casó con la abogada Ivette Avaria, con quien tuvo una niña.
El diputado se divorció del partido de extrema derecha durante el segundo proceso constituyente, dominado por los republicanos. Previo al plebiscito, Kaiser dijo que votaría en contra del texto propuesto -la opción que resultó ganadora-, porque consideraba que se habían hecho demasiadas concesiones a la izquierda. Fue en busca, entonces, de un electorado más a la derecha que Kast, de quienes no estaban dispuestos a enterrar la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). En enero pasado logró inscribir el Partido Nacional Libertario al Servicio Electoral (Servel) y hoy va de candidato presidencial por esa formación, apareciendo tercero en varios sondeos de los publicado la veda de encuestas, vigente de acuerdo a la legislación chilena 15 días antes de la elección. A pesar de ser congresista, se acomodó rápidamente en el papel del outsider dentro de la oposición al Gobierno de Gabriel Boric, frente a un Kast que se presenta por tercera vez a la presidencia y una Matthei que lleva casi 40 años en la primera línea política.
De llegar al Gobierno, Kaiser se ha comprometido a sacar a Chile del Acuerdo de Escazú, una alianza regional que busca que los proyectos de desarrollo, infraestructura y extractivismo, entre otros, tengan un equilibrio social y ambiental. También de la Agenda 2030, la agenda global de desarrollo sostenible de los países miembros de las Naciones Unidas; del Acuerdo de París -el gran pacto climático-; y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. “Nos salimos de toda la institucionalidad que lo que está haciendo es ahogarnos en materia económica y en el control de nuestra seguridad interna”, sostuvo en un mitin la semana pasada. “Si hubiésemos querido ser colonia, por último de gente decente como el Rey de España, no de cualquier pelotudo en Nueva York”, añadió.
Desde la radicalidad, ha sacudido las banderas de la seguridad y la migración. La semana pasada, por ejemplo, advirtió que cerraría la frontera con Bolivia. “No van a volver a rematar nunca más un auto chileno (...) Si nos vuelven a humillar de esa manera, les puedo asegurar que en La Paz lo van a pasar muy mal y le van a tener que cambiar el nombre a la capital, porque La Paz no va a ser”, remató. El presidente boliviano saliente, Luis Arce, calificó las declaraciones del candidato como “profundamente irresponsables e inaceptables”.
En la cancha chica de las extremas derechas en esta campaña, mientras Kast rehuye de los temas de libertades individuales -que muchos creen que le costaron la Presidencia en 2021- o del legado de Pinochet, Kaiser se presenta como un ultra sin complejos. En una entrevista televisiva, consultado sobre si apoyaría o no un nuevo golpe de Estado, el libertario respondió que “sin duda, absolutamente”. “Con todas las consecuencias, lamentablemente, y de eso es algo que tenemos que hacernos cargo”, apuntó. Este domingo, en La Tercera, el diputado se presentó como “la única candidatura que no ha abandonado oficialmente la agenda valórica” [como se le denomina en Chile a las libertades individuales]. “Nosotros seguimos dando la lucha cultural en todos los frentes, porque entendemos que es ahí donde se resuelven los problemas de base, mientras que el resto se hace cargo de temas sintomáticos”, añadió.
Es contrario, por ejemplo, a la educación sexual integral que quiere “el control mental de las nuevas generaciones”. Sobre el aborto en tres causales, vigente en Chile, ha dicho: “No puede ser que usted cometa un aborto, mate a una persona, pero no persiga legalmente al violador. Entonces vamos a avanzar en esa dirección”. Propone eliminar todo rastro de lo que llama la ideología de género y varios ministerios, entre ellos el de la Mujer, y fusionar otros, para reducir de 25 a nueve las carteras.
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