Disrupción del tráfico de marfil y pangolines: punto de inflexión en lucha contra la caza furtiva
Un informe de Wildlife Justice Commission señala que desde la pandemia de covid-19 se ha mantenido una tendencia de disminución en el tráfico de vida silvestre, pero aún quedan varios pasos por delante


La Wildlife Justice Commission (WJC), con sede en La Haya, Holanda, organización no gubernamental en la que tengo el honor de haber sido invitado a participar, ha publicado recientemente un informe revelador que evidencia una tendencia alentadora en la protección de la vida silvestre.
En dos aspectos medulares destaca lo aportado por este informe: la disminución sostenida del tráfico ilegal de marfil y el de escamas de pangolín de África a Asia. En un contexto donde el deterioro seguía una tendencia creciente y que parecía incontenible, este informe destaca cómo la acción internacional ha logrado desarticular poderosas redes delictivas organizadas.
El tráfico ilegal y su impacto ambiental
Por años, el tráfico de vida silvestre se ha mantenido como una amenaza persistente para especies en peligro de extinción. Elefantes, rinocerontes y pangolines han sido víctimas del comercio clandestino. Impulsado principalmente por la demanda asiática de marfil, cuernos de rinoceronte y escamas de pangolín con supuestas propiedades medicinales.
África ha sido el epicentro de esta crisis. Países como Nigeria, Sudáfrica, Tanzania y Uganda han sufrido altos niveles de caza furtiva, mientras que Kenia y Namibia han logrado avances en la protección de especies clave. El tráfico de estos productos era controlado por redes de delincuencia transnacional con acceso a capital financiero, infraestructura y corrupción, elementos que facilitaron el contrabando internacional durante años.
El amplio escenario de la caza furtiva
Sudáfrica, Tanzania y Uganda son particularmente vulnerables a la caza furtiva de rinocerontes, mientras que la caza de pangolines es un problema importante en varios países de África Central y Oriental.
La caza furtiva de elefantes por su marfil es un problema persistente en muchos países africanos, alimentado por la demanda en Asia. Los rinocerontes son blanco de la caza furtiva por sus cuernos, que son valorados en Asia por sus supuestas propiedades medicinales. Los pangolines son el mamífero más traficado del mundo, y son cazados por sus escamas y carne, que son utilizadas en la medicina tradicional china y como alimento en algunos países.
Sudáfrica ha experimentado una disminución en la caza furtiva de rinocerontes, pero aún enfrenta desafíos en la protección de estas especies.
Tanzania se ha visto afectada por la caza furtiva de rinocerontes y marfil, siendo un punto de preocupación para la conservación. Uganda también enfrenta desafíos con la caza furtiva de rinocerontes, en particular el rinoceronte blanco, debido a la demanda de cuernos en Asia. Países como Botsuana, Camerún, República Centroafricana, Congo, Gabón y Zimbabue también han sido identificados como áreas con problemas de caza furtiva de marfil y cuernos de rinoceronte.
Especies afectadas:
· Marfil. La caza furtiva de elefantes por su marfil es un problema persistente en muchos países africanos, alimentado por la demanda en Asia.
· Rinocerontes. Son blanco de la caza furtiva por sus cuernos, que son valorados en Asia por sus supuestas propiedades medicinales.
· Pangolines. Son el mamífero más traficado del mundo, y son cazados por sus escamas y carne, que son utilizadas en la medicina tradicional china y como alimento en algunos países.
Disrupción inesperada
El año 2020 trajo consigo una disrupción inesperada: la pandemia de covid-19. Esto tuvo efectos que, vistos ahora, algunos años después, han sido sorprendentemente alentadores por un hecho: las restricciones de viaje y el cierre de fronteras impactaron drásticamente en el comercio ilegal, reduciendo la capacidad operativa de los traficantes.
En años posteriores, esta tendencia se ha mantenido y hay factores adicionales que están en juego. Más allá de la crisis sanitaria, eficaces esfuerzos policiales específicos han debilitado la estructura de las redes criminales, logrando detenciones clave y disminuyendo la capacidad de exportación desde África, lo que incluye las coordinaciones internacionales entre policías nacionales.
En efecto, el informe de Wildlife Justice Commission identifica varios elementos que han contribuido a la reducción del tráfico, dentro de los que destacan las acciones estratégicas de aplicación de la ley: operaciones policiales dirigidas a traficantes de alto nivel que han golpeado severamente la logística criminal. La presión policial e institucional sostenida ha afectado la confianza y la operatividad de los traficantes.
Retos y recomendaciones para el futuro
Si bien la disrupción del tráfico ofrece un respiro a estas especies en peligro de extinción, aún quedan varios pasos por delante. La WJC recomienda mantener la presión sobre los líderes criminales, fortalecer la inteligencia sobre el tráfico y sugiere algunas medidas clave:
· Identificación y persecución de los financistas y organizadores del contrabando.
· Investigaciones de largo aliento para desmantelar redes de delincuencia organizada.
· Confiscación de activos de los traficantes para debilitar su capacidad operativa.
· Reforzamiento de la cooperación internacional para prevenir el desplazamiento del tráfico a otras regiones.
La disminución del comercio de marfil y escamas de pangolín es la oportunidad para garantizar un futuro en el que la vida silvestre no sea explotada impunemente. La presión estratégica sobre los actores clave y la inversión en medidas de aplicación de la ley, asentadas en la cooperación internacional, pueden marcar la diferencia en la lucha contra la delincuencia transnacional.
Pese a que la batalla está lejos de concluir, un valioso informe como el de WJC demuestra que el cambio es posible. La voluntad política y la cooperación global han sido —y serán— esenciales para consolidar estos avances y asegurar que las especies protegidas no vuelvan a ser blanco de la codicia humana.
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