‘El gran guerrero’, la reivindicación nacionalista hawaiana
Jason Momoa y Thomas Pa’a Sibbett reivindican lo propio, la cultura y las relaciones sociales originales, todo lo que existía antes de la colonización estadounidense


Hay una serie de actores que deben una buena parte de sus prolíficas carreras profesionales al tamaño de su pecho torácico. Arnold Schwarzenegger, Dwayne Johnson o Jason Momoa son algunos ejemplos, aunque lo cierto es que al tórax hay que añadirle la aceptación popular, es decir la taquilla, que en una industria como la audiovisual es el baremo casi definitivo de la continuidad en el oficio. También es verdad que no todo el mundo comparte esa fascinación por los músculos. Groucho Marx, por ejemplo, afirmaba: “Nunca voy a ver películas donde el pecho del héroe es mayor que el de la heroína”.
Todo lo anterior viene al caso porque Jason Momoa y Thomas Pa’a Sibbett son los creadores, guionistas, directores y protagonista, el primero de los citados, de la serie El gran guerrero (Apple TV+), cuya trama está situada en el siglo XVIII en el archipiélago de Hawái cuando cada una de sus islas eran reinos independientes que guerreaban entre sí cíclicamente hasta que a principios del siglo XIX se unificaron bajo el reinado de Kamehameha I.
Lo que Momoa y Sibbett proponen y anhelan es la reivindicación de lo propio, de la cultura y las relaciones sociales originales de sus habitantes, todo lo que existía antes de la colonización estadounidense a finales del siglo XIX, un mensaje nacionalista que no esconde las rivalidades ni las torpezas internas. Naturalmente, la lengua que utilizan coherentemente los personajes de la serie es el Ôlelo Hawai’i, el idioma de los nativos que en la actualidad solo hablan una reducida minoría; la torpeza es la de los responsables de los subtítulos en castellano, que con frecuencia se duplican y superponen dificultando su comprensión pero eso, las chapuzas, suponemos, forman también parte de lo nuestro.
Todas las revoluciones, los grandes cambios políticos y sociales son impensables sin la violencia, y la unificación de los reinos hawaianos y la posterior y codiciosa invasión de los Estados Unidos no podían ser menos. Los paisajes impresionantes, algunas secuencias espectaculares que alcanzan el nivel de las superproducciones y una ambientación sencilla y funcional estimulan la verosimilitud de lo narrado y logran que las numerosas peleas justifiquen el título de la serie.
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