Ir al contenido
_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El lento suicidio de Simón Pérez

El hombre que se hizo famoso recomendado hipotecas a tipo fijo mendiga ahora limosna durante horas ante el ordenador, a veces hasta quedarse dormido en directo

Los economistas Silvia Charro y Simón Pérez cuando se hicieron conocidos en YouTube.
Jimina Sabadú

En Vilanova i Geltrú hay un hombre suicidándose a cámara lenta. Se sienta frente al ordenador y mendiga durante horas, a veces hasta quedarse dormido en directo. Todos los días arranca un poco de la dignidad que le queda a cambio de un poco de dinero.

Hay un grupo de gente (y no pocos menores de edad entre ellos) pagando para ver este suicidio. Le animan, le insultan, le ofrecen dinero por humillarse. En las últimas semanas, se ha volcado un cubo de vómito sobre la cabeza. Ha bebido su propia orina. Se ha untado el cuerpo con una lasaña fría, y ha mordido esa misma lasaña cuando ya tenía moho. Todo a cambio de pequeñas cantidades que, en ocasiones, llegan a ser de tres cifras. Este dinero lo emplea en comprar crack, cocaína, ketamina, heroína, bebidas energéticas, y a veces un poco de hachís.

Su novia —con quien popularizó las inversiones a tipo fijo— está en proceso de dejarlo con él, y no está mucho mejor. El público de ambos la insulta constantemente. A él a veces le alaban, pero sólo para que siga divirtiéndoles. Cuando muera (que será pronto), habrá unos responsables directos (los que pagan) pero también una empresa que es la colaboradora necesaria. Se llama Kick, y es una plataforma australiana en la que se promocionan sin pudor los juegos de azar (incumpliendo la legislación vigente en España) al mismo tiempo que se permiten registros de menores de edad.

El canal de esta pareja no es el único; les aseguro que hay unos cuantos canales del estilo, aunque ninguno —que yo sepa— tan extremo. Hay dos hermanos que se han hecho famosos (entre los adolescentes) por pagar a discapacitados, mendigos y trastornados para que la gente se ría. Todo esto mientras se promocionan casinos, ruletas, y todo tipo de juegos online. Y nadie lo prohíbe. Porque el problema de esta indignidad no es solo que haya centenares de sádicos detrás del ordenador. El problema es que hay empresas que ganan dinero con ello y que no prohíben este tipo de contenido.

No hay, en la actualidad, forma de evitar que un adicto se quite la vida en directo, pero debería haberla. “Si no está Silvia el canal va de esto, de meterme hasta que me cierren el canal o hasta que me muera” ha dicho Simón en el último directo —por ahora—. No podemos evitar que alguien tire su vida por el retrete, pero sí que se convierta en un entretenimiento. Para cosas como esta tenemos un Ministerio de Consumo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jimina Sabadú
Columnista en la sección de Televisión. Ha colaborado en 'El Mundo', 'Letras Libres', 'El Confidencial', en programas radiofónicos y ha sido guionista de ficción y entretenimiento. Licenciada en Comunicación Audiovisual, ha ganado los premios Lengua de Trapo y Ateneo de Novela Joven de Sevilla. Su último libro es 'La conquista de Tinder'.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_