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El rechazo a Donald Trump atraviesa Estados Unidos: “¡Decimos no al fascismo!”

Decenas de miles de personas salen a la calle en todo el país en una multitudinaria protesta denominada ‘No Kings’ (Sin reyes), en contra las políticas del presidente y en apoyo a la comunidad migrante

Manifestantes en Filadelfia, Pensilvania, este sábado. Foto: REUTERS | Vídeo: EPV

Como si se desperezara del mal sueño en el que lleva sumergida toda la semana, la ciudad de Los Ángeles se despertó encapotada para, a las nueve y media de la mañana, cuando empezó la gran protesta contra el presidente Donald Trump y sus políticas conservadoras —o fascistas, como se leía en muchos de los carteles de la marcha—, despejarse con un sol brillante de lo más californiano. Este sábado era el día de la gran manifestación No Kings (Sin reyes), que congregó a ciudadanos en más de un millar de ciudades de todo el país. De todas las edades, confesiones (había desde sacerdotes con alzacuellos a mujeres con hiyab), condición física, raza o nacionalidad, millones de personas salieron a las calles de ciudades y pueblos para alzar la voz en defensa de los migrantes y contra las políticas ultraconservadoras del republicano, que precisamente este sábado ha cumplido 79 años y lo ha celebrado con un gran desfile militar en la capital, Washington D.C.

La repulsa al grandilocuente gesto del mandatario, más chocante si cabe en un país con 249 años de historia democrática y ciudadana a sus espaldas, ha sacado a la gente a las calles, desde la propia capital hasta Nueva York, Miami, Chicago, Houston o Los Ángeles, donde la protesta ha sido inmensa. El diario Los Angeles Times habla de unos 30.000 asistentes, pero parecían muchos más los congregados en el Ayuntamiento, el cercano parque Gloria Molina y las calles adyacentes.

La ciudad estaba en el punto de mira este sábado tras las protestas que se vienen sucediendo desde el pasado viernes 6 de junio, cuando cientos de manifestantes empezaron a marchar, día tras día, en el Downtown de la ciudad en respuesta a una gran redada que dejó medio centenar de detenidos. Desde entonces, el pulso de la muy demócrata urbe y del Estado con el Gobierno federal fue a más. Trump envió hasta 2.000 miembros de la Guardia Nacional sin el visto bueno del gobernador ni de la alcaldesa, que impuso un toque de queda nocturno en el centro para evitar altercados.

Sin embargo, este sábado, los disturbios parecían quedar atrás en el Downtown angelino, al menos durante las primeras horas del día. Había marchas en toda la ciudad y en el condado, desde Hollywood a Santa Mónica, pero la del centro fue la principal. Incluso el metro, habitualmente a medio gas en una ciudad aficionada al coche, iba lleno. En la primera hora, responsables de asociaciones civiles y de derechos de los migrantes hablaron de “los verdaderos problemas de la gente común para el acceso a la sanidad y a la educación, de las familias marginadas, cuando esta tierra tiene suficiente para todos”.

Tras los discursos, la marcha. En Los Ángeles fue pacífica, tranquila, con escasa presencia de los cuerpos de la ley, más que en las puertas de los edificios oficiales. No fue hasta pasadas las cuatro de la tarde cuando la policía dio orden de dispersar y lanzó gases lacrimógenos. Pero antes, el ambiente fue de calma. Parejas octogenarias cargando carteles, familias con niños pequeños, pandillas de amigos, grupos de activistas han desfilado por Broadway, el Grand Central Market o Pershing Square con gritos de “¡Decimos no al fascismo!”, “Fuck Trump” (Que te den, Trump), “Chinga la migra” o pidiendo la salida del ICE (el servicio de inmigración) de la ciudad.

Bajo los casi 30ºC del junio angelino, los manifestantes derrocharon su creatividad en carteles, desde los que criticaban al ICE (cuyas siglas se leen igual que ice, hielo, lo que daba lugar a muchos juegos de palabras) hasta los de “Nada de reyes, solo Drag Queens” o los que tachaban a Donald Trump de fascista, violador, ególatra, traidor o convicto, entre otras lindezas. Lily Martínez, de 48 años e hija de inmigrantes mexicanos, portaba uno que decía “Los inmigrantes son el latido de Los Ángeles”. Vestida y maquillada como una catrina, con una bandera estadounidense en su brazo, afirmaba que para ella era fundamental estar aquí. “Soy mexicana y angelina. Esta es mi cultura, mi orgullo, soy mexicana, americana, angelina y los inmigrantes somos el corazón de Los Ángeles”, afirmaba. “Yo soy ciudadana, pero tengo miedo. Porque tengo hijos que salen a la escuela, a su trabajo, ellos son morenos, son latinos, y me los pueden secuestrar. A mi hermana no la deportaron, pero la detuvo el ICE cuando iba a dejar a su hija a la escuela. Gracias a Dios la dejaron ir pero con mucho miedo”.

'No Kings', Los Angeles

En la otra costa, los ojos estaban sobre Washington. Para ignorar el desfile militar y desviar el foco de la capital, la plataforma No Kings excluyó el Distrito de Columbia de las protestas organizadas por todo el país, pero otros grupos convocaron sus propias manifestaciones. La organización Refuse Fascism eligió la plaza de Logan Circle para iniciar una marcha que recorrió parte del centro de la capital y acabó en la Casa Blanca. Cientos de personas participaron en la movilización, que transcurrió tranquilamente hasta que las vallas que protegían el perímetro de la Casa Blanca los detuvo.

Justin Tobey, abogado californiano de 30 años que vive en DC, portaba una pancarta en la que se leía “Fags against fascism” (Gays contra el fascismo). “Soy orgullosamente gay y no conozco a ningún gay que apoye esto”, dijo en referencia al desfile militar. Las amenazas que el presidente hizo ante la previsión de que hubiera protestas el mismo día le animaron a participar. “Trump dijo que si la gente protesta, responderán con fuerza y no quiero capitular ante ese tipo de amenazas, así que aquí estoy”. Después de ver la violencia utilizada para reprimir las protestas de Los Ángeles esta semana, reconoció que tenía “un poco de miedo”. “Pero me sentiría peor si no viniera”, dijo.

Nacido en California, aseguraba que nunca había visto nada parecido al despliegue de la Guardia Nacional y los marines de esta semana, lo que considera “completamente desproporcionado y horrible”. Sobre las recientes redadas en los campos de California contra los trabajadores agrícolas, Tobey dijo: “Veo los vídeos del ICE persiguiendo inmigrantes a través de los campos de fresas que están alrededor de mi ciudad natal. Es realmente aterrador y escandaloso”.

Manifestantes en Washington D.C.

Jess (prefiere no dar su apellido) tiene 19 años y es estudiante de medicina en Maryland. Acudió a la marcha en D.C. “para protestar contra Trump, que está secuestrando a la fuerza e ilegalmente a personas y haciendo desaparecer inmigrantes que pagan impuestos, trabajan para este país y no merecen ser separados de sus familias”. Como los cientos de personas que participaron en la marcha, es muy crítica con el desfile militar organizado por Trump. “Me parece muy inquietante tener militares en Washington, D.C. de esta manera. He vivido en la zona toda mi vida y da miedo. Es autoritario”.

El paralelismo entre el Gobierno de Trump y los regímenes dictatoriales ocupó buena parte de las pancartas que portaban los manifestantes. Imágenes de Trump con bigote hitleriano, con el característico corte de pelo del líder coreano, Kim Jong Un, o dándose un beso en la boca con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se asomaban entre la multitud.

Barbara Taushanoff llegó desde Cleveland, Ohio, para participar en la marcha. A sus 69 años lo vio necesario porque “dejar a Trump en la presidencia es peligroso”. En su opinión es necesario que haya un impeachment (moción de censura) que saque al republicano de la Casa Blanca. El despliegue de la Guardia Nacional en Los Ángeles le pareció un signo del autoritarismo de este Gobierno y criticó la elección de los miembros del Gabinete de Trump, que le parecen incompetentes: “El Gobierno está en venta bajo su mando. Eso también está relacionado con el autoritarismo”.

“Si eres inmigrante y tienes miedo, gente como yo está contigo”

Entre los manifestantes que cruzaron el país había gente furiosa, pero también gente feliz de tomar por fin las calles en un sentimiento de rechazo colectivo despues de cuatro meses de mano dura de Trump. “Me siento muy enojada por lo que está pasando con mis amigos, con los inmigrantes, es horrible”, dice Ida María, de 22 años, residente de Saint Louis pero de visita en Columbia (Misuri). Lleva un cartel con una gran mariposa y la frase “La emigración es natural”, con el que quiere pedir a la gente que sea un poco más humana. “Algunas veces no sé qué debo hacer, pero ir a las protestas es una manera de decir que no me siento bien con esto”.

Asistentes a la protesta en Philadelphia.

Tampoco se siente bien Melissa Cantú, de 31 años, residente de Columbia, de familia mexicana. Junto a su hijo pequeño, levanta un cartel que dice “Tú ves a los migrantes, pero yo veo a mi familia”. “Esto es algo personal, mi hijo lo que ve es una familia. Nací acá, pero para todos soy mexicana” asegura. “Todos tenemos un tío, una mamá, una abuela emigrante. Yo vengo acá por todos ellos”.

Incluso en el sur de Florida, centenares de personas participaron en las protestas en el centro de Miami, en Miami Beach y Fort Lauderdale a pesar de las amenazas de las autoridades estatales para disuadir las marchas. Los manifestantes alzaron pancartas con mensajes como “Cuando la tiranía se convierte en ley, la rebelión es un deber”, “Los estadounidenses no se inclinan ante ningún rey”, “Detengan las detenciones inhumanas y las deportaciones”, mientras coreaban consignas.

“Es muy importante que el país vea que no estamos contentos con lo que está pasando. Tenemos pesos y contra pesos en Estados Unidos, el Poder Ejecutivo está excediéndose y eso no me gusta”, ha dicho Kitty Pierce, una turista de Seattle que se unió a la protesta en el paseo marítimo de Fort Lauderdale.

“Quiero que el mundo sepa que hay gente en Estados Unidos que se opone a la tiranía que Trump quiere imponer”, ha dicho en el centro de Miami un manifestante que se identificó como Javier y que acudió para condenar las detenciones de inmigrantes sin documentos. “Somos un país de inmigrantes, fuimos fundados por inmigrantes. Si eres un inmigrante y no puedes venir (a la protesta) porque tienes miedo, no estás solo, gente como yo está contigo”.

Un manifestante ondea una bandera en Los Ángeles, California.
Con información de Maye Primera y Jesús Jank Curbelo

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