‘Anatomía de un instante’: la gran novela sobre el 23-F ahora también es la gran serie sobre el golpe
Alberto Rodríguez adapta de manera brillante la obra maestra de Javier Cercas con Álvaro Morte como Suárez y Eduard Fernández en el papel de Carrillo

Cuando el teniente coronel Antonio Tejero entró el 23 de febrero de 1981 en el Congreso de los Diputados y la emprendió a tiros, el niño Álvaro Morte estaba celebrando su sexto cumpleaños. Aquello amargó la fiesta familiar, como la de buena parte del país, sumiendo las casas en otro encierro, conteniendo el aliento y sin que a nadie se le ocurriera salir a la calle antes de clarificar la situación.
“¡Al suelo!”, exclamó el líder de los golpistas —uno de ellos, que fueron varios—, con su tricornio en perfecto equilibrio sobre nuestra vergüenza y su ausencia de sentido del ridículo. Acto seguido, llovieron ráfagas de ametralladora. Todo el mundo le hizo caso. Menos tres temerarios cargados de razones para no plegarse: Santiago Carrillo, secretario general del PCE, el general Manuel Gutiérrez Mellado, entonces vicepresidente del Gobierno, y Adolfo Suárez, el mandatario dimitido pero presente en su escaño. No se tiró, dijo años después, porque no le dio la gana.
El niño Morte no fue consciente quizás entonces de la gravedad de aquello. Pero 44 años más tarde, cuando aquel episodio es ya parte determinante de la Historia de España, estrena Anatomía de un instante. En la serie basada en la obra maestra de Javier Cercas, producida por Movistar Plus + (que la estrenará el jueves 20 de noviembre) y creada, escrita y dirigida por Alberto Rodríguez el actor interpreta a Adolfo Suárez. “Hasta empezar a preparar el papel no fui consciente de lo que se jugó ni de las dificultades que tuvo”, cuenta Morte a este diario.

Suárez es uno de los tres héroes de la traición en que se basa el libro. Tres figuras que cometen la bendita deslealtad de no seguir los principios de los respectivos grupos a que pertenecían en pro de un bien mayor: salvar la democracia.
Gutiérrez Mellado —a quien interpreta Manolo Solo— pasó de alentar el golpe del 36 como militar a intentar democratizar el ejército en la Transición. Carrillo entendió que el dilema de los comunistas entonces no se reducía a defender la bandera republicana o a no aceptar la monarquía, sino que estribaba entre acabar con la dictadura y consolidar la democracia. Para eso, resultaba necesario ceder símbolos que aún hoy varios de los suyos no le perdonan. Y Suárez… “Fue el mayor traidor de los tres”, dice Cercas en conversación con EL PAÍS, una mañana de lunes de noviembre, junto a Rodríguez, “porque facilitó todas las deslealtades posibles en todos los frentes por la democracia”.

Imaginario desatado
Héroes incomprendidos y sin recompensa más allá del desprecio. Un rey bocazas y errático empeñado en deshacerse de Suárez a través casi de cualquier medio, pero frenado por el entorno más próximo aquel día con Sabino Fernández Campos al frente de la Casa Real. Finalmente, acertó. Políticos conspiradores, periodistas abonados al bulo, militares encabronados, terroristas ávidos de sangre…
Y un imaginario desatado que ha dado lugar a una ficción colectiva, afirma Cercas, no siempre acorde con la realidad. Épica, tragedia, riesgo de tiranía, un país que quería despertar hacia la democracia. Anatomía de un instante lo tiene todo. Es una gran historia en sí. “Protagonizada por personajes complejos y llena, además, de emoción”, afirma Alberto Rodríguez.

Difícil fallar cuando trasladas una epopeya de esas dimensiones a imágenes. Pero el cineasta sevillano lo ha convertido en una de las mejores series que se han rodado en España. Eso que tenía dudas. “No me interesaba a priori”, admite. Pero cuando los productores José María Lorenzo y Domingo Corral —antiguo director de contenidos de Movistar Plus +, responsable de la mayoría de los proyectos audiovisuales mejor cuajados de las últimas dos décadas y con quien Rodríguez hizo La peste y varias de sus películas— escucharon sus reservas le pidieron solo una cosa: “Que leyera el libro”, dice el director. Dos días después, aceptó. “Nada más empezar, comenzaron a armarse en mi cabeza esquemas e imágenes”, recuerda. No dudó más y se puso a trabajar los guiones con Rafael Cobos y Fran Araújo.
Tocaba ir a la esencia de una obra que lo contiene casi todo sobre la historia contemporánea de España. A la acción del golpe y al meollo de sus personajes. Según Rodríguez, lo que Cercas logra con Anatomía de un instante es reelaborar lo sabido. Construir otra ficción, mucho más comprensible, basada en el rigor y alejada de las teorías de la conspiración.

En su día, el autor afrontó todos los riesgos y numerosos ataques. Sobre todo por el tratamiento crudo y a la vez lleno de empatía que da a los personajes, pero también por el análisis que hace sobre el papel del rey Juan Carlos. Desde hace algunos años se ha abierto la veda. Pero en 2009, cuando el libro se publicó, el monarca aún gozaba del pacto de silencio mediático que años después desapareció. “Ahora es fácil, hemos pasado de la adulación al escarnio sin término medio. Pero la verdad es que entonces, contar ciertas cosas resultaba mucho más complicado”.
Terremotos
Como, por ejemplo, que el libro apareciera con el apoyo de una portada de El País Semanal en la que se leía la siguiente frase: “Es cierto que el Rey paró el Golpe. Pero es igual de cierto que sus indiscreciones y su deseo de acabar con Suárez lo facilitaron”, titulaba la publicación. Aquello produjo un terremoto. Pero Cercas lo tenía más que atado después de cuatro años de investigación. Hoy, lo vuelve a repetir: “Contamos con una forma legítima de echar a los gobernantes del poder, que son las elecciones, las vías constitucionales. Y hay otras, ilegítimas. Ahí se traspasaron algunas líneas que no se deberían haber traspasado. Y Juan Carlos hizo cosas que no debería haber hecho”.
Se refiere a alentar en diversos círculos políticos y militares el deseo de acabar con Suárez. Eso hizo creer a varios mandos que apoyaría un golpe. Empezando por Alfonso Armada, que había sido su mentor y encabezó una conspiración en la que involucró también a fuerzas políticas que apoyarían un Gobierno de concentración presidido por él.

El juicio probó los hechos y cayeron condenas. Todo se sabe desde hace años, y aún así, prosiguen las teorías de la conspiración: “Pido que el Congreso desclasifique todos los papeles”, exige el escritor hoy. “Así se verá que no queda nada relevante que contar”. Con lo sabido, también las generaciones más jóvenes pueden entender qué pasó. Cuánto costó. “Esta es la historia de nuestra conquista de la democracia”, comenta Cercas. “Muchos decían que era inevitable su consolidación. ¡Y un jamón!”.
Para eso han contado con la implicación total de un reparto extraordinario. Si bien, Rodríguez estaba seguro respecto a la elección de Eduard Fernández para interpretar a Carrillo y Manolo Solo para Gutiérrez Mellado, dudaba respecto a Morte. Eva Leira y Yolanda Serrano, responsables de elegir a los actores, le convencieron de algo que al encargado de encarnar al entonces presidente también le producía vértigo. Una sensación que compartía el director pero que pronto se le pasó: “Para mí, el resultado ha sido algo inesperado. Enseguida entendí, al hacer las pruebas, que su elegancia, esa energía que tiene ahora y su capacidad de ser convincente en todo aportaban muchísimo al espíritu del personaje”. Una tarea magistral de maquillaje por parte de Yolanda Piña y Nacho Díaz hizo el resto en él y en todos los demás intérpretes.
También algún día de rodaje intenso en el Congreso de los Diputados, ese lugar frente al que posan en una mañana de noviembre, ya devueltos a su propio ser. Lo lograron bajo la condición de que si se convocaba un pleno extraordinario —y con la situación política actual, podría ocurrir en cualquier momento— debían desmontar todo en tres horas.
Eduard Fernández no es la primera vez que trabaja con Rodríguez. Protagonizó con él Paesa, el hombre de las mil caras y para esta adaptación le dijo: “Estoy encantado de ayudarte a contar esta historia”. Lo que más le gustó de meterse en la piel de Carrillo fue reivindicarlo como clave en la llegada de la democracia: “Otorgarle ese lugar central y poner en valor su riesgo y la decisión de inmolarse, no sé si conscientemente, por conseguirlo”.

A Manuel Solo le pareció especialmente emocionante resaltar la lealtad que, a pasar del precio a pagar, Gutiérrez Mellado demostró hasta el final por Suárez. “Por un lado paternal, se esmeró en cuidarlo y a la vez, como militar, acataba todas sus órdenes”. Morte ha sido consciente del riesgo que asumía. El empeño en conseguir el papel de Suárez podía ser un regalo envenenado para el protagonista de La casa de papel. ¿Una oportunidad o un marrón? Visto el resultado, su brillante y más que convincente actuación, su orgánica simbiosis con el personaje, se decanta agradecido por lo primero. Una oportunidad bien aprovechada. “Tiene muchísimas capas, muchas caras. Como actor me interesaba realzar a la persona detrás del político”, asegura Morte. Sobre todo, comenta, para que lo entienda la gente más joven: “Un público en el que hemos pensado muchas veces al rodar la serie. Ya otros no tan jóvenes, también —yo, por ejemplo, que tengo 50 años— no recordamos haber estudiado nunca este episodio en el colegio”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
































































