El ‘efecto Mascarell’
¿No habíamos quedado, en la senda del marxismo, que la Historia no la escriben los líderes, sino las sociedades y las estructuras que las rigen?
Aunque cada vez menos, me gustan las campañas electorales porque en un momento u otro todavía me sorprenden. Sin ir más lejos, nunca pensé que un día escucharía a mi buen amigo Ferran Mascarell decirle a Artur Mas: “President, estàs fent història”. Pues bien, eso ocurrió ayer sobre las 10.15 horas de la mañana, en el transcurso de un desayuno multitudinario convocado por CiU con las gentes de la cultura que tuvo lugar en el fantástico auditorio de la Fundación RBA de la Diagonal.
Entiéndanme, no es que yo me haya olvidado de que Mascarell es consejero de la Generalitat, es decir que cobra del Gobierno presidido por Mas y en consecuencia está obligado a apoyarle. Eso lo comprendo perfectamente: con las cosas de comer no se juega. Yo mismo sería un insensato si me metiera con este diario por muchas razones que tenga, no hace falta que me conmine a ello ningún código de conducta. Lo que en realidad me sorprende es que la afirmación provenga de quien proviene, un historiador que entre 1979 y 1985 dirigió la prestigiosa revista L'Avenç. Porque, vamos a ver, ¿no habíamos quedado, en la senda del marxismo, de la escuela francesa de Les Annales y de la microhistoria de Carlo Ginzburg, a la que la publicación dedicó tanta atención, que la Historia no la escriben los líderes, sino las sociedades y las estructuras que las rigen? Hizo bien Mas en corregir a Mascarell cuando matizó que lo de hacer historia “no hay que personalizarlo”, que él lo único que había hecho era ver “a un pueblo en marcha” y ponerse “corresponsablemente” a caminar en esa dirección. ¿Será Mas el marxista? Sorpresa sobre sorpresa.
Al acabar, dos célebres columnistas del diario que leían mis papás departían larga y amistosamente con Mas, el cual niega, de momento, entrevistas a algunos medios como este mismo. No es que esto me sorprenda. Para nada. Pero no dejo de pensar que a mis progenitores sí les hubiera sorprendido el viraje hacia el independentismo de tan venerable cabecera. Será por el efecto Mascarell. O por la irrefrenable tentación de ponerse a escribir la Historia.
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