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Bogotá se convierte en el nuevo epicentro de conciertos de Latinoamérica: “Somos la industria que más felicidad le lleva a la gente”

La capital colombiana experimenta un auge de eventos musicales nunca antes visto, producto de una mayor inversión empresarial. El sector confía en que el alza se mantenga a futuro

Asistentes a un concierto en el Movistar Arena, en Bogotá, Colombia, el 21 de noviembre de 2023.
Diego Stacey

Un concierto tras otro. La agenda musical de Bogotá se ha multiplicado este año como nunca, y cada vez más artistas nacionales e internacionales incluyen a la capital colombiana en sus giras. Durante los próximos cinco meses del 2025 están previstos espectáculos de artistas de la talla de Green Day, Kendrick Lamar, Dua Lipa, Linkin Park, Rauw Alejandro, Shakira y muchos más. Los promotores, los recintos culturales y la Alcaldía se muestran complacidos ante el boom que ha tenido esta industria tras la pandemia y confían en que el auge no sea estacional y el sector se consolide en el futuro para que pueda competir contra otras ciudades como Ciudad de México, Buenos Aires o Río de Janeiro.

La época de prosperidad no ha llegado al azar, según admiten desde el sector público y privado. “Hace unos años no había proveedores de tan buen nivel, ni tampoco había infraestructura para los conciertos. Nos teníamos que adaptar y traer equipo de fuera y acomodarnos a espacios que no estaban hechos para estos eventos”, explica Miguel Santacoloma, portavoz de Páramo Presenta, una de las promotoras más importantes del país. “Ahora, gracias a la terquedad de los empresarios, podemos atender las demandas de grandes conciertos y festivales”, admite.

Para Santacoloma, el punto de inflexión ocurre en 2010 con la primera edición del Festival Estéreo Picnic, la apuesta musical más ambiciosa de la ciudad. “Desde entonces, comenzamos a hablar de un evento que se realizaba anualmente y que se convertía en una parada obligatoria de las giras internacionales”, apunta. La edición más reciente, realizada en marzo, reunió a 170.000 asistentes y generó un impacto económico de más de 150.000 millones de pesos, según las cifras de la Alcaldía. Entre las decenas de artistas que se presentaron, destacan Justin Timberlake y Olivia Rodrigo.

Aunque la pandemia fue un varapalo, el sector pudo sortear la crisis. “Significó un reto muy importante de reinvención y de encontrar la manera de mantenernos vigentes. El gran valor de ese momento fue resaltar la importancia de lo que hacemos para la gente”, señala Luz Ángela Castro, CEO de Ocesa. Esta promotora, de origen mexicano, ganó un gran impulso en 2021, cuando fue adquirida —el 51% de las acciones— por Live Nation, la mayor promotora de conciertos del mundo. “Ha sido un valor agregado, una prueba del potencial de nuestro país y una apuesta por el crecimiento”, celebra Castro.

El Festival Rock Al Parque, en Bogotá, Colombia, el 21 de junio de 2025.

La mala calidad de los recintos era uno de los grandes obstáculos para la industria. Por eso, los empresarios consideraron que su reacondicionamiento era un punto clave para que Bogotá fuera atractiva para los artistas internacionales. El Movistar Arena es un ejemplo de ello. “Tomamos el Coliseo El Campín, que no estaba en condiciones aptas, y lo remodelamos para ofrecer una calidad óptima, tanto a los artistas como a los fanáticos”, asegura Luis Guillermo Quintero, gerente general del recinto.

La arena, que alberga hasta 14.000 personas, prevé cerrar 2025 con 135 eventos públicos, una treintena más que el año anterior. Entre los shows más esperados están los cinco conciertos del barranquillero Beéle y las múltiples fechas de los puertorriqueños Rauw Alejandro y Mora. “Para el próximo año ya tenemos 35 programados”, destaca Quintero.

Al circuito de recintos de la capital se han sumado recientemente el Coliseo MedPlus, otra arena de capacidad similar y fundada en 2022; y el Vive Claro, un nuevo escenario operado por Ocesa, que tendrá capacidad para 40.000 personas, similar a la del Estadio El Campín. La CEO de la compañía resalta: “Este escenario llega para diversificar la oferta de venues para los artistas. Yo viví en carne propia la dificultad que teníamos las promotoras para encontrarle fecha a artistas en tan pocos recintos. Hay muchos que nunca se llegaron a presentar por eso. El plan es ahora enriquecer la oferta”. Allí, están programados para los próximos meses los conciertos de las bandas Linkin Park, Guns N’ Roses y My Chemical Romance.

¿Una burbuja?

El auge parece no tener fin. Las promotoras esperan acabar el año con ventas y cifras de asistencia más altas que el periodo anterior. Aunque los fanáticos parecen no saciarse de tantos conciertos, en paralelo crecen las quejas de cientos de lo que se conoce como una “burbuja de los conciertos”: los precios de las entradas no paran de crecer, las filas digitales para comprar boletas se convierten en un ritual exasperante, y hay voces que ya hablan de una “saturación” del mercado.

Andrés Guasca, director general de MusicTrends Colombia, un medio independiente especializado en conciertos, niega que haya una saturación y, en cambio, señala que es un proceso que han atravesado otros países como México y Argentina: “Colombia está atravesando una transición para consolidar su industria a un ritmo al que antes no estaba acostumbrado y es normal. Los artistas ya no tardan 10 años en regresar, sino solo tres a cinco”.

Para Guasca, hay dos motivos que justifican los altos precios. Primero, indica, los shows en vivo se han convertido en la principal fuente de dinero para los artistas (por encima del streaming) y eso ha hecho que muchos aumenten sus tarifas: “El ejemplo más claro es el de Don Omar. Lleva años negociando su regreso al país, pero siempre se complica porque en varias instancias ha aumentado sus tasas y las promotoras deben pensar en el consumidor final”.

El segundo motivo se reduce a una “experimentación en el mercado”. Guasca lo explica así: “Las grandes empresas están viendo hasta donde estira el mercado y hasta donde está dispuesto el colombiano a pagar por su artista favorito. El riesgo es que pinche esta burbuja y el bolsillo de los fanáticos ya no responda”. Según él, las empresas deben, por el contrario, cultivar su relación con los fans, especialmente en esta etapa de expansión.

El Movistar Arena en Bogotá, Colombia, el 2 de julio de 2023.

La bonanza no se explica sin el sector público. El secretario de Cultura de Bogotá, Santiago Trujillo, reivindica que la ciudad lleva “más de 30 años construyendo políticas públicas y estrategias culturales”, las cuales la han puesto a la cabeza a comparación de ciudades como Medellín o Cali. “Aquí, el sector empresarial tiene una gran seguridad jurídica y un importante acompañamiento logístico, lo que les ha permitido florecer como nunca antes lo habían hecho”, subraya. Para 2023, los últimos datos disponibles, el sector cultural aportó un 5,5% del PIB de la ciudad, por encima incluso de industrias como la construcción.

Los eventos públicos más importantes en la capital son los Festivales Al Parque. La iniciativa comenzó con el Rock Al Parque, que en 2026 cumple 30 años, y se ha extendido a virtualmente todos los géneros: vallenato, hip hop, rap, góspel, jazz, entre otros. “Estos son un sello absolutamente identitario de la cultura bogotana y se han convertido en una de las políticas culturales de mayor perdurabilidad y de mayor reconocimiento en América Latina”, sostiene.

Todas las personas consultadas confían en que el auge no sea estacional, sino que perdure durante varios años más. El secretario de Cultura argumenta que “la música está en el ethos, en el espíritu de la ciudad”. La meta por delante es conseguir posicionar a Colombia en el top tres de países de conciertos en Sudamérica, ahora por detrás de Brasil, Argentina y Chile. La CEO de Ocesa confía en la apuesta de todo el país a la expansión, y resume: “Con el riesgo de parecer exagerada, somos la industria que más felicidad le lleva a la gente”.

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Sobre la firma

Diego Stacey
Periodista de la sección Internacional. Anteriormente trabajó en 'El Tiempo', en Colombia. Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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