Probamos el Samsung Galaxy Z Fold 7, el primer plegable ultradelgado
El último modelo de la marca coreana busca ser a la vez smartphone y tableta gracias a una pantalla externa más ancha y a una reducción significativa en su grosor
Es la séptima generación de plegables de Samsung, que inauguró esta categoría en 2019. Y es también el mayor cambio de diseño que ha llevado a cabo la compañía desde entonces. El Galaxy Z Fold 7 reduce su grosor de manera radical en comparación a la generación precedente y esto se nota al tenerlo en las manos, al manejarlo y al llevarlo en un bolsillo.
Esta no es la única evolución mayor que ha tenido el dispositivo, que también ha ensanchado su pantalla externa. Lo ha hecho de tal forma que el terminal se puede utilizar con una sola mano o con dos, algo para lo que no resultaban tan versátiles las generaciones anteriores. Estos dos factores acercan mucho al Samsung Galaxy Z Fold 7 a un smartphone normal cuando está plegado. Una ventaja clave a la hora de incentivar la adopción del dispositivo.
Más cerca del 2 en 1: tableta y smartphone
Hay que recordar que los smartphones plegables siguen siendo un producto de nicho. La firma analista Counterpoint estimaba que en el primer trimestre del año este tipo de dispositivos representaba solo el 1,5% del total de smartphones vendidos en Europa. Su crecimiento tampoco arrojaba cifras espectaculares, con un 4% de incremento anual.
En cambio, las previsiones tienden a ser más halagüeñas para el sector. Una predicción de Grand View Research calcula un 13,5% de tasa de crecimiento anual hasta 2030, cuando los plegables llegarán a unas ventas de 74.20 millones de dólares anuales. Está por ver si estos números se cumplen, pero uno de los factores que destacaba la compañía analista en favor de estos dispositivos es su versatilidad.
Una versatilidad que se materializa de manera más clara en el Galaxy Z Fold 7. El smartphone ha perdido esa estética de bloque que suelen tener los plegables. Tiene un grosor de 8,9 milímetros plegado, mientras que disminuye a los 4,2 mm al abrirse. En comparación, el canto del Fold 6 mide 12,1 mm plegado y 5,6 mm una vez abierto. La diferencia es notable. Plegado, el grosor es casi el mismo que el del Galaxy S 25 Ultra (8,2 mm), mientras que el peso del dispositivo plegable es incluso menor (son 215 g). Los números no mienten y el nuevo Fold se maneja casi como un smartphone normal si está sin abrir.
No es del todo igual, desde luego. Pero la experiencia se ha acercado. La pantalla externa, de 6,5 pulgadas, permite escribir con una o dos manos de una forma similar a como se escribía en los smartphones cuando las pantallas aún se movían en torno a las 4 o 5 pulgadas. Al contar con un panel más ancho, la visualización del contenido es más cómoda para leer, incluso para ver un vídeo rápido.
Hasta ahora, la pantalla externa podía considerarse como auxiliar. Para muchas tareas era necesario abrir el dispositivo. Algo que ha cambiado con el Galaxy Z Fold 7, que además sigue la tendencia de los móviles con IA, que buscan reducir las interacciones con la pantalla y resolver cada vez más tareas con la voz. El concepto no es nuevo, en realidad. Se remonta a Siri y al Assistant de Google, pero con la IA generativa, los smartphones tienen una nueva oportunidad de convertirse en auténticos asistentes personales.
En este sentido destaca la integración de Gemini Live en el terminal. La IA de Google permite hacer preguntas por voz y obtener respuestas en tiempo real. Es una conversación en toda regla y se puede llevar a cabo con la pantalla apagada. Puedes pedirle a la IA que te diga el tiempo que va a hacer, que te recomiende qué ropa ponerte, si hay tráfico en tu camino o si hay alguna calle cortada.
La pantalla desplegada entra en las tareas donde realmente se necesita más espacio, como ver vídeos, visualizar datos o gráficos, así como leer textos largos. Aquí es donde un plegable tiene ventaja sobre los smartphones y lo mismo ocurre con el Galaxy Z Fold 7, cuya pantalla es un 11% más grande que en la anterior generación. Son 8 pulgadas. Cada vez más cerca de tabletas de pequeño tamaño, aunque con la diferencia del formato.
Como sucede en los plegables, la pantalla interna del Fold 7 es prácticamente cuadrada. El vídeo se ve con una gran definición y nitidez, pero la mayor parte del contenido audiovisual está grabado en formato panorámico. Esto impide aprovechar la totalidad de la pantalla, aunque se puede ampliar la imagen haciendo zoom, de forma que el aumento ocupa todo el espacio. Un truco que no perjudica demasiado a cierto tipo de vídeos, como los de algunos creadores de contenido que hablan a cámara o imágenes grabadas en televisores antiguos, allá por los tiempos anteriores a las pantallas planas.
Desplegado el dispositivo se percibe el trabajo de adelgazamiento de Samsung. Llama la atención lo fino que es al tenerlo en la mano. La pantalla interna también permite usar cómodamente dos aplicaciones a la vez. El sistema operativo One UI 8, basado en Android 16, está adaptado para el Galaxy Z Fold 7, de manera que permite dividir la pantalla, tanto horizontal como verticalmente. Así, se puede leer un documento en la mitad superior y hacerle preguntas a ChatGPT o a Gemini o buscar en Google, en la parte inferior.
El salto de la cámara
La otra gran diferencia con las generaciones anteriores de plegables de Samsung es la cámara, que no había cambiado desde hacía varias generaciones. Esta vez ha incorporado la lente del modelo Galaxy S25 Ultra. Se trata de un sensor de 200 megapíxeles —antes era de 50 megapíxeles— aunque se puede escoger entre esta opción, otra de 50 megapíxeles y otra de 12 megapíxeles. Incluso esta última opción capta con nitidez los colores con la luz del día.
La cámara, arropada por un ultra gran angular de 12 megapíxeles y un teleobjetivo de 10 megapíxeles, se comporta como la de un smartphone de alta gama. Samsung emplea IA para el procesamiento de las imágenes, con el fin de definir contornos y destacar detalles.
La cámara del Galaxy Z Fold 7 se pone a la altura de los smartphones de última generación, una de las reclamaciones que venían haciendo los usuarios desde hacía tiempo. Es cierto que la cámara no es un argumento de ventas para los plegables, pero dado su precio, ¿por qué no tenían los mejores sensores? En este caso ha sido así. Aunque el precio no dejará de ser un obstáculo para muchos. Se vende a partir de 2.109 euros.
En cuanto a su eficiencia, el dispositivo —cuya batería tiene una capacidad de 4.000 mAh— aguanta sin problemas el día entero, al menos con un uso medio, no intensivo y con un consumo de vídeo moderado. Su chip Snapdragon 8 Elite for Galaxy, específicamente diseñado para Samsung, se lleva parte del mérito en este terreno. El terminal se comercializa en versiones de 12 GB de RAM, con 256 GB o 512 GB de almacenamiento, o con 16 GB de RAM y 1 TB de almacenamiento.
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