Jorge Almirón, el rehén que no quiere escapar
El entrenador de Colo Colo sólo quiere irse, pero no tiene ofertas, pierde prestigio y dejaría mucho dinero por su vigente contrato. Y el presidente que lo echó, no consigue recursos para echarlo

En una pesadilla sin fin, Colo Colo quedó esta semana a 13 puntos del líder, Coquimbo, tras jugarse 17 fechas. En un capítulo más de “la maldición del Centenario”, el cuadro albo se aleja del título, con el plantel más caro de su historia, con graves problemas institucionales y con un técnico que fue despedido, pero que no puede irse porque no hay dineros para pagar su indemnización.
Una situación tan extraña que el cuadro albo “cerró los festejos” de su aniversario jugando dos amistosos contra el Real Valladolid español. Al primero, reprogramado en Viña del Mar en horario laboral de día de semana, asistió apenas un puñado de hinchas, que protagonizaron nuevos desmanes en la tribuna. El segundo, en el Monumental, no tuvo atractivo pues Colo Colo alineó juveniles y suplentes en la imposibilidad de suspender su partido por la competencia local. Ambos partidos -concertados para honrar la memoria del mártir David Arellano, fallecido en Valladolid hace 98 años- terminaron en derrotas.
En la semana los albos vivieron la sanción de su mejor jugador del torneo, Lucas Cepeda, quien hizo gestos obscenos con sus manos a la hinchada de la Universidad de Chile tras la derrota en el superclásico. Y recibió varias ofertas por sus jugadores -necesarias para realizar una transferencia que alivie las arcas de la institución- pero ninguna llegó a concretarse.
Su entrenador Jorge Almirón, en conflicto con el presidente de la concesionaria, Aníbal Mosa, volvió a evidenciar su nerviosismo en una conferencia de prensa, donde acusó a los árbitros de estar “robándole” el campeonato. Amenazado de una nueva sanción -que las ha tenido varias- se retractó en una grabación ridícula, sonriente y aseverando que sus declaraciones habían sido “mal interpretadas”. De manera aún más inexplicable, el cuerpo de árbitros del fútbol chileno se dio por satisfecho con las excusas y no presentó reclamo en su contra.
El jugador más caro de esta temporada, Salomón Rodríguez, por cuyo pase debió desembolsar más de dos millones de dólares, sigue sin anotar y en el pleito frente a O’Higgins fue expulsado en el primer tiempo. Y su juvenil más promisorio, Francisco Marchant, no es valorado por el entrenador, que frecuentemente lo deja del primer equipo y el pasado fin de semana, incluso de la convocatoria.
A la espera del dictamen de los organismos financieros sobre la continuidad de la mesa directiva por el rechazo de los balances contables, la marcha deportiva del club está a la deriva. En el 2025 los problemas -mayúsculos o anecdóticos- se han multiplicado, pero el que condiciona todo es saber que el entrenador, Jorge Almirón, sigue en la banca por una razón tan pedestre como increíble: quien quería echarlo no ha sido capaz de conseguir los recursos para hacerlo. El club quedó eliminado de tres de las cuatro competencias donde participó y en el Supercopa frente a su tradicional rival deberá jugar con gran limitación de público. Sus barristas sólo perjudican y hay varios jugadores que ya han manifestado su intención de emigrar. Y obviamente no hay recursos para reemplazarlos.
Es la torta de cumpleaños más amarga, triste y dolorosa a la que pudo aspirar el Cacique, hoy atormentado por sus propias culpas.
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