“Todos los del PP se merecerían estar en la cárcel por mentir”

Desde el final de la legislatura pasada el Parlamento gallego tiende a la pendencia. Cada pleno es más bronco que el anterior. La presidenta ha restringido la entrada de público pero las trifulcas continúan en los escaños donde abunda el trazo grueso. Los dirigentes del PP lo atribuyen a la entrada de Alternativa Galega de Esquerdas (AGE) en el hemiciclo y el contagio del BNG hacia posturas más radicales. La oposición, entretanto culpa a la Xunta y a la mayoría del PP de denigrar a la Cámara restringiendo información a los grupos o pervirtiendo los debates.Las preguntas sobre paro, recortes y copagos en servicios sociales las derivan los miembros del Gobierno o del PP hacia Andalucía, Asturias o el siempre socorrido bipartito. Ahí suele empezar el lío.

Ayer AGE y PP volvieron a chocar. La coalición preguntaba por los barcos de Pemex y el dique flotante, dos promesas recurrentes de Feijóo en campaña. El conselleiro de Industria, Francisco Conde, pidió paciencia para ver el resultado de los contratos con la petrolera mexicana y sacó pecho porque el mismo día que la mayoría del PP en el Congreso votaba contra el dique flotante de Ferrol, la Xunta se comprometiese a invertir cinco millones de euros en la infraestructura (cuyo coste ronda los 130 millones de euros). La diputada de AGE Chelo Martínez estalló y dijo que “debería estar penado mentir en el Parlamento” porque sí así fuera “todos los del PP estarían en la cárcel”.

Conde evitó responder pero el portavoz del PP, Pedro Puy, intervino para reclamar que las palabras fuesen retiradas del diario de sesiones puesto que la afirmación “afecta al decoro” de un partido político y dada la especial protección de los diputados para expresarse “sin que conlleve consecuencias penales”. La dirigente de AGE hizo que no oía.

En la misma sesión, el portavoz del PP José Manuel Balseiro y el conselleiro de Medio Ambiente, Agustín Hernández, aprovecharon una supuesta pregunta parlamentaria para masacrar al alcalde socialista de Becerreá. Ambos se turnaron a la hora de culparlo por no aprobar el Plan General. La escena incluyó guiños a vecinos de la localidad lucense sentados en la tribuna.