¿Es la segunda vuelta una nueva elección? La esperanza de Jara
La candidata del oficialismo chileno tiene un piso, hasta ahora, del 29%, seguida por el republicano José Antonio Kast, con 23%

Chile entró en la recta final de las elecciones del 16 de noviembre, las primeras presidenciales con inscripción automática y el voto obligatorio, sistema que rige desde 2022 tras los dos procesos constitucionales fallidos. Y varias voces del oficialismo, entre ellas la de candidata única del bloque de Gobierno más la Democracia Cristiana, la comunista Jeannette Jara, que va primera en las encuestas, y su portavoz Ricardo Lagos Weber, han señalado que, de pasar ella a segunda vuelta junto al republicano José Antonio Kast, de la derecha radical y conservadora, lo que se dará es una nueva elección entre dos proyectos completamente distintos. Aunque los analistas discrepan que se arranque de cero, pues cada uno se enfrentará con una base de apoyo.
“Es un desafío importante. Lo que voy a hacer es trabajar duro”, dijo este lunes Jara en un punto de prensa consultada si la segunda vuelta es, en la práctica, una nueva elección. “En la política no se trata de sumar votos o logos partidarios, yo lo tengo claro. Lo vivimos en la primaria y creo que ahora puede pasar algo parecido. El tema es que no lo vamos a saber hasta que las cosas pasen”.
En el mismo sentido habló en CNN el lunes por la noche Lagos Weber. Dijo que, en la hipótesis de una segunda vuelta entre Jara y Kast, “es otra elección, completamente distinta” y que será “un tema de voluntarismo”. “Los chilenos van a que optar entre dos opciones muy nítidas y distintas” y de ahí, explicó, los electores tendrán que ver “cuáles son los atributos de las personas y quiénes son los apoyos que tienen detrás”.
Para Lagos Weber en segunda vuelta habrá tres tipos de electores: “Algunos van a ir súper contentos, porque votarán por segunda vez por la candidata o candidato por quién lo hicieron en primera vuelta. Pero habrá un segundo lote que dirá: ‘de éstos dos, no es ninguno de los que voté, pero me gusta más éste o ésta’. Un tercer lote, que es el entretenido, es el que dice: ‘no voté por ninguno de ellos [el 16 de noviembre], me incomodan, es compleja esta decisión, pero yo creo que el menos complejo para Chile es uno’. Y a eso, añadió, “hay que sumar los atributos, que para Chile son la conducción. Y Jeannette Jara la tiene de sobra”.
Jara marca en el promedio de las encuestas un 29%, y compite con otros siete abanderados, tres de ellos de la oposición: Kast alcanza un 23%; Evelyn Matthei, del sector moderado y tradicional, un 15% y el libertario Johannes Kaiser -más a la ultraderecha que el republicano- un 11,95%.
Claudio Fuentes, profesor de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales, señala que en las segundas vueltas no se comienza de cero, sino que siempre hay una base electoral, y que desde ahí se construye. Sobre Jara, cree que podría arrancar, tras el 16 de noviembre, con más de un 30%. “La pregunta va a ser cómo llegar a más de 50% y ganar la elección. Y lo que yo veo por los estudios de opinión pública es que no es fácil para ella pasar de un 30 y tantos a un 50% más uno, porque su nivel de crecimiento es difícil en algunos sectores”. Y añade que, si quiere crecer sustantivamente, “tendría que cambiar bastante la estrategia, incorporar equipos y distanciarse un poco más del Partido Comunista, entre otras cosas. Por lo tanto, no es desde cero, sino que, a partir de lo obtenga, cómo logra llegar al 50% atrayendo nuevos votantes".
Coincide, respecto de la segunda vuelta, el sociólogo y analista Axel Callís, director de Tú Influyes, que mensualmente entrega la encuesta Data Influye. Dice que, si bien es una nueva elección, “no parte de cero, porque cada candidato llega con sus capitales: los que votaron por Jara van a seguir votando por ella, y los de Kast, lo mismo”.
Callís señala que previo al sufragio obligatorio, la votación de los chilenos incluso se incrementaba en las segundas vueltas. Pero que a partir de 2017 apareció “un elector más de menú: ‘si no gana mi candidato en primera vuelta’, yo no vuelvo”. Ejemplifica, como contexto, que en esa presidencial entraron a votar “grupos muy grandes” que no habían concurrido a la primera vuelta. Y que, en segunda, quienes apoyaron antes a Beatriz Sánchez (hoy del Frente Amplio), luego no lo hicieron por Alejandro Guillier (de la centroizquierda). En cambio, “Sebastián Piñera trajo de afuera casi 1.400 electores nuevos”. En 2021, agrega, con Boric y Kast “pasó algo parecido, pero de menor intensidad: hubo algunos electores que se movilizaron, pero por el miedo a que Kast ganara. Fueron entre 600 y 700 mil votos nuevos que se agregaron [a Boric]”.
Dice que la evidencia muestra que, en segundas vueltas, se generan “votaciones gigantescas sobre la base que hay en la primera vuelta”. Pero que ese rebaraje “no es enteramente político; es muy basado en los atributos personales. Esto no es una opinión, sino el resultado de la segunda vuelta en gobernadores [en las elecciones locales de 2024], donde había por lo menos un 60% de personas que se repetían ideológicamente en la segunda vuelta y un 40% era por atributos personales”.
Para Callís, lo complejo para Jara no es que compita con tres derechas, “porque los que están sumando son tres candidatos que son de derecha. Y lo que estamos constatando ahora es que ellos tienen X cantidad de votos, pero en segundas vueltas esos electores capaz que la mitad se quede y la otra migre”. Y agrega que, si fuera por sumar votos, “Rodrigo Mundaca (independiente de izquierdas) no sería gobernador en Valparaíso, sino María José Hoffman (de la derecha tradicional)”. “En las segundas vueltas entran los votos nulos y blancos, e ingresan a votar a veces personas distintas y la marea ideológica no es tan ideológica, sino mucho más de atributos personales. Lo dice la evidencia”.
¿Qué le falta a Jara? Primero, dice Callís, tiene que llegar en primera vuelta al 37% y 38%, el porcentaje de chilenos que votaron Apruebo por una nueva Constitución propuesta por las izquierdas en 2022. “Y porque, cuando vuelve la ola, mientras más lejos se está del 50%, el recorrido de lo que tiene que salvar de los otros candidatos, es mayor. Esto es como cuando uno presta algo: nunca vuelve igual como lo prestaste. Incluso, la votación de Kaiser no va a volver entera a Kast, porque esa gente está votando por Kaiser”.
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