Es la hora de la siesta, se ruega silencio
El alcalde de Ador, un pueblo de Valencia, dicta un bando para asegurar el descanso de dos a cinco de la tarde

Ador, localidad valenciana de 1.400 habitantes, es zona libre de ruidos y estridencias durante la hora de la sagradasiesta. Su alcalde, Joan Faus, —de Gent d'Ador, una agrupación de electores independientes respaldada por socialistas y Compromís— dictó al inicio del periodo estival un bando para “garantizar el descanso de todos y poder sobrellevar mejor los rigores del verano”. Así, entre las dos y las cinco de la tarde, horas en el que un inclemente sol cae a plomo en este pueblo mediterráneo, se ruega paz y silencio. “No es una imposición, es una recomendación”, matiza Faus, sorprendido por la expectación que ha provocado el bando dentro y fuera de España.
La orden no es nueva, sobre todo en una localidad de raíces agrícolas. “Ador es una zona naranjera y en estas fechas hay mucho trabajo en los huertos. La gente se levanta al alba para trabajar en el campo y a mediodía regresa a casa, huyendo de las altas temperaturas [que ayer rondaban los 36 grados]. Quienes madrugan aprovechan la siesta para descansar y recuperar energías. De ahí, el bando", aclara el regidor, un profesor jubilado de 67 años. Los bares, comercios y hasta la piscina municipal cierran sus puertas a mediodía. No se ve un alma por las calles y el silencio es atronador.
No todo el mundo ha entendido el bando, sobre todo fuera de España, dice preocupado el regidor. “Los ingleses alucinan. Interpretan que no tenemos ganas de trabajar. Y no, en absoluto. No se trata de eso”, defiende la primera autoridad de Ador. El alcalde enumera los beneficios de la tradicional siesta, que tantos fieles tiene en España. Insiste en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera saludable un sueñecito de 20 o 30 minutos en mitad del día. Y lo que valora por encima de todo; preserva a los más mayores y a los pequeños, la población más vulnerable, de los peligrosos golpes de calor. Faus predica con el ejemplo y hace la siesta “cuando puedo”.
Desde que se conoció el bando municipal no da abasto a atender a los medios de comunicación. Le llaman de toda España y del extranjero.
Que seamos el primer pueblo en el que la siesta es sagrada está muy bien, añade Vicent, vecino de Ador
La existencia de un bando municipal que preserva la siesta ha corrido como la pólvora. Ayer atendía a la televisión pública holandesa. “Nos ha llamado la atención porque hemos entendido que el alcalde obliga prácticamente a todos a hacerla. Para los holandeses la siesta es algo misterioso. Hay muchas opiniones pero cuando vives en España, como yo, entiendes el motivo de este parón y es el elevado calor”, reconoce la periodista holandesa Jessica van Spengen.
Entre los vecinos hay pareceres para todos los gustos. Algunos lo consideran una tontería y otros declinan pronunciarse. A A Pep, de 40 años, el bando no le parece mal e incluso le trae recuerdos de infancia. Es la hora del aperitivo y Pep y otros vecinos improvisan una pequeña tertulia mientras toman una cerveza en La Blanca, la pizzería de la plaza del pueblo. “Les contaba hace un momento a mis amigos que, de pequeños, mi hermana y yo nos tirábamos al suelo junto a la puerta a la hora de la siesta para ver por una rendija quién pasaba por la calle. Así dejábamos correr el tiempo”, comenta.
El bando le parece “de puta madre” aunque no tenga hijos y tampoco sea un forofo del típico paréntesis vespertino. “Son horas muertas, en las que hace mucho calor, y para estar por ahí...”, deja en el aire dando su aprobación. Los vecinos mayores son los más firmes defensores de la recomendación municipal y aunque cada vez son más los que no la practican, en Ador todo el mundo respeta la siesta. No hay sanciones por incumplir un bando que no es coercitivo, subraya el alcalde.
“Que seamos el primer pueblo en el que la siesta es sagrada está muy bien”, añade Vicent, que paga el aperitivo y se va a comer. Es la hora del bando y de la siesta.
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