“Si yo no me voy a Mali, tú no te vas a casa”
Dantouma K., condenado por acoso familiar, secuestró a la mujer del cónsul para lograr un salvoconducto y huir de España


Cuando recibió un extraño mensaje de su mujer, José Luis López supo que algo no iba bien. “Ven al despacho. Solo. Es urgente”. Intentó comunicarse con ella, pero no respondía. Pasados 45 minutos y después de una breve llamada aún más inquietante en la que ella le suplicó, con voz llorosa, que regresara, el cónsul de Mali en Barcelona llamó al 112. “Creo que mi mujer está retenida”, les explicó.
Dantouma K. se presentó en el consulado el lunes 19 de marzo a las 13.30 horas, al borde del cierre. Quería que le expidieran el laissez passer, un salvoconducto para regresar a Mali. Pero la mujer del cónsul, que trabaja allí como administrativa, le dijo que no podía ser. Un juez les había notificado que prohibía a Dantouma abandonar España tras haber sido sentenciado a seis meses de cárcel por haber quebrantado una condena inicial (a dos meses) por “acoso en el ámbito familiar”.
Dantouma, de 40 años, no aceptó la respuesta. “Si yo no me voy a Mali, tú no te vas a casa”. Empezó así un secuestro que iba a prolongarse cinco horas y que movilizó a grupos especiales de Mossos y de Policía Nacional. El cónsul barajó los peores pronósticos. “No sabíamos si era de Al Qaeda, si iba armado…” Sus sospechas tenían fundamento: dos semanas antes, la policía le había ofrecido protección por la inestabilidad provocada por el terrorismo yihadista en el país africano. Tras discutirlo con la embajada en Madrid, desestimó la ayuda.
El escenario empezó a clarificarse cuando la mujer logró hacer otra breve llamada poco antes de las 16 horas. “No va armado. Es el del laissez passer”, dijo al cónsul, que entonces se ofreció para subir al despacho -una primera planta de la avenida Josep Tarradellas de Barcelona-, y abrir la puerta él mismo. Los Mossos rechazaron el plan por temor a ponerle en riesgo. Y convocaron a un negociador desde la central de Egara. La mujer, mientras tanto, intentaba convencer al secuestrador para que bajaran juntos a comer.
Los alrededores del consulado pronto se vieron rodeados de periodistas y policías. La presencia de estos últimos incomodó a Dantouma, que cerró con llave y “puso unas sillas detrás de la puerta a modo de barricada”. El negociador tomaba nota de las demandas de Dantouma: hablar con el presidente de Mali, disponer de billetes de avión... En ningún momento agredió ni amenazó a la mujer si no accedían a sus peticiones.
Desde la calle, al secuestrador se le veía remover papeles, caminar arriba y abajo, fumar… Al final se vino abajo. Asumió que la situación se le había ido de las manos. “¿Qué vamos a hacer? Tú te vas a casa y yo a la cárcel”, le dijo, resignado, a la mujer. Quiso entregarse al cónsul, que accedió al rellano y le habló en bambara, la lengua local. A Dantouma le hizo gracia ese detalle. “No es normal que un blanco hable bambara”, detalla López. Al rellano le acompañaron dos policías que dijeron que eran "del ayuntamiento". Cuando el hombre abrió la puerta, los agentes arrojaron una granada tipo stunt que le dejó aturdido.
Dantouma fue detenido e ingresó en prisión. Al día siguiente, su mujer se presentó ante el cónsul para pedirle perdón en su nombre. “Dijo que se le había ido la cabeza”, narra López. Dantouma tiene antecedentes por episodios similares: durante un tiempo acosó a la alcaldesa de Rubí, Ana María Martínez, lo que le valió una orden de alejamiento durante dos meses.
Las medidas de seguridad se han reforzado en el consulado de Mali: ahora cierran con llave. La semana pasada, otro compatriota se presentó pidiendo un salvoconducto. Su hoja penal tampoco estaba limpia (por un delito menor), aunque finalmente el juez le autorizó a salir. Por si acaso, antes de hacer la gestión el cónsul le puso sobre aviso con humor: "Si sale que no, no me montes el lío".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
El inversor Soo Kim está en negociaciones para comprar CNN a Warner, según ‘FT’
El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
Polonia se esfuerza por lograr un compromiso de la UE para financiar a Ucrania con dinero ruso: “Es dinero para hoy o sangre para mañana”
Un abismo entre sexos en los cuidados: “Si no tienes más de dos horas libres al día, tienes pobreza del tiempo”
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- Carlos Alcaraz y Ferrero rompen tras siete años: “Llegan tiempos de cambio para los dos”
- Sánchez, contra la Comisión Europea: “Es un error histórico” el paso atrás con los coches de combustión
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano




























































