‘Carême, chef de reyes’ y ‘Lume’, gastronomía y fuego
La excelente serie francesa muestra la irresistible ascensión de un joven cocinero para el que los fogones no sólo eran una de las bellas artes, también la tabla de salvación


Si siempre añoramos los inteligentes análisis de Vázquez Montalbán sobre la actualidad política, en el caso de la serie Carême, chef de reyes lo que se añoran son sus comentarios sobre gastronomía, sobre el buen comer, pues de todos es sabido que, tanto para él como para su alter ego Pepe Carvalho, la cocina era lo más parecido a un templo, pese a que escribiera un enjundioso ensayo de algo más de 300 páginas que tuvo a bien titular Contra los gourmets.
Los ocho episodios de la primera temporada de la excelente serie francesa (Apple TV+) nos muestran la irresistible ascensión de un joven cocinero, Antonin Carême, para el que los fogones no sólo eran una de las bellas artes sino que, en su caso, fueron también la tabla de salvación en unos tiempos complejos, los de la Europa de Napoleón, tiempos en los que figuras históricas como Joseph Fouché, ministro de Interior de Francia, o Charles-Maurice de Talleyrand, ministro de Exteriores, resultaron esenciales, para bien y para mal, en la vida del protagonista.
Naturalmente una serie que aspire a la excelencia no puede desarrollar su trama sin conflictos amorosos, sin eso que definió en su día Cioran como “la unión de dos babas”, es decir, el amor. Y Antonin Carême no estuvo al margen de esos sentimientos tan elementales como necesarios. Y si Fouché fue su cruz y la de su padre con esa malsana obsesión de reprimir a quien se apartara del orden social de los nuevos tiempos, las dos mujeres de su vida le proporcionaron placer y dolor con la misma intensidad. Decididamente nuestro protagonista encontró en la elaboración de sus platos el conveniente equilibrio mental para sobrevivir. Y una recomendación: no vean esta serie con hambre, pues si todas las comparaciones son odiosas, contemplar el arte culinario de Carême con el estómago vacío puede convertirse en una desgracia colateral que añadir a las ya existentes al contemplar cualquier telediario.
Y si lo que se busca es una serie de televisión más vinculada a la actualidad, incluso con un cierto punto premonitorio, vean en Max Lume, una coproducción gallego-portuguesa dirigida por Giselle Llanio y Sergio Graciano, en la que el epicentro de la trama son los incendios forestales, algo que, lamentablemente, será noticia en las próximas semanas, de ahí su carácter premonitorio. Una eficaz historia sobre unos hechos deplorables que se repiten año tras año.
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