El Rey llama al diálogo sin aludir a la crisis política ni a la corrupción
Felipe VI llama al diálogo para una legislatura que requiere de todos

El Rey ha hecho una llamada al entendimiento en su tradicional mensaje de Navidad ante las incertidumbres que proyecta el resultado de las elecciones, aunque sin aludir directamente a la crisis política. En un momento no exento de dificultades, Felipe VI invocó la “pluralidad política expresada por las urnas”, una nueva realidad que trae “sensibilidades, visiones y perspectivas distintas” y que comporta “una forma de ejercer la política basada en el diálogo”. El discurso, que fue grabado en el Palacio Real y no en La Zarzuela, como es habitual, tampoco citó expresamente la crisis catalana ni la corrupción.
El incierto tiempo surgido de las urnas el pasado domingo impregnó el contenido del mensaje de Nochebuena de Felipe VI, el segundo tras su llegada al trono.
Para disipar preocupaciones, propuso apreciar los logros de España, valorar su pluralidad política y diversidad lingüística y reconocerse en todo lo que comparten los españoles sobre el cimiento de la Constitución. España está ante una nueva legislatura que “requiere todos los esfuerzos, todas las energías, todas las voluntades democráticas” de las instituciones españolas “para asegurar y consolidar” la posición alcanzada. Pero también para “adecuar” su progreso político “a la realidad de la sociedad española de hoy”.
Don Felipe quiso transmitir “un mensaje de esperanza en que la reflexión serena, el contraste sincero y leal de las opiniones, y el respeto tanto a la realidad de nuestra historia, como a la íntima comunidad de afectos e intereses entre todos los españoles, alimenten la vigencia de nuestro mejor espíritu constitucional”.
El Rey, apartándose del foco en que se le sitúa ante la desconfianza que levanta la fragmentación política para que los partidos encuentren una salida, situó en el centro de la solución a las Cortes Generales, “como depositarias de la soberanía nacional” en la Monarquía parlamentaria. Como “titulares del poder de decisión sobre las cuestiones que conciernen y afectan al conjunto de españoles”, son la instancia en la que los partidos deben debatir y dialogar para “decidir los asuntos esenciales”, como los que tiene planteados en este momento.
Mudanza al Palacio Real, símbolo de la "grandeza de España"
La grabación del mensaje, que tuvo lugar el martes, se realizó por primera vez fuera de su lugar habitual, el Palacio de La Zarzuela. El lugar escogido fue el Salón del Trono del Palacio Real de Madrid. Es donde la Corona celebra los actos de Estado en los que, según destacó el Rey en su mensaje, “quiere expresar, con la mayor dignidad y solemnidad, la grandeza de España”. La elección estaba carga de intención. En una coyuntura política saturada de interrogantes la Casa del Rey quiso aportar contenidos de proximidad añadidos a las palabras de Felipe VI en una especial caja de resonancia. Mientras que La Zarzuela es un símbolo inaccesible para el pueblo, por ser la residencia del Rey el Palacio Real es el monumento más visitado del Patrimonio Nacional. Un millón de personas ha estado en sus dependencias el último año, lo que lo convierte en uno de los emplazamientos más próximos a los ciudadanos.
Caminar juntos
En sus palabras, el Monarca reclamó dinamismo a las instituciones y concordancia con la sociedad, de forma “que caminen siempre al mismo paso del pueblo español al que sirven y representan”. Pero sin eludir una apelación a la honradez: sensibilidad “con las demandas de rigor, rectitud e integridad que exigen los ciudadanos para la vida pública”.
Fue la única insinuación acerca de la corrupción. Si en el discurso de 2014, la regeneración de la vida política, deteriorada por la eclosión de los escándalos que no han cesado de aflorar, constituyó uno de los principales retos de su alocución, el Rey eludió las menciones explícitas.
En cambio, don Felipe tuvo palabras de una profunda carga social en otro de los polos del mensaje navideño: la inquietud por la situación económica, cuya mejora defendió como “una prioridad para todos”. El Rey recordó el deber de las instituciones con “los ciudadanos, las familias y especialmente los más jóvenes” para que puedan recuperar “la tranquilidad y la estabilidad con las que afrontar el futuro”.
Sanidad y educación
En contraposición a fórmulas fracasadas que están en la memoria reciente de todos, reclamó “un crecimiento económico sostenido” que permita seguir creando empleo (“y empleo digno”, enfatizó) y que “fortalezca los servicios públicos esenciales como la sanidad y la educación, y que permita reducir las desigualdades, acentuadas por la dureza de la crisis económica”.
Felipe VI se refirió a los grandes desafíos que tiene planteados Europa, como la amenaza del terrorismo yihadista y la lucha contra el cambio climático, en los que ha exhortado a España a atender a la necesidad de que “se haga oír en la Unión Europea y en las instituciones internacionales” en la defensa de sus convicciones e intereses. “El mundo de hoy exige naciones fuertes, responsables, unidas, solidarias y leales a sus compromisos con sus socios y aliados y con el conjunto de la comunidad internacional”, afirmó.
Al final del mensaje, el Rey insistió en el imperativo de “seguir caminando con la voluntad de entendimiento y con espíritu de unión”. “Con diálogo y con compromiso, con sentido del deber y con responsabilidad” para mantener el “compromiso ético” de un pueblo que hace décadas “decidió, de una vez por todas, y para siempre darse la mano y no la espalda”.
Como es usual, don Felipe felicitó las fiestas a los españoles en las cuatro lenguas del Estado (castellano, gallego, vasco y catalán).

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