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Series de Televisión
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La serie que da otra mirada a Jane Austen, autora de ‘Orgullo y prejuicio’, a través de sus cartas

‘Miss Austen’, que emite Movistar + coincidiendo con el 250 aniversario del nacimiento de la escritora inglesa, se centra en la hermana que destruyó sus misivas

Jane Austen (Inglaterra, 1775-1817) no se limitó a escribir novelas de éxito, mantuvo además una intensa correspondencia epistolar con su círculo de familiares y amigos. Sin embargo, de las tres mil cartas que firmó apenas se han conservado 160. ¿Qué ocurrió con las restantes? Existen indicios claros de que su hermana Cassandra, a la que estuvo estrechamente unida hasta su muerte, las hizo desaparecer. ¿Qué razones la llevaron a destruirlas, privando a los estudiosos de tan importante material? A esa pregunta pretende responder Miss Austen, la miniserie realizada con participación de la BBC disponible en Movistar + en el año en que se conmemora el 250 aniversario del nacimiento de la escritora.

La Miss Austen del título es, en este caso, Cassandra, a la que vemos, en 1830, empeñada en la búsqueda y recuperación de las cartas que su hermana envió a Eliza, esposa del reverendo Fowle, en cuya casa se presenta inesperadamente cuando este se encuentra en su lecho de muerte. No es la única interesada en obtener la correspondencia de Jane. Su irritante cuñada Mary también quiere hacerse con ella para incorporarla a una biografía de su marido.

La serie, de cuatro capítulos de unos 50 minutos de duración, dirigida por la irlandesa Aisling Walsh, está basada en la novela homónima de Gill Hornby, que figura como guionista junto a su creadora, Andrea Gibb, y pretende reconstruir la vida de la escritora, sus alegrías y frustraciones, sus periodos de melancolía y su enfermedad final, desde la perspectiva de su hermana. Las cartas encontradas en el domicilio de los Fowle son la excusa para dar marcha atrás en el tiempo en un constante ir y venir entre pasado y presente.

Miss Austen se atiene a los datos históricos que se conocen de la vida de la escritora, desde los cambios de residencia a las dificultades económicas de la familia, o los esfuerzos de Jane por ver publicada su obra, pero introduce también muchos episodios de pura ficción. En cuanto a las razones que llevaron a Cassandra, su amorosa hermana mayor (eran las dos únicas chicas entre los ocho hijos del reverendo Austen), a quemar sus cartas, la hipótesis que plantea es que lo hizo para proteger la intimidad de Jane. Las más anodinas serían las únicas supervivientes e irían a parar a manos de Mary. No obstante, nos muestra a Cassandra dando muestras de irritación al leer alguna de las misivas. ¿Fue su relación con Jane tan perfecta y generosa como se nos presenta en la serie, o existían también elementos de fricción? El misterio se mantiene.

Con un competente reparto en el que Keeley Hawes encarna a la Cassandra madura (Synnove Karlsen la interpreta de joven), Patsy Ferran da vida a una creíble Jane, y Jessica Hynes compone una estupenda Mary, la miniserie destaca por su buena ambientación, y por plantear, quizás inadvertidamente, el dilema de a quién pertenece el legado de los personajes famosos, que se disputan a menudo sus familias y los biógrafos, conscientes del interés que tiene para el gran público.

Miss Austen ofrece además un interesante contrapunto a la versión serializada de Orgullo y prejuicio que realizó la BBC en los años noventa y que puede verse también en Movistar+. Resultan curiosas en este sentido las secuencias que incluye de la visita de Cassandra a la mansión señorial de su hermano Edward, que en la vida real se casó con una joven aristócrata que en la serie es retratada como una egoísta y estirada dama dispuesta a dejar constancia permanentemente de la inferioridad social de la familia de su marido. Muy lejos del modelo de Míster Darcy, el excéntrico príncipe azul, de Orgullo y prejuicio. Una y otra serie se pueden ver como un juego de espejos entre la realidad y la ficción del mundo creado por Austen, en el que queda constancia, obviamente, de la superioridad literaria de este último.

Los personajes de la nobleza terrateniente inglesa de finales del siglo XVIII que retrató la novelista, como la imperiosa lady Catherine de Bourgh de Orgullo y Prejuicio o el propio Míster Darcy, han dejado una huella imborrable que se puede rastrear hasta en las divertidas comedias de Oscar Wilde.

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