La estela de Miguel Hernández
Madrid fue, para el poeta, escenario de las grandes vicisitudes de su vida, signada por la pasión y el compromiso político
Pese a ser Madrid cuna o morada de poetas universales que esmaltaron con sus versos la estela capitalina en el Siglo de Oro y en el XIX, a ninguno de ellos alcanzó tanto el gozo, el placer y la penuria en esta ciudad como al oriolano Miguel Hernández, flor de los poetas del siglo XX.
Así se deduce de lo que relata Francisco Esteve Ramírez, catedrático y biógrafo suyo, que acaba de publicar en un libro muy documentado el paso por Madrid de quien fuera conocido como el pastor-poeta. Sus dieciséis viajes madrileños desde diciembre de 1931; su alojamiento en pensiones; su asistencia a tertulias o su quehacer en revistas como Caballo Verde para la Poesía, Cruz y Raya, o en la redacción donde ayudara a Cossío en su tratado de trasunto taurino, todo ello recibe cuidadosa noticia en este libro, que aborda también las amistades que Hernández aquí cosechó.
En su elenco amistoso figuraron desde Vicente Aleixandre, a Ramón Gómez de la Serna, Rafael Alberti o Pablo Neruda, verdadero defensor suyo frente a vates de extracción burguesa que desdeñaban a aquél por la envidiable autenticidad de su persona y su palabra. Hernández intuyó pronto que Madrid sería el retablo central de su vida: aquí pudo combatir los dramas que desde siempre le acecharon –soledad, desdén, prisión y agonía- gracias a un entusiasmo apasionado por poemar, ese arte del indagar creador y sublime hacia el alma de los seres y las cosas que en el poeta alicantino alcanza excelsa cúspide.
Ahora, a 71 años de la muerte en Alicante del vate comunista tras ser encarcelado, sentenciado a muerte y desasistido por sus verdugos en distintas prisiones madrileñas, se ha sabido que una de ellas, precisamente un convento, donde escribiera las Nanas de la cebolla, sería tiempo después y durante décadas el principal depósito central clandestino de propaganda antifranquista... La palabra y el ejemplo de Miguel Hernández parecen haber querido fructificar allí donde el dolor le arrancó el penúltimo aliento de su vida.
El Madrid de Miguel Hernández. Por Francisco Esteve Ramírez. Editorial La Fragua. 253 páginas. 21 euros
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
El juzgado vuelve a rechazar abrir juicio oral a Mónica Oltra en la causa del encubrimiento de los abusos de su expareja
Euromillones: sorteo del viernes 19 de diciembre
Barcelona otorgará la medalla de oro a Anna Balletbó pese al voto en contra de Junts y ERC
Mercadona concede una semana más de vacaciones y una nómina extra a 110.000 empleados a partir de 2026
Lo más visto
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”
- Eduardo Casanova anuncia que tiene VIH: “Hoy rompo este silencio tan doloroso”
- La asociación mayoritaria de guardias civiles no está de acuerdo con la DGT en sustituir los triángulos por la baliza V16




























































