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Carlos III de Inglaterra nombra a una mujer arzobispa de Canterbury, el rango más alto en la iglesia anglicana

Sarah Mullaly, que ya era obispa de Londres, será la primera en la historia en ejercer el puesto

Sarah Mullally, este viernes en la Catedral de Canterbury.
Rafa de Miguel

Una mujer se pone al frente de la Iglesia Anglicana de Inglaterra por primera vez en la historia. Sarah Mullally (Woking, 63 años) ya era obispa de Londres, como parte de la nueva hornada de reverendas a las que se permitió ascender en la jerarquía desde 2014. Nunca hasta ahora, sin embargo, había ocupado una de ellos el puesto más elevado en rango de la denominación que puso en marcha Enrique VIII, al separarse de la Iglesia Católica para poder divorciarse de Catalina de Aragón y esposarse con Ana Bolena.

El rey Carlos III, que ha sido quien ha tomado la decisión de nombrarla, es el Gobernador Supremo, la cabeza visible, de la Institución. Pero el arzobispo de Canterbury —ahora la arzobispa— es el primado anglicano en Inglaterra (Escocia, Gales o Irlanda del Norte son iglesias autónomas). Una especie de primus inter pares, cuyo rango y poder son más simbólicos que efectivos. Sus palabras y opiniones son siempre tenidas en cuenta, como líder espiritual de los creyentes anglicanos en todo el mundo.

Mullally trabajó como enfermera en el Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés) antes de ser ordenada. Durante ese tiempo, ha dicho, “tuvo la oportunidad de reflexionar sobre el amor de Dios”. A los 37 años ocupó el puesto político de Jefa de la Oficina de Enfermería del Gobierno en el Departamento de Sanidad de Inglaterra, la persona más joven que había ocupado nunca ese puesto.

El 12 de mayo de 2018, después de una carrera breve pero meteórica en la Iglesia de Inglaterra, en la que fue obispa de Crediton, fue nombrada obispa de Londres y consagrada en la Catedral de San Pablo. De nuevo volvió a ser la primera mujer en ocupar un puesto de ese rango.

“Sé que se trata de una enorme responsabilidad, pero la asumo con una sensación de paz y confianza en Dios, que me guiará como siempre ha hecho”, ha dicho la designada. “En una era que ansía certidumbres y tribalismo, el anglicanismo es capaz de ofrecer algo más silencioso pero más fuerte”, ha añadido.

Como en el resto de sociedades europeas, el número de fieles y de seguidores de la Iglesia Anglicana está en declive. En el censo de 2021, elaborado por la Oficina Nacional de Estadísticas, apenas un 48% de los consultados se definieron como cristianos, y solo un 12% como miembros activos de la Iglesia de Inglaterra.

Sin embargo, al seguir considerada como la religión “oficial” del país, encabezada por el monarca, mantiene una vigencia y una relevancia pública notable.

Aunque el sínodo anglicano, el máximo órgano de debate interno, sigue siendo el escenario de batallas entre una tendencia progresista y otra ordinaria, como se vio recientemente respecto a la inclusión o no en el seno de la iglesia de la comunidad LGTBIQ o la bendición de las parejas del mismo sexo, en los últimos años ha ofrecido al mundo una imagen de aperturismo con el ordenamiento y el papel creciente de las mujeres en su jerarquía.

Mullally sustituirá a Justin Welby, quien presentó su dimisión en noviembre de 2024 después de las múltiples acusaciones en su contra de muchos prelados por ocultar un escándalo de abusos físicos y sexuales a menores de dimensiones históricas.

Welby estaba a dos años de alcanzar su jubilación. Desde que fue proclamado arzobispo de Canterbury en 2012 había sido una figura muy relevante en el debate público, con posiciones progresistas que le llevaron al enfrentamiento con los gobiernos conservadores y con parte de los obispos. Fue una de las voces más críticas contra el intento de deportar a Ruanda a los inmigrantes irregulares. Su presencia fue clave durante el funeral de Isabel II o durante la coronación de Carlos III.

Durante todo este tiempo, a la espera de la decisión del monarca, el puesto de Welby fue ocupado de manera interina por Stephen Cottrell, el arzobispo de York. Aunque fue uno de los que votaron a favor del cese del anterior primado, ha acabado siendo investigado también por su dudosa gestión de otro caso de abusos en el seno de la Iglesia de Inglaterra.

Aunque la designación de Mullally por el rey debe ser aprobada por una mayoría de dos tercios por la Comisión Real de Nombramientos, nada parece indicar que tenga obstáculos en su camino, porque ha sido el Gobierno de Starmer el que realmente ha decidido el nombramiento, que el monarca ha ratificado. Todo señala a que será consagrada como nueva obispa de Canterbury el próximo enero, en una ceremonia de entronización en la que rendirá homenaje al monarca.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.
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