El juego de tributar
No somos Finlandia, pero conservamos redes de seguridad que financiamos con nuestros impuestos, esos que a veces salen de premios millonarios. Contra El juego del calamar, seguridad social


Al broche de El juego del calamar, en España se le ha añadido una coda final que viene a rematar, involuntariamente, la alegoría de la serie. Desde hace varios días algunos medios de comunicación han publicado un artículo, casi calcado, en el que explican que, si El juego del calamar se hubiera celebrado en nuestro país, el vencedor del concurso tendría que pagar a Hacienda 12,8 millones de euros de los 28,5 millones de bote total. Acabáramos. Jugarte la vida en un concurso criminal rodeado de personas que van a morir es una cosa, tener que pagarle al fisco el 45% de tu premio es otra.
Estoy esperando a que algún youtuber afincado en Andorra venga a darnos, sin despegarse de su silla, la explicación definitiva: el verdadero villano de una hipotética versión española no sería El Líder que dirige el cotarro, ni los VIPs que disfrutan de la competición, ni siquiera sería el sistema que empuja a gente desesperada a jugarse la vida. El verdadero villano lo conformaría la Administración Pública.
Si algo tiene El juego del calamar –y a demasiados ratos, solo eso– es la metáfora ramplona y gruesa del sistema que critica, y que recalca machaconamente a lo largo de la serie. Se trata de un concurso que podría echar mata en una sociedad tremendamente individualista –y por tanto algo corta de miras, que en la cooperación está la base del éxito de cualquier grupo–. Una en la que muchos de sus participantes tienen enormes deudas con seguros médicos, se han quedado sin trabajo, se encuentran en una situación de desamparo tal que el riesgo de perder su propia vida les parece un daño colateral menor en comparación con la posible victoria. Por eso ha nacido en Corea del Sur, por eso puede tener un remake en Estados Unidos, por eso no se nos habría ocurrido en España. Porque aquí, afortunadamente, por ahora no necesitamos jugarnos la vida para pagar el tratamiento de cáncer de ningún familiar. No somos Finlandia, pero conservamos redes de seguridad que financiamos con nuestros impuestos, esos que a veces salen de premios millonarios. Contra El juego del calamar, seguridad social. Esos youtubers y esos artículos existen, sí, pero aquí el concurso que nos gusta ver es Pasapalabra y sus últimos ganadores han aceptado sin drama alguno la carga impositiva de su recompensa. Por suerte en España, seguimos siendo más del juego de tributar.
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