El regreso de Chevron, un paliativo para la empobrecida Venezuela
La multinacional pretende producir 200.000 barriles diarios en el corto plazo

Chevron regresa a Venezuela a explotar petróleo, y aunque todavía se desconocen las condiciones de esta nueva licencia del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, expertos consultados dan por descontado que el acuerdo traerá consigo beneficios netos que podrían equilibrar, aunque sea parcialmente, las deficitarias cuentas del fisco nacional en 2025.
Hace pocos días, dos cargueros de la compañía fueron a buscar crudo venezolano para vender en las refinerías de Texas, donde está bien cotizado.
Con el aporte de Chevron, que se espera en unos 200.000 barriles diarios, los expertos calculan que la producción nacional de petróleo se ubicaría en 1,2 millones de barriles en el corto y mediano plazo. Y la economía venezolana, que encaraba la perspectiva de la recesión, podría crecer un 2%.
Sigue siendo un panorama muy modesto para la arruinada Venezuela, alguna vez uno de los gigantes petroleros del mundo, pero es un escenario bastante más amable que el que se estaba insinuando tres o cuatro meses atrás.
Washington busca atender sus necesidades energéticas inmediatas. Mientras, Pat Bondi, fiscal general de Estados Unidos, informaba que elevarían hasta 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca a la captura del presidente venezolano, Nicolás Maduro.
Con enormes esfuerzos, y contrariamente a lo que muchos pronosticaron, Caracas había logrado mantener su volumen diario de producción petrolera, —que hoy promedia un millón de barriles diarios— luego del primer anuncio de la marcha de Chevron, hace tres meses.
El impacto político del fin de aquella licencia expandió el nerviosismo en los actores financieros y limitó el flujo de dólares a la economía, produciendo un sobresalto cambiario que ha agravado la crónica crisis inflacionaria que vive el país. Este año se espera, de nuevo, una inflación de tres dígitos.
El regreso de Chevron se concreta ahora que el Gobierno venezolano está a punto de terminar de pagar la millonaria deuda que tenía acumulada con esta corporación. Algunas versiones informativas preliminares han sugerido que el regreso de la multinacional vendría con limitaciones muy específicas que le impedirían cancelar regalías o hacer pagos en efectivo.
De acuerdo a esta interpretación, Chevron regresaría a su sociedad con PDVSA —operando con las empresas mixtas Petropiar, Petrobocán o Petroindependencia—, y a través de ellas cumpliría con los tributos al Estado, probablemente a través de un pago en especies: bien con crudo adicional que puede ser vendido de forma ulterior, o bien con diluyentes que necesita PDVSA para refinar su petróleo extrapesado (y que en este momento no produce). Lo anterior en el marco de los elásticos contenidos de la Ley Antibloqueo.
“Ni la OFAC, ni la secretaria del Tesoro, ni el Departamento de Estado, en los Estados Unidos, ni el Ministerio de Petróleo, ni PDVSA, ni la vicepresidencia de la república han dicho nada, lo más mínimo, sobre las condiciones de esta nueva licencia para Chevron”, afirma Rafael Quiroz, economista petrolero y profesor de la Universidad Central de Venezuela, quién, sin embargo, da por descontado el pago de regalías de la compañía.
“Es estúpido pensar que Chevron va a venir acá, se va a llevar el petróleo venezolano y no va a pagar nada por eso”, afirmó días atrás Diosdado Cabello, número dos del régimen, intentando zanjar la polémica. “Nosotros no vivimos de Chevron”, agregó, procurando restar importancia a la noticia. “Así como hoy les dieron la licencia, mañana se las quitan. Esa es una transacción comercial como cualquier otra. Este país vive del esfuerzo de los venezolanos”.
Fuentes vinculadas informan que comisiones de ambos países estarían negociando las condiciones. Hay otras compañías internacionales interesadas.
“Pareciera que esta licencia será distinta que la anterior”, afirma Francisco Monaldi, economista especializado en energía y profesor de la Universidad de Rice. Monaldi opina que las actuales circunstancias políticas condicionan la resolución. “La licencia anterior estaba diseñada para pagar la deuda de Venezuela, que ya ha bajado bastante. Esta licencia viene en otras condiciones, con Marco Rubio reacio a tomar el modelo de Joe Biden.”
Monaldi sí considera probable que las condiciones de esta licencia estén enmarcadas en un intercambio no monetario. “Así Venezuela consigue los diluyentes que tiene que buscar en Irán o Rusia. La licencia de Chevron permitiría a Venezuela vender petróleo en Estados Unidos de forma directa, sin descuentos o intermediarios, y tener diluyentes a la mano para refinar su petróleo. Esos excedentes se pueden exportar después a Europa, India o los Estados Unidos.”
Monaldi afirma que, si bien un eventual acuerdo en especies con Chevron tiene ventajas para Venezuela, porque amplía su músculo productivo y capacidad de ventas, dejaría al país sin la existencia de dólares líquidos en efectivo que puedan ser inyectados a la economía, y que en este momento faltan en las arcas nacionales.
Venezuela ha ido recuperando trabajosamente su producción petrolera desde 2021, luego de un histórico derrumbe productivo producido en la década anterior —ocasionado por la corrupción desbordada, el anclaje cambiario, la politización de sus objetivos, y las sanciones internacionales— que ha había colocado la producción nacional en escasos 350.000 barriles diarios.
Desde 2022, bajo el paraguas de la vicepresidenta Delcy Rodríguez, también ministro de Hidrocarburos, PDVSA ha ejecutado una reestructuración gerencial que ha procurado el empoderamiento de cuadros operativos jóvenes. Esto le ha devuelto a la compañía algo de su antiguo dinamismo. El régimen venezolano está promoviendo también la inversión de capitales nacionales.
El promedio productivo de Petróleos de Venezuela terminando el siglo XX era de 2,8 millones de barriles diarios de crudo, con la refinación total de sus derivados. El país necesitaría, de acuerdo a los expertos, una inversión multimillonaria en su parque industrial para poder volver a sus viejos niveles de producción. Un dinero que, en este momento, no está disponible.
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