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GUERRA COMERCIAL
Columna
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Trump, la guerra comercial y el pánico extremo

Entre los sectores castigados se encuentra el del café, ya que Estados Unidos es el mayor consumidor del mundo y por ende el mayor mercado de café

Trabajadores transportan cerezas de café cosechadas en Pleiku, Vietnam, en enero de 2023.

La guerra comercial de Donald Trump ha logrado que los analistas más disímiles se pongan de acuerdo, como el think tank conservador Cato Institute y el profesor Jeffrey Sachs, eminente economista de corte más progresista. Ellos y muchos otros coinciden en lo dañino que serán las medidas arancelarias de la Casa Blanca, para Estados Unidos y para el mundo.

La caída de las bolsas y la expectativa de recesión mundial por la guerra comercial entre Estados Unidos y el resto del mundo tienen al planeta entero en pánico. ¡Literalmente! Así lo muestra el índice de volatilidad VIX, también llamado índice del miedo, que mide la volatilidad esperada del mercado de valores estadounidense durante los próximos 30 días. Es calculado por el Chicago Board Options Exchange (CBOE) y se basa en los precios de opciones del índice S&P 500.

El VIX se expresa como un porcentaje anualizado que representa la volatilidad esperada en el mercado durante el próximo mes. Si el VIX está por debajo de 20, la volatilidad estará por debajo del 20% y será baja o moderada. Entre el 20 y el 30, el mercado ve una volatilidad alta; entre 30 y 40 se lee un estrés significativo en el mercado, alta incertidumbre y riesgo. Un índice de 40 o más, es decir, 40% o más de volatilidad, indica crisis financiera o pánico extremo. Al cerrar esta columna, el índice del miedo, VIX, está en 40,88.

En general, lo que hizo el presidente Trump fue cobrarles a los países que le aplican aranceles altos la mitad de lo que estos cobran con una fórmula que desarrolló su Gobierno y a países con aranceles del 20% o menos, les dejó uno general del 10%.

Mientras tanto, cada país está tratando de reaccionar como mejor puede, por lo que vemos por ejemplo que Vietnam le ofreció “arancel cero” a los productos estadounidenses. Sin embargo, Peter Navarro (asesor de comercio de la Casa Blanca, muy cercano a Trump), respondió públicamente que esto no es suficiente, pues “cuando ellos (…) dicen ‘iremos a aranceles cero’, eso no significa nada porque lo que importa es el fraude no arancelario”. Mencionó como ejemplos productos chinos que se envían a través de Vietnam, robo de propiedad intelectual y el impuesto al valor agregado. La conversación entonces no era solo sobre los gravámenes a las importaciones.

Un hombre mira una pantalla que muestra las cifras del mercado de valores, este lunes en Hong Kong, China.

La India, por su parte, está tratando de llegar a un acuerdo, mientras que la Unión Europea está imponiendo aranceles recíprocos y tratando de dialogar, al igual que Canadá. China contraatacó contra Estados Unidos con sus propios aranceles, y Trump anunció retaliaciones a las retaliaciones.

En el mundo del café, al cual me refiero en más detalle por un profundo sesgo personal en el corazón, la volátil situación actual genera nuevas inquietudes, aplicables a otros sectores: de un lado, como país individual, Estados Unidos es el mayor consumidor del mundo y por ende el mayor mercado de café.

En cuanto a productores, Washington castigó a unos significativos: Vietnam (el segundo mayor productor del mundo) quedó con un arancel del 46%, Indonesia (cuarto productor mundial) con el 32% y la India con el 27%; otros países más pequeños en producción quedaron por encima del arancel general, como Ecuador con el 12%, Costa de Marfil con el 21% y Sudáfrica con el 30%.

Con un 10% quedaron, entre otros, Brasil, Colombia, Perú, Honduras, Guatemala, El Salvador, Jamaica, Panamá, República Dominicana, Costa Rica, Etiopía, Tanzania, Uganda y Kenia. La mayor parte de los demás productores está en el arancel más bajo, por lo que en general uno podría decir que el terreno de juego estaría más o menos nivelado entre ellos.

Aunque todo puede cambiar, cabe preguntarse: ¿cuáles serán los efectos sobre el mercado por el desbalance en el tratamiento al segundo y el cuarto productores que suministran unos 40 millones de sacos, con los demás? ¿Qué pasará si llegan a un acuerdo diferente con la Casa Blanca?

Preocupantes ramificaciones de esta guerra comercial para los cafeteros son también —además de la volatilidad en el precio— el posible impacto sobre el consumo de los estadounidenses. El café —en particular el de la especie Arábica— se ha más que duplicado en precio en dos años, de alrededor de 1,70 dólares a finales de marzo de 2023 a unos 3,80 dos años después. El aumento de la taza de café al consumidor, por su parte, si bien no fue del mismo nivel, entre otras razones, por los demás costos asociados a la misma, sí ha sido significativo, con estudios que indican un incremento entre el 14% y el 25% entre el inicio de 2023 y el inicio de 2025. Por contraste, la inflación fue de 4,1% en 2023 y 2,9% en 2024.

Trabajadores cosechan café en una finca de Braganca Paulista, Brasil, el 4 de abril de 2025.

¿Qué impacto tendrán los nuevos aranceles en el precio del café al consumidor? ¿Quién va a pagarlos al final? Mucho me temo que al final del día recaerá sobre los extremos de la cadena: el productor y/o el consumidor. El productor ha tenido un respiro coyuntural durante algunos meses con el aumento de precio debido principalmente a los problemas de producción de Brasil y Vietnam, pero no se está enriqueciendo ni mucho menos. En este momento, podría ser obligado por el resto de la cadena a bajar el precio para mantenerse competitivo y defender el consumo. Pero cuando los precios internacionales de la bolsa bajen de nuevo —y bajarán— el arancel seguirá ahí y el campesino habrá desmejorado su posición en la cadena.

Dejando de lado lo que muchos temen que se va a presentar, que son los fraudes suplantando orígenes…. ¿Cómo se define el origen? ¿Dónde se siembra el café? En el café verde parecería obvio. ¿Y si fue transformado en otro país con un arancel más bajo? ¿Dónde se transforme o donde se sembró? Ya la industria norteamericana se está haciendo estas preguntas.

El Cato Institute identifica como uno de los efectos de los aranceles una cascada de proteccionismo y posible aumento de la corrupción. La incertidumbre y la volatilidad económica y política sí pueden generar aún más incentivos a actuaciones cuestionables en las cadenas de valor.

El consumidor, por su parte, que ya estaría en un escenario de inflación generalizada, pagará aún más por cada taza de café que se toma. ¿Consumirá menos café? ¿Consumirá la misma cantidad, pero granos más baratos? ¿Cuál sería entonces el impacto sobre los cafés especiales, cuya mayor calidad o valores le da un mayor precio al campesino y le cuesta más a quien lo consume al final?

No hay que olvidar que, si los analistas tienen razón, podemos estar ad portas de una posible recesión mundial, que traerá aumentos de precio significativos, disrupción de las cadenas de suministro, empobrecimiento y otros efectos más sobre los que los analistas están advirtiendo ad nauseam.

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