‘Operación Apolo’: historia rocambolesca (con nuevos datos) de un secuestro de ETA
El periodista Sergi Moyano relata con precisión el secuestro del empresario valenciano Luis Suñer en 1981 en el contexto de la Transición política


Cualquier menor de 60 años que lea Operación Apolo concluirá que es un relato fabulado sobre un escenario real: el secuestro del empresario valenciano Luis Suñer, entre enero y abril de 1981, por ETA político-militar y liberado tras abonar su familia 325 millones de pesetas. Pero no hay fabulación. El periodista Sergi Moyano relata con precisión los pormenores, algunos inéditos, del principal secuestro “poli-mili” en el contexto del final de la Transición y de la disolución de la segunda organización terrorista vasca. Un contexto que hace parecer increíble lo que fue cierto.
Moyano, tras una paciente investigación de varios años, ha conocido datos inéditos del secuestro: la identidad del comando ejecutor, la de sus colaboradores en la comunidad valenciana y el local dónde retuvieron a Suñer. Se ha comprometido a mantener el anonimato tras sus testimonios. No ha conseguido conectar con la jefa del comando: una mujer, conocida como Iratxe, de trayectoria alucinante, residente en Estados Unidos.
Ninguno de ellos fue detenido ni juzgado y sus delitos han prescrito. Sólo lo fueron los guardianes del segundo escondite dónde pasó quince días. Pero sus condenas fueron reducidas al resultar indultados por acogerse al programa de reinserción de ETA-pm tras disolverse en septiembre de 1982.
El secuestro de Suñer lo ejecutó ETA-pm pocos meses después de que el ministro del Interior del Gobierno de UCD, Juan José Rosón, iniciara con Mario Onaindia, líder de Euskadiko Ezkerra, vinculada a los “poli-milis”, las negociaciones para disolver la organización terrorista. Ese contexto, que Gaizka Fernández, investigador-jefe del Memorial de Víctimas del Terrorismo, aporta a Moyano, explica lo rocambolesco, visto hoy, del secuestro de Suñer.
Dos abogados, el madrileño Miguel Ortiz-Cañabate, en contacto con la familia Suñer, y el donostiarra, Pedro Ruiz-Balerdi, conectado con la dirección poli-mili, mediaron en la negociación del rescate que, tras tiras y aflojas, alcanzó la cifra histórica de 325 millones. La Guardia Civil conoció la negociación. Uno de sus miembros se incorporó al comité familiar, que dirigía el proceso, así como dos sindicalistas de las empresas de Suñer.
El golpe del 23-F de 1981, producido en pleno secuestro de Suñer, situó a ETA-pm en un dilema. Declaró una tregua pocos días después y liberó a tres cónsules recientemente secuestrados para no contribuir a desestabilizar el país. Pero no lo hizo con Suñer y mintió. Negó el secuestro. Algunos poli-milis preveían su disolución y necesitaban recursos económicos para resistir una espera larga.
Rocambolesco fue también el pago del rescate. Ortiz-Cañabate y Ruiz Balerdi entregaron en tres cheques los 325 millones en el Banco de España y los cambiaron por billetes de 5.000 pesetas, que introdujeron en bolsas ayudados por empleados de la entidad. El Gobierno de UCD lo había autorizado. El jefe de la lucha antiterrorista, Manuel Ballesteros, no pudo impedirlo. Pero detuvo a Ruiz-Balerdi bajo la acusación de colaboración con banda armada. La familia Suñer le defendió como personaje clave en el rescate y la justicia le absolvió.
Fue asimismo rocambolesca la iniciativa de Suñer liberado de entrevistarse con el ministro de Hacienda, Jaime García-Añoveros, para que le desgravaran los 325 millones del rescate. El ministro le contestó que bastante había hecho con mirar para otro lado.
Quince meses después, ETA-pm anunciaba su disolución a cambio de la reinserción de 300 poli-milis, fruto de la negociación de Rosón y Onaindia. Quienes estaban pendientes de juicio fueron absueltos por falta de pruebas. A los encarcelados se les indultó y a los exiliados, la Justicia archivó sus causas. La mayoría del dinero de Suñer sirvió para que los exiliados sobrevivieran durante la larga espera.
La historia increíble que relata Moyano es cierta. Fue posible porque así como el miedo a otra guerra civil posibilitó la Transición, la necesidad de contener el terrorismo brutal de fines de los setenta prolongó el espíritu de la Transición con el pacto de paz por presos del Gobierno de UCD con Euskadiko Ezkerra. ETA-pm se disolvió al precio de que una veintena de sus asesinatos fueran archivados. Pero fue el principio del fin del terrorismo.

Operación Apolo
Libros del K. O., 2025
224 páginas. 22,90 euros
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.