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OBITUARIO
Tribuna
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Andrés Gallego, en la senda de la teología de la liberación

El sacerdote y teólogo español falleció el pasado 27 de octubre en Lima, Perú, a los 80 años

Juan José Tamayo

Con la asistencia de varios cientos de personas se celebró el 26 de octubre en Lima el aniversario del fallecimiento de Gustavo Gutiérrez, el padre de la teología de la liberación y el “teólogo del Dios liberador”, como le definiera su amigo y compatriota el escritor José María Arguedas. Un día después fallecía a los 80 años en Lima el sacerdote y teólogo español Andrés Gallego, estrecho colaborador de Gustavo durante más de 30 años.

Andrés Gallego nació en Lorca (Murcia, España) en 1945. Estudió filosofía en el Seminario Nacional de Misiones Extranjeras de Burgos, periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y teología en la Universidad de Comillas y en la Facultad de Teología del Centro de Estudios Superiores de la Compañía de Jesús en Belo Horizonte (Brasil).

Llegó a Perú en 1975 como misionero y durante 20 años vivió inmerso en el Sur Andino, donde llevó a cabo una evangelización liberadora y colaboró activamente en la construcción de una Iglesia encarnada en las comunidades indígenas desde la opción por las personas empobrecidas y los colectivos más vulnerables. Dirigió el Instituto de Pastoral Andina y su revista Pastoral Andina.

A mediados de la década de los 90 del siglo pasado inició una nueva etapa en su vida. Se trasladó a Lima. Allí entró a formar parte del equipo teológico del Instituto Bartolomé de Las Casas y del equipo asesor del Centro de Estudios y Publicaciones (CEP). Pronto se incorporó como docente en el Departamento de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Perú (PUCP) dictando cursos en los Estadios Generales de Letras y en las Facultades de Arquitectura y Arte. De 2011 a 2017 dirigió dicho Departamento.

Su docencia y sus cargos directivos no fueron solo actividades académicas, sino que se caracterizaron por ser también guía, inspiración y acompañamiento de muchas búsquedas vitales del alumnado tanto de teología como de otras carreras universitarias. Fue su gran humanidad la que le llevó a ejercer la necesaria tarea humanizadora, tan importante en los procesos educativos de la juventud.

Durante el período que dirigió el Departamento de Teología tuvo lugar el conflicto con el arzobispo de Lima, cardenal Juan Luis Cipriani, miembro del Opus Dei, que pretendía un cambio en los estatutos de la Universidad, una de las más prestigiosas de Perú, para controlar el nombramiento de las autoridades académicas y los bienes de la Universidad, así como limitar la autonomía universitaria. En el conflicto fue fundamental el valiente liderazgo de Andrés Gallego para mantener la autonomía universitaria y la actividad del Departamento de Teología en su orientación liberadora sin el control del arzobispo, que hubiera generado una involución en la docencia teológica en la línea neoconservadora del Opus Dei.

En el terreno de las publicaciones cabe destacar sus colaboraciones en la revista del CEP Páginas, su coautoría en la obra Trabajadores de la Viña. Caminos de vida religiosa (2001) y la edición de los escritos de Gustavo Gutiérrez Textos esenciales. Acordarse de los pobres (2003) y De Medellín a Puebla: Artículos reunidos de Gustavo Gutiérrez (2018).

En medio del dolor por la muerte de Andrés Gallego nos queda su humanidad puesta al servicio de las personas más vulnerables, su opción ético-evangélica por los colectivos empobrecidos, su espiritualidad en el seguimiento de Jesús de Nazaret, su acompañamiento de las comunidades indígenas con las que se identificó, su trabajo teológico en clave de liberación, su vocación misionera y evangelizadora, su docencia humanizadora y su largo caminar por la senda de la teología de la liberación. Es el legado que nos deja para proseguirlo creativamente.

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