Un plan nacional para un desafío mundial: avanzando hacia la seguridad hídrica

En el marco del Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía y con el objetivo de concientizar sobre la importancia de tomar acción ante un fenómeno que afecta a millones de personas en el mundo –incluido Chile-, cabe recordar que hemos dado un paso importante, elaborando por primera vez el Plan de Adaptación al Cambio Climático para el sector de los Recursos Hídricos en el marco de la Ley Marco de Cambio Climático.

Este Plan ha sido liderado por la Dirección General de Aguas del ministerio de Obras Públicas, con la colaboración de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y el financiamiento del Fondo Verde del Clima. Este instrumento, aprobado por el Comité de Ministras y Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático en noviembre de 2024, y hoy en revisión en la Contraloría General de la República, tiene la finalidad de incrementar la seguridad hídrica en cuatro aspectos: acceso al agua para consumo humano, preservar y conservar ecosistemas, promover actividades productivas sostenibles, junto con generar resiliencia frente a amenazas y eventos climáticos extremos.

Para lograr este desafío, el Plan incluye medidas con acciones y tareas concretas que se implementarán en los próximos cinco años, con un enfoque territorial y colaborativo, y cuyo diseño involucró a 12 organismos de la administración del Estado, reforzando su dimensión intersectorial.

Para el período, el Plan incluye la elaboración de 15 Planes Estratégicos de Recursos Hídricos en Cuenca, de los cuales dos estarán formulados el primer trimestre del 2026. Estos instrumentos de gestión arrojarán una completa radiografía de cada una de esas cuencas, junto con proponer medidas y acciones que los integrantes de las Mesas estratégicas de recursos hídricos deberán priorizar para realizar una gestión integrada del recurso hídrico y avanzar en seguridad hídrica.

El Plan busca también avanzar en el desarrollo de sistemas urbanos y rurales de abastecimiento y saneamiento resilientes, que contemplen soluciones basadas en la naturaleza para garantizar sostenibilidad a largo plazo, así como también para reducir las pérdidas de agua potable en el trayecto a los hogares, que hoy alcanzan un 33%.

En cuanto a la preservación de los ecosistemas, el plan contempla la creación de al menos dos nuevas Normas Secundarias de Calidad de Aguas (NSCA), con el objetivo de proteger ecosistemas acuáticos, así como la restauración de biodiversidad y humedales en una cuenca piloto, contribuyendo así a la resiliencia hídrica y ambiental en los territorios. Hoy en día se aplica NSCA en el río Maipo en la región Metropolitana, río Aconcagua en la región de Valparaíso, río Biobío en la región del Biobío, río Serrano en la región de Magallanes, lago Villarrica en la región de La Araucanía y lago Llanquihue en la región de Los Lagos.

En el ámbito productivo se avanzará en estudios para evaluar el potencial de nuevas fuentes de agua, como proyectos de desalación en las provincias de Choapa, Limarí y Petorca. Paralelamente, se promoverá en el sector privado el Acuerdo de Producción Limpia para implementar prácticas de eficiencia hídrica y reducción en la cadena de producción de sectores productivos y empresas, obteniendo así el Certificado Azul.

La investigación y el monitoreo son ejes fundamentales del Plan. En esta línea, la Dirección General de Aguas ampliará y modernizará la red de monitoreo con al menos 70 estaciones adicionales, que contribuirán a la generación de información clave para la gestión hídrica. También se aplicarán indicadores de seguridad hídrica en doce cuencas, contribuyendo a la toma de decisiones basadas en evidencia. Por otro lado, el Plan recopilará saberes ancestrales y conocimientos locales, con el fin de transferir este conocimiento a comunidades, sectores productivos, servicios sanitarios rurales y grupos vulnerables, fomentando estrategias adaptativas inclusivas y efectivas frente al cambio climático.

El Plan no solo se centra en la gestión técnica del agua, sino también en la justicia social, desarrollo sostenible y la inclusión. Por ejemplo, tendrá continuidad la capacitación de mujeres en Organizaciones de Usuarios de Aguas, fortaleciendo su liderazgo y capacidades técnicas, y promoviendo prácticas sostenibles dentro de sus comunidades.

Los alcances del Plan, alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible al 2030 adoptados por ONU, buscan transformar el agua en una herramienta de progreso y cooperación. Bajo el lema Restaurar la tierra, generar oportunidades del Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía año 2025, es fundamental reconocer y fortalecer el vínculo entre tierra y agua para una gestión resiliente frente al cambio climático. Con colaboración multisectorial, enfoque territorial y acción decidida, podemos convertir este desafío en una oportunidad histórica para avanzar hacia un sistema hídrico más resiliente, justo e inclusivo.