Los autores del crimen del destornillador iban vestidos de negro, con gorra y guantes de látex
La agresora sacó de un vehículo una silla de ruedas para solicitar su uso, aunque es capaz de valerse por sí misma para andar
La víctima del crimen de la Albufereta de Alicante, en el que una mujer mató, presuntamente, a su marido con ayuda de un cómplice, fue citado por su esposa por teléfono para cenar. Una vez llegó al punto de encuentro, en un aparcamiento próximo a un complejo hotelero, le esperaba la persona con la que se acababa de casar hacía apenas quince días acompañada de otro hombre. Ambos vestían de negro, gorra incluida, y usaban guantes de látex, “como si lo tuvieran todo preparado”, han confirmado a EL PAÍS fuentes de la investigación.
El fallecido era el cuarto marido de la presunta homicida, indicaron las mismas fuentes, que especificaron que “los dos primeros siguen vivos y el tercero falleció”, aunque no consta que fuera en circunstancias violentas. Lo que sí sabe es que la víctima del crimen acaecido el lunes tenía antecedentes policiales. Había sido detenido varias veces con anterioridad por delitos que no quisieron precisar. “No parece que la víctima, español, como todos los implicados, nacido en Santander y con domicilio en Santa Pola (Alicante), tuviera propiedades ni pensiones de importancia”, señalan las fuentes consultadas. Por lo que, en principio, queda aparcado el móvil por motivos económicos. Pero se han abierto varias vías de investigación que tratarán de detallar cuál fue la causa del presunto homicidio.
Los hechos tuvieron lugar el pasado lunes, en torno a las 22 horas, en la costa norte de la ciudad de Alicante. Una policía nacional fuera de servicio divisó desde un acantilado cercano lo que parecía una brutal agresión. Un hombre y una mujer atacaban a otra persona con un objeto punzante, al parecer, un destornillador. La agente dio voces y alertó por teléfono a sus compañeros, mientras corría con la intención de frenar la acometida. Al llegar, forcejeó con el varón detenido, de 58 años, y lo redujo hasta que llegaron sus compañeros.
La víctima, de 69 años, yacía en el suelo, con varias heridas en cuello y pecho, ya sin señales de vida. La mujer, de 45 años, fue detenida poco después. “En el lugar de los hechos, [la mujer] sacó de un vehículo una silla de ruedas, para tratar de demostrar que la necesitaba. Pero se valía por sí misma para andar. Está en el calabozo sin ella y sin que parezca necesitarla”, han señalado fuentes de la investigación.
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