Muere la arqueóloga brasileña Niède Guidon, que revolucionó las teorías de la llegada de los humanos a América
La científica, fallecida a los 92, localizó en Piauí pinturas rupestres datadas hace 60.000 años, cuestionando los 13.000 años de la tesis entonces vigente


La arqueóloga brasileña Niède Guidon ha sido enterrada este jueves en el jardín de su casa, en São Raimundo Nonato, una ciudad del interior del Estado de Piauí por la que se entra al remoto parque nacional de pinturas rupestres al que dedicó su vida, la Sierra de la Capivara. Las investigaciones que Guidon, fallecida la víspera a los 92 años, realizó durante décadas sobre ese yacimiento prehistórico —uno de los mayores de América— revolucionaron las teorías sobre la llegada del ser humano al continente. La brasileña defendió, en base a las pinturas halladas y catalogadas en la Sierra de la Capivara, que hace 60.000 años o incluso 100.000 años ya había presencia humana en ese punto de formaciones rocosas —a 700 kilómetros tierra adentro—, lo que puso en cuestión la teoría clásica de que el ser humano entró al continente americano hace 13.000 años en un recorrido desde Siberia hasta Alaska a través de una pasarela de hielo que cruzaba el estrecho de Bering.
Guidon nació en 1933 en Jaú, en el interior del Estado de São Paulo, estudio Historia Natural en la Universidad de São Paulo (USP), y se especializó en Arqueología Prehistórica en la Sorbona, en París. Una de sus abuelas era francesa.
El parque nacional de la sierra de la Capivara ocupa unas 130.000 hectáreas en una región especialmente árida de Brasil. Allí, la científica y su equipo localizaron cientos de sitios arqueológicos con pinturas perfectamente visibles. En 1979, fue creado el parque nacional de la Sierra de la Capivara para proteger el yacimiento y en 1991 la Unesco lo reconoció como parte del patrimonio mundial. Guidon se instaló a vivir allí, además de crear diversos proyectos para implicar a la comunidad local en la gestión. Gracias a la construcción de un aeropuerto en São Raimundo Nonato, ya no es tan arduo llegar hasta el parque para disfrutar de las pinturas rupestres que descubrió por una carambola.

Corrían los años sesenta y ella trabajaba en el museo de la Universidad de São Paulo (USP), cuando un visitante de una exposición sobre pinturas rupestres pidió hablar con ella y le hizo un comentario que cambiaría su vida:
-En mi ciudad hay un montón de dibujos como estos.
Hablaba de una sierra rocosa en Piauí, a 2.200 kilómetros al norte de la metrópoli, con escenas bien conservadas de caza, danza, rituales, sexo... Tras décadas de expediciones y pesquisa, Guidon y su equipo concluyeron que toda esa región estaba habitada por grupos de cazadores y recolectores y, después, por ceramistas y agricultores hace por lo menos 60.000 años, muchísimo antes de lo comprobado hasta entonces. Los resultados de sus investigaciones, publicados en 1986 en la revista Nature, fueron recibidos con enorme escepticismo por sus colegas estadounidenses porque cuestionaba el paradigma vigente, llamado Clovis primero. Pero ella siempre defendió que los europeos sí que confiaban en su tesis, dado que contribuían a financiar las pesquisas.
La científica dejó claro que no estaba en una competición para localizar a los primeros seres humanos de América. “Lo que a mí me interesa no es la edad, no estoy buscando los humanos más antiguos de América. Lo que yo quería era estudiar las pinturas rupestres”, explicó en una vieja entrevista citada por Folha de S.Paulo con motivo de su muerte.
Su primer intento de viajar hasta el interior de Piauí en 1963, en un Volkswagen escarabajo, fracasó. Era temporada de lluvias y la precaria carretera estaba impracticable. Tras el golpe militar de 1964, marchó a París, a continuar su formación. De regreso a Brasil en 1973, consiguió viajar por fin hasta aquel recóndito paraje que guardaba un gran tesoro desde la prehistoria y que marcaría su vida profesional y personal.
Durante años formó y dirigió equipos multidisciplinares de científicos brasileños y franceses para investigar, catalogar y preservar aquellos restos.
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