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Ciencia
Tribuna
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Ciencias y conocimientos para la transformación social

El financiamiento de la investigación es fundamental para el desarrollo y una promesa incumplida de todos los gobiernos

Un científico en un laboratorio.

El ataque a la investigación científica y humanista se ha convertido en una de las acciones características de los gobiernos de ultraderecha. Junto con el perjuicio a la libertad de investigación y la autonomía universitaria, dos pilares fundamentales de una producción de conocimiento que se diga democrática y pluralista, lo que vemos en las medidas de los gobiernos de Donald Trump y Javier Milei es un desmantelamiento del sistema de investigación. Esta situación no solo afecta a quienes hacen investigación y a las universidades, sino que hay al menos tres cuestiones que a toda la sociedad debieran preocupar: el desmantelamiento del sistema de investigación y generación de conocimientos afecta la soberanía nacional, el desarrollo, y el bienestar de todas y todos.

Actualmente, se debaten ideas sobre el desarrollo del país en el marco de las candidaturas presidenciales, por lo cual es relevante poner atención a las propuestas de las y los candidatos sobre el rol de la investigación y los conocimientos. El financiamiento de la investigación es fundamental para el desarrollo y una promesa incumplida de todos los gobiernos. Sin embargo, no da lo mismo hacia dónde se dirige ese financiamiento y es ahí cuando se revela la visión de desarrollo presente en las propuestas presidenciales y el rol que le dan a la ciencia, la tecnología, el conocimiento e innovación (CTCI) en ese contexto.

Resulta bastante paradójico que la extrema derecha contemporánea, que se dice nacionalista y patriota, suponga actualmente una de las mayores amenazas para los sistemas de investigación nacionales, ya sea a través de su desfinanciamiento como por medio de la persecución y censura de aquellos conocimientos que no se alinean con sus posiciones ideológicas. Considero que una posición verdaderamente patriótica, que ponga los intereses y bienestar del país primero, debería promover el fortalecimiento y autonomía del sistema CTCI, incluyendo universidades, CFTs e institutos de investigación públicos. En el ataque de Trump a las universidades no hay ninguna estrategia más que afectar la libertad académica y de investigación, con el objetivo de controlar el pensamiento, incluso a costa de destruir la posición de ese país en la geopolítica del conocimiento. Incluso no tenemos que ir tan lejos. El desmantelamiento del sistema de investigación argentino que está llevando a cabo Javier Milei no solo afectará la posición de Argentina en la geopolítica del conocimiento, sino que disminuirá sus capacidades de desarrollo.

Las ciencias y los conocimientos fortalecen la soberanía de los países. Una de las cuestiones que caracterizan a los países desarrollados es tener un sistema de conocimientos robusto. Por lo tanto, en un momento en que el puzle geopolítico mundial se está reordenando, no da lo mismo la pregunta sobre qué sistema de conocimientos necesitamos para el país.

Respecto al desarrollo, la evidencia muestra que este depende casi exclusivamente de las capacidades de investigación de los países. De acuerdo con datos publicados en la revista de la CEPAL de diciembre del 2023, el estancamiento de la productividad en América Latina se debe a la baja inversión en ciencia y tecnología. Fortalecer nuestro sistema CTCI a través de un financiamiento robusto y con una lógica basal, e integrarlo de manera inteligente dentro de una estrategia de desarrollo es clave para transformar la matriz productiva y retomar la senda del crecimiento. No obstante, una visión progresista promueve un rol de la CTCI que contribuye a un desarrollo integral, cuestión que supera su rol reducido a la economía y que generalmente observamos en ultraderechas y derechas. La generación de conocimientos permite desarrollar capacidades de innovación que generalmente se traduce en tecnologías aplicadas en distintos campos, desde el mejoramiento de alimentos hasta el cáncer, así como también aporta al bienestar de las personas a través de investigaciones sobre desigualdades sociales, democracia, sesgos de género, migración y seguridad. Un ejemplo reciente: no sabríamos nada sobre la crisis de natalidad que nos afecta ni estaríamos impulsando políticas públicas en esta materia si no contáramos con la investigación que se ha desarrollado por años desde las ciencias sociales y áreas de la salud.

La misión de la investigación científica y humanista es tanto comprender y analizar fenómenos, así como resolver problemas – sociales, físicos, de los ecosistemas naturales, médicos, ingenieriles, tecnológicos, de la democracia, existenciales, de salud mental, entre muchos otros-. Y lo cierto es que es difícil resolver algo que no comprendemos.

Por eso es que los países desarrollados invierten en investigación en las universidades, en centros de investigación y en formación de investigadores, porque de ahí emergen los modelos comprensivos y de análisis, que luego permiten resolver problemas y desarrollar aplicaciones en distintos ámbitos.

Fortalecer o no el sistema de ciencia, tecnología, conocimiento e innovación (CTCI) puede hacer una diferencia en el desarrollo de un país. Las derechas generalmente conciben el rol de la ciencia como orientado exclusivamente al crecimiento económico, la innovación empresarial y el fortalecimiento del sector privado. Por el contrario, la izquierda moderna debería tener propuestas que apunten al rol público de la investigación, con políticas basadas en evidencia y el fortalecimiento basal de las universidades públicas, una ciencia y conocimientos para el bienestar de la población y el resguardo del bien común. En el fondo, conocimientos con y para la justicia social y un desarrollo integral. Un camino que el Frente Amplio ha abierto y que esperamos continúe fortaleciéndose.

Una visión progresista de desarrollo cuyo impulsor son las ciencias y las humanidades apunta finalmente al bienestar de las personas. Por bienestar aquí debemos entender algo más amplio que el mero crecimiento económico. Bienestar, por el contrario, refiere a la igualdad de oportunidades, tener más tiempo libre, respetar la diversidad, propender a la equidad en el acceso a los beneficios del desarrollo, garantizar el resguardo de los derechos humanos y sociales, y vivir en un medioambiente libre de contaminación. El bienestar es la posibilidad de que un o una joven pueda desarrollarse en lo que elija, ¡sea esto ser ingeniero/a o dedicarse a la literatura! Y que esto último no sea una posibilidad reservada mayoritariamente para una élite que no debe preocuparse de llevar sustento a su casa. En resumen, todo aquello que tiene que ver con la justicia social y el desarrollo humano.

Las ciencias y conocimientos son claves tanto porque nos permiten comprender mejor ciertos fenómenos y enmendar el rumbo, crear cosas nuevas en la forma de innovaciones y tecnología, y porque mejoran la calidad de vida de las personas. Una sociedad más informada, con mayor comprensión del mundo, con más acceso a la ciencia y sus beneficios, mejora sus condiciones materiales sustancialmente, permitiéndole así a la ciudadanía participar de la construcción de su presente y el diseño de su futuro.

Los países cuya población posee altos estándares de vida son generalmente aquellos que han invertido en un sistema de conocimientos robusto, con universidades fuertes y con financiamiento basal, generando mecanismos de inclusión y con herramientas de transferencia de conocimientos que permiten que estos lleguen de diversas formas a la sociedad: a través de tecnologías, educación, servicios públicos, mejores atenciones de salud, innovaciones productivas, sociales y culturales, entre otras.

¿Qué propuestas tienen en esta materia las candidaturas que hoy se disputan la representación de la izquierda y el progresismo? Cualquier propuesta que hoy plantee hacer crecer el presupuesto en CTCI quedará vacía si no es capaz de asignar un rol a la CTCI a través de propuestas concretas. Y es en esas propuestas, o en su falta, donde podremos dilucidar el valor que las distintas candidaturas le entregan a las ciencias y los conocimientos. Eso será lo que marcará la diferencia con la ultraderecha o la derecha en esta materia.

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