“¡Dale, dale, dale al ICE!”: piñatas de agentes migratorios se vuelven virales
Una tienda de dulces en Chicago convierte el ingenio festivo mexicano en protesta simbólica contra las políticas migratorias de Estados Unidos


El agente está quieto. Tiene un chaleco antibalas, gafas oscuras y una gorra negra. En el pecho, tres letras que han cobrado gran relevancia bajo el segundo mandato de Donald Trump: ICE. No se trata de un operativo ni de una redada. Es una piñata y está a punto de ser golpeada con fuerza. Sucede en Dulcelandia, una tienda de dulces ubicada en el barrio de Little Village, en Chicago, donde varias figuras de cartón y papel crepé en la vitrina principal del establecimiento se han convertido en símbolo de protesta.
El negocio, conocido por su oferta de dulces y artículos festivos para la comunidad latina, ha encontrado en el ingenio mexicano una forma inesperada de respuesta frente al miedo: piñatas con la imagen de agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
@rabbitearsbear Time for a fiesta!! Just don't get deported by your piñata. 🎉🪅 #ice #fiesta #pinata #papeles
♬ original sound - Rabbit Ears Bear
Al ritmo de un irónico “¡Dale, dale, dale al ICE!”, usuarios de redes sociales celebran estas piñatas como una forma de procesar lo que duele. Porque detrás de cada figura hecha con engrudo (pegamento casero) hay una historia de angustia. Y ante el miedo, la comunidad mexicana en Estados Unidos responde como ha aprendido a hacerlo por siglos: con color, con sátira, con fiesta.
Las imágenes se volvieron virales: los agentes de papel, con tez clara y sonrisas fijas, colocados entre serpentinas, dulces y juguetes. El contraste es brutal porque romper una piñata, en la tradición mexicana, es vencer el mal con los ojos vendados. Pero en el barrio latino de la Ciudad de los Grandes Lagos, nadie cierra los ojos. Todos saben lo que representa.
No es la primera vez que una figura del poder es convertida en papel maché para ser golpeada públicamente. En los últimos años, piñatas con el rostro de Donald Trump han sido despedazadas frente a sus propias torres en ciudades como Chicago, Nueva York o Toronto (hoy The St. Regis). Pero esta vez no se trata de un político, sino de la institución que lleva a cabo las detenciones: ICE, una agencia que se ha convertido en protagonista indeseada de la vida cotidiana en barrios como este, donde se vive en alerta permanente.
@dulcelandia Shoutout to our friend @troytroythewonderboy for doing round 2! #WeWinTogether #biden2020 #dumptrump2020 #pinata #trump
♬ original sound - Dulcelandia
Esa resistencia, aunque festiva, también es profundamente política. La periodista Gabriela Warkentin escribió en una columna publicada en EL PAÍS que México se ha convertido en la piñata eterna de Trump. El reto, decía, es construir una contra narrativa sólida, capaz de hacer frente a la lógica del castigo. Algo similar sucede aquí: estas piñatas son una forma —mínima, artesanal, comunitaria— de responder a un relato que criminaliza a las personas en situación de movilidad.
No todos están de acuerdo. Hay quienes las critican, quienes piensan que no es forma. Que los niños no deberían golpear figuras que simulan ser agentes de migración. Que trivializa un problema serio. No obstante, estas piñatas en forma de agentes del ICE son un recordatorio de que incluso desde una pequeña tienda de dulces, los migrantes siguen inventando formas de resistir.
Más aún cuando las amenazas se intensifican desde las más altas esferas del poder. Trump ordenó al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas que amplíe las detenciones y deportaciones de inmigrantes en ciudades gobernadas por demócratas. En una reciente publicación en su red social, Truth, exigió a los funcionarios migratorios que hagan “todo lo posible” para llevar a cabo “el mayor programa de deportación masiva de la historia”. E insistió en redoblar esfuerzos en ciudades como Nueva York, Los Ángeles y Chicago, donde residen “millones y millones de extranjeros ilegales”.
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