‘Entre rimas y riberas’: Que el soneto nos tome por sorpresa

La obra de Garcilaso fue un manantial para los dramaturgos del Siglo de Oro. El poeta renacentista adaptó a la lengua castellana el soneto italiano, que desempeñó luego un papel crucial en el teatro de Lope, donde esta forma métrica es la llave con la cual los personajes protagonistas abren sus corazones al público. Además, la variedad métrica de las comedias auriseculares tiene su antecedente en la Égloga II, donde Garcilaso combina tercetos, rimas encadenadas y estancias. Por todo ello, el militar poeta del siglo XVI es el eje de Entre Rimas y riberas, espectáculo en el cual sus versos dialogan con los de nueve poetisas uruguayas: desde la pionera Dorila Castell (1845-1930) hasta Ida Vitale, que con sus 101 lúcidos años visitó Madrid hace siete meses.

A través de este ameno recital dramatizado de carácter amoroso y reflexivo, José Luis Verguizas y Aisa Pérez, jóvenes actores españoles, y Juan Antonio Saraví y Roxana Blanco, intérpretes uruguayos de extensa trayectoria, desgranan tópicos poéticos como los de la querida esquiva, el duelo ante la amada muerta, la mujer como jardín florido… Luciano Supervielle, teclista subrayable, y Mateo Ottonello, a la percusión, ponen un tejido musical a los poemas, prologados por un soneto de Jorge Drexler. Esta coproducción de bolsillo, reúne a la Compañía Nacional de Teatro Clásico con la Comedia Nacional uruguaya, que la actriz española exiliada Margarita Xirgu comenzó a dirigir en 1949, dos años después de que se fundara: había en aquel Uruguay un régimen democrático con una impronta social fuerte.

En escena, es palpable, por el contraste de las edades de sus intérpretes, el carácter muy diferente de ambas compañías. La uruguaya, mantiene desde siempre una plantilla de 30 actores fijos, que escogen democráticamente a su director cada tres años. La española, es lugar de paso para sus jóvenes contratados.