Estados Unidos lanza la ‘Operación River Wall’ para militarizar el Río Grande
A pesar de los mínimos históricos en migración irregular en la frontera sur, el Departamento de Seguridad Nacional intensifica la vigilancia con un centenar de embarcaciones tácticas y equipos especializados


El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) ha anunciado el inicio de la Operación River Wall, una nueva estrategia destinada a reforzar el control del Río Grande, prevenir el ingreso de migrantes, combatir el narcotráfico y otras actividades delictivas en la frontera sur del país.
El anuncio del despliegue llegó con un tuit. “Estamos tomando medidas decisivas para controlar nuestra frontera sur a lo largo del Río Grande. Poseemos los ríos”, escribió la Guardia Costera en su cuenta de X. Cuatro palabras (we own the rivers) que resumen el espíritu de la operación: el río como extensión del muro.
Más de un centenar de embarcaciones tácticas, lanchas de agua poco profunda, guardias armados y equipos de comando patrullan ya los 260 kilómetros del río que separan Texas de México. En los videos difundidos por el DHS, el Río Grande se ha vuelto un escenario militar. Chalecos antibalas. Visores nocturnos. Motores que rugen sobre el agua turbia.
@USCG is taking decisive action to control our southern border along the Rio Grande River. We’ve launched #OperationRiverWall and continue to deploy additional forces to control approximately 260 miles of U.S. border along the Rio Grande River.
— U.S. Coast Guard (@USCG) October 20, 2025
The Rio Grande is a complex… pic.twitter.com/OnkrdYN5d4
El comandante del operativo, Chris Cumberland, describe el objetivo como enfrentar “el tráfico de drogas y otras amenazas que ponen en riesgo la seguridad nacional”. Pero el lenguaje en las publicaciones oficiales es bélico: “amenazas”, “control”, “propiedad del río”.
Paradójicamente, la Operación River Wall llega en un momento de calma casi total en la frontera sur. Los cruces ilegales a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México durante el año fiscal 2025 que concluyó el pasado 30 de septiembre se redujeron drásticamente hasta alcanzar su nivel más bajo desde principios de la década de 1970.
El continuado endurecimiento del control fronterizo no se limita al río. La Administración Trump anunció nuevas sanciones y tarifas para quienes ingresen sin autorización o soliciten residencia temporal (parole) por razones humanitarias. Un video difundido el 15 de octubre por la Embajada de México en Estados Unidos advierte sobre la aplicación de una multa de 5.000 dólares a quienes crucen ilegalmente la frontera. La medida coincide con la entrada en vigor, el 16 de octubre, de una tarifa de 1.000 dólares para beneficiarios del parole humanitario. Entre muchas otras medidas antiinmigratorias implementadas a lo largo de este primer año de la segunda presidencia Trump.
El comunicado oficial de la Guardia Costera precisa que el despliegue comenzó el 9 de octubre y cubre los condados de Cameron e Hidalgo, en el extremo sureste del Estado de Texas, hasta la desembocadura del río. El almirante Kevin E. Lunday, comandante interino, señaló: “La Guardia Costera de Estados Unidos es la mejor del mundo en operaciones tácticas de embarcaciones e interdicción marítima en el mar, nuestras costas y entornos fluviales. Con la Operación River Wall, estamos controlando la frontera sur a lo largo del Río Grande en Texas oriental”.
La operación incluye un refuerzo de embarcaciones, guardias y equipos tácticos, y representa un despliegue histórico de recursos de la Guardia Costera. En el boletín informativo también se detalla que las autoridades trabajarán en coordinación con la Patrulla Fronteriza y el Departamento de Guerra bajo el Comando Norte de Estados Unidos, con el objetivo de disuadir, interceptar y contrarrestar la inmigración irregular, el tráfico de drogas y otras amenazas a la seguridad nacional.
El Río Grande, hasta hace unos años símbolo de tránsito, intercambio y vida compartida entre las comunidades fronterizas, se ha convertido ahora en una frontera líquida y vigilada. La militarización del agua se suma al endurecimiento de las políticas migratorias y refuerza el mensaje de que la frontera estadounidense permanece bajo control absoluto.
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