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donald trump
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Capítulo 6: El arte del engaño en la Casa Blanca

El repertorio de Trump para posicionar sus propias verdades es amplio: usa el recurso retórico de la hipérbole, confunde a la audiencia con una cantidad ingente de datos o simplemente miente

Donald Trump
Antoni Gutiérrez-Rubí

En 1987 se publicó El Arte de la Negociación, un libro autobiográfico en el que Donald Trump daba consejos para triunfar en los negocios. El texto fue todo un éxito y se coló en la lista de best sellers de The New York Times, ayudando a su autor a saltar definitivamente a la fama. En uno de los fragmentos más célebres, el hoy presidente señalaba: “Yo juego con las fantasías de la gente [...]. Quieren creer que algo es lo más grande, lo mejor y lo más espectacular. Yo lo llamo hipérbole veraz. Es una forma inocente de exageración y una forma muy efectiva de promoción”.

Trump continúa aplicando al dedillo esa técnica, pero ahora no solo para los negocios, sino también para hacer política. El presidente ha llevado a su máxima expresión lo que advierte Javier del Rey Morató en su libro Comunicación política, Internet y campañas electorales: “la retórica no se basa en la verdad, sino en lo que es verosímil”. Sabe que la realidad existe en la mente humana, y que él puede ser constructor de una verdad paralela si la vende lo suficientemente bien.

El repertorio de Trump para posicionar sus propias verdades es muy amplio. A veces usa el sempiterno recurso retórico de la hipérbole, que consiste en aumentar o disminuir exageradamente un hecho. Otras veces confunde a la audiencia con una cantidad ingente de datos que la abruman. Y en algunos casos, simplemente miente, sin más. Pero lo hace con seguridad y seriedad, la suficiente para generar dudas al ciudadano promedio y mantener la confianza de sus fieles. En su primer periodo se estimó que lanzaba una falsedad cada 5 minutos de discurso y la página de Wikipedia que recopila sus declaraciones engañosas advierte al inicio que el artículo puede ser muy largo para navegar con comodidad.

En un mundo en el que la competencia por la atención es cada vez más feroz, Trump engaña para captar el interés. En un mundo en el que la desconfianza se ha elevado y en el que cada vez hay menos consenso sobre la verdad, Trump engaña para posicionar sus ideas. En un mundo en el que los ciudadanos están cada vez más necesitados de héroes justicieros y reivindicadores, Trump engaña para presentarse como el salvador.

A continuación, presentamos cinco datos y formas que muestran cómo y para qué Trump ha aplicado el arte del engaño en lo que va de su segundo periodo presidencial y antes:

Reprobado en fact-checking

Según la cultura popular, todos los políticos mienten. ¿Pero lo hace Trump más que el resto? Para evaluarlo recurrimos a PolitiFact, una web que se dedica a la verificación de declaraciones controversiales. En ella, Trump sale reprobado. El sitio fue creado en 2007 por el Poynter Institute, una escuela de periodismo e investigación con sede en San Petersburgo, Florida. En 2009 ganaron el premio Pulitzer por su trabajo de verificación en las elecciones presidenciales de 2008. Trump tiene la peor puntuación de los tres presidentes que la web ha evaluado en el tiempo que lleva activa.

Emergencias para aumentar poder

Desde que volvió a la Casa Blanca, una de las estrategias más repetidas de Trump para extender su poder de decisión y justificar sus medidas más controvertidas es declarar estado de emergencia nacional o advertir que la seguridad nacional está en riesgo. De las 171 órdenes ejecutivas firmadas por el presidente hasta el 17 de julio, 1 de cada 5 se ha justificado con estos argumentos. Primero lo hizo para reforzar el control fronterizo, reducir la entrada de inmigrantes ilegales y combatir a los carteles de droga. Posteriormente, también lo aplicó para imponer aranceles a diferentes países y cambiar por completo el comercio mundial.

La ametralladora de falacias

En sus discursos y participaciones en debates electorales, Trump tiende a aplicar una técnica que fue popularizada por el bioquímico Duane Gish, una de las figuras más influyentes del movimiento creacinista. Se trata del Gish gallop, y consiste en arrojar una cantidad ingente de datos, sin importar que sean imprecisos o directamente falsos. El objetivo es abrumar a la audiencia y a los rivales, quienes la mayoría de las veces no son capaces de desmentir todo lo dicho y se quedan sin tiempo para compartir sus propias ideas.

¿Engañar para sorprender?

El presidente aplica la llamada "Teoría del loco" como una herramienta de negociación. Según analistas que creen que detrás de toda su apariencia caótica hay un cierto método y estrategia, lo que hace Trump es engañar para demostrar que es capaz de cualquier cosa y con eso conseguir que sus rivales cedan y le den lo que quiere. Sea o no algo planificado, lo cierto es que sus amenazas, avances y retroceso han dotado a su presidencia de una gran impredecibilidad que perjudica su posición en el mundo. Según el último estudio de Pew Research sobre Estados Unidos y China, la imagen del primero se ha deteriorado en el último año mientras que mejora la de su rival.

El deterioro del discurso político

El incremento de las fake news no es solo culpa de Trump. Sin embargo, su estilo ha contribuido al deterioro del discurso político y ha potenciado la desconfianza en las instituciones y sus líderes. Estados Unidos defendió tradicionalmente la democracia liberal, caracterizada por instituciones fuertes capaces de controlarse entre sí. Las nuevas formas del presidente estadounidense permiten que el proceder de regímenes iliberales, como el de Vladímir Putin, ganen terreno y no se les pueda contrastar tan fácilmente. La democracia es la que sale perdiendo. Ocurre desde el inicio de su primer mandato, cuando su consejera Kellyanne Conway popularizó la expresión “hechos alternativos” para defender la falsedad de que más gente había asistido a la ceremonia de inauguración de Trump que a la de Barack Obama.

Para profundizar sobre el tema

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