Vetusta Morla cierra en Galicia la gira de “Mapas”

Vigo (jueves 18 de octubre, Auditorio de Beiramar, 21.30 horas) y Santiago de Compostela (viernes 19 de octubre, Recinto Feiral de Amio, 20.30 horas) acogen la penúltima estación de la gira de Mapas, el segundo disco de Vetusta Morla. El ciclo se cerrará a finales de mes en Madrid con cuatro conciertos especiales con la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Para el cierre de este capítulo en Galicia, la banda ha preparado un concierto diferente para cada una de las ciudades. En Vigo, las canciones lucirán dos caras: acústica y eléctrica; mientras que en Santiago, donde el grupo estará precedido por Eladio y Los Seres Queridos, se centrarán en exclusiva en su versión eléctrica.

Tras su deslumbrante debut discográfico, Un día en el mundo (2008), Disco de Platino, Mapas salió a la luz en mayo de 2011 y obtuvo el reconocimiento como Disco de Oro. Desde entonces el sexteto madrileño ha estado embarcado en una larga gira con extensiones internacionales que ya les trajo por Galicia en varias ocasiones. En salas y en festivales como Cultura Quente, Vigo Transforma y, este verano pasado, Portamérica. Y siempre, casi invariablemente, con un poder de convocatoria que, en la misma división de la música en castellano, solo alcanzan los catalanes Love of Lesbian. El arrollador éxito de público de ambos grupos ha pulverizado los esquemas de la escena independiente española, acercándolos a la consideración de fenómeno de masas.

Y como cada uno tiene sus señas de identidad, las de Vetusta Morla pasan por confiar en su creatividad, y editar sus trabajos en su propio sello, y hacer emblema de sus directos. La definición de rock de estadio encaja con lo que ocurre en sus conciertos, en aquellos en los que muestran su faceta más energética y épica. Quizá haya que remontarse muchos años atrás para encontrar algo semejante en los archivos del pop español. El sonido es impecable, las letras enigmáticas e intrincadas de Guillermo Galván se hacen karaoke en miles de gargantas acompasadas y, sobre el escenario, en vez de seis parecen una docena.