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‘Votemos’, un edificio en pie de guerra ante un nuevo vecino con problemas de salud mental

Una película revisa tabúes y prejuicios que afectan al día a día de miles de personas

Santiago Requejo, director de la película 'Votemos', junto al actor Raúl Fernández de Pablo en el Cine Paz de Madrid.Foto: Claudio Álvarez
Sara Castro

Una mujer madrileña con esquizofrenia paranoide y una vida normal gracias al tratamiento que recibe a diario decide dar el paso de dejar su residencia para alquilar un piso. Paga la fianza al propietario con antelación, como ambos habían acordado, pero horas antes de entrar en su nuevo hogar le dice que finalmente no la acepta como inquilina. El motivo, la presión del vecindario tras enterarse de su diagnóstico. Así le contó esta historia en 2020 al guionista Santiago Requejo un psiquiatra amigo suyo, indignado por el trato a su paciente. “Me pareció tremendo, pero cuando llegué a casa pensé que quizá a mí tampoco me gustaría vivir con una persona con problemas de salud mental. Me consideraba tolerante, aunque está claro que no lo era”, admite. Decidió deconstruirse, analizar sus prejuicios y acercarse a esta realidad. Así nació el cortometraje Votamos.

El proyecto salió a la luz en 2021, ganó más de 100 de premios, recibió una nominación en los Goya y encontró un hueco en el listado preliminar de finalistas de los Oscar. Además, una posterior obra de teatro adaptada del cortometraje fue catalogada Bien de Interés Cultural en Argentina. Un reguero de éxitos de un elenco altruista consiguió que Requejo, aún abrumado, vaya a llevar su proyecto a la gran pantalla. El 12 de junio Votemos llega a los cines.

“Un spoiler, en el corto la votación no se producía, ahora conoceremos el veredicto de los vecinos”, revela el guionista y director durante la gira española de preestrenos. Donde acababa el cortometraje, la película comienza. “Trata la salud mental, pero todo va más allá”, insiste.

Lo que empieza como una junta ordinaria de vecinos para votar un cambio de ascensor, se convierte en un abrupto debate sobre los límites de la convivencia, cuando un nuevo inquilino con problemas de salud mental parece instalarse en la comunidad. “Todos nos consideramos tolerantes hasta que nos enfrentamos a un dilema personal”, cuenta el director antes de invitar al espectador a acudir al cine para asomarse al espejo y reflexionar sobre su propia empatía ante una situación que va en aumento.

El auge de los problemas de salud mental que atraviesa España desde la crisis sanitaria de la covid se refleja en el mercado de trabajo: desde 2020, las bajas laborales por este motivo han crecido un 72%, hasta las 643.681 en 2024, según datos del Instituto Nacional de la Seguridad Social.

Entre drama y comedia, humor e ironía, para tomar distancia y coger oxígeno, el objetivo de Requejo es abordar con el mayor rigor posible los estigmas y tabúes que rodean a los ciudadanos en esta situación. Una de cada cuatro personas recibe un diagnóstico de este tipo a lo largo de su vida, según la Organización Mundial de la Salud, el 25% de la población mundial.

El director y guionista Santiago Requejo este martes en Madrid.

Los profesionales de la Fundación Hospitalarias, que tratan a estos pacientes, ayudaron a Requejo y a su elenco antes del rodaje. Las personas a las que esta entidad asiste reciben un triple golpe. La dificultad para acceder al mundo laboral y, en consecuencia, la falta de poder adquisitivo. Cuando por fin superan estas barreras, viven una odisea para emanciparse.

“La percepción ha cambiado mucho gracias a personas conocidas, como la gimnasta Simon Biles, que han visibilizado sus diagnósticos, pero todavía queda un largo camino por recorrer”, cuenta el guionista, interesado en crear películas cotidianas y cercanas al espectador.

El filme también visibiliza la retahíla de etiquetas sociales impuestas a las que nadie es inmune. “Muestra las miserias de una sociedad encerrada en sí misma”, expresa Requejo. Es difícil no empatizar y conectar con el posible nuevo inquilino, pero también cuesta no verse reflejado en ciertos momentos con alguno de los personajes que participan en la reunión vecinal, muy distintos entre ellos.

Durante los 90 minutos de contenido audiovisual ningún actor desaparece de la escena: es un salón en pie de guerra. La continuidad emocional se mantiene intacta en toda la narrativa. El elenco está formado por Raúl Fernández de Pablo, Clara Lago, Tito Valverde, Gonzalo de Castro, Neus Sanz, Christian Checa y Charo Reina. La película cuenta con el apoyo de la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Cultura.

Los actores Tito Valverde, Clara Lago, Gonzalo de Castro, Neus Sanz, Cristian Checa y Charo Reina en el rodaje de 'Votemos'.

El mejor regalo que tuvo Requejo cuando estrenó el cortometraje fue el cariño del público: “Hubo muchas personas que se acercaron a contarme que tenían un problema de salud mental, pero que lo llevaban en secreto o que utilizaron el proyecto para decirle a su círculo más cercano que habían sido diagnosticados”.

No parece que la acogida de Votemos vaya a ser diferente. Durante la emisión del preestreno el público estalla en risas una y otra vez, sin dejar de emocionarse por la dureza de la situación representada. “Estoy contento y aliviado por la reacción de los invitados”, confiesa Requejo ante unas gradas repletas de pacientes con problemas de salud mental que agradecen al reparto su sensibilidad a la hora de abordar el tema. La película abarca un sector de la sociedad amplio, pero muy olvidado.

“No soy esquizofrénica, tengo esquizofrenia”

“Yo nunca he sufrido discriminación en la vivienda porque soy hija de los propietarios, pero sí he visto cómo una pareja con una situación similar a la mía tuvo que abandonar el edificio”, se anima a confesar una espectadora con trastorno esquizoafectivo. “Nos miran como bichos raros”, señala otra mujer con depresiones recurrentes y trastorno de la personalidad.

“No soy esquizofrénica, tengo esquizofrenia”, es una de las frases de la película con la que varios asistentes se sienten identificados porque la enfermedad no los define. “Las primeras veces que salgo con amigos nuevos no les cuento que vivo en una residencia y tomo pastillas, digo que estoy en casa de mi tía. Necesito coger confianza para poder expresarlo”, revela una joven tras felicitar al actor Fernández de Pablo.

Emocionado, el intérprete reconoce que para él este proyecto es un reto profesional y personal: “Me he visto cara a cara con mis propios prejuicios. Pude identificar las veces que yo he estigmatizado y etiquetado. Me ha enseñado a afrontar estas situaciones desde otra perspectiva”.

El coordinador técnico de la Red Pública de Atención Social a personas con enfermedad mental grave y duradera de la Consejería de Asuntos Sociales en la Comunidad de Madrid, Abelardo Rodríguez, recalca del filme “la valentía, inteligencia y sentido del humor para abordar el rechazo” con el que lidia desde hace dos décadas en su sector.

Recuerda cómo no hace tanto tiempo tenía que convencer a los propietarios para abrir centros de salud mental cerca de sus viviendas. “Me decían que se habían comprado un piso por 200.000 euros y que si inaugurábamos un proyecto en el barrio, tendrían que venderlo por menos”, cuenta.

En una ocasión, los padres de una escuela infantil se manifestaron en contra de una de sus iniciativas. “Ahora están encantados de que las personas de nuestro centro cuiden el patio”, expresa.

De izquierda a derecha y de atrás hacia delante: Abelardo Rodríguez, coordinador de la Red de Atención Social a personas con enfermedad mental en Madrid, Ana Carolina Martínez, coordinadora del Centro de Rehabilitación Psicosocial de Fundación Hospitalarias, Raúl Fernández de Pablo, actor, José Luis Arroyo, gerente técnico de Fundación Hospitalarias y Santiago Requejo, director de cine en el Cine Paz en Madrid.

La coordinadora de los centros de rehabilitación psicosocial y laboral de la Fundación Hospitalarias, Ana Carolina Martínez, valora el cuidado del guion en la película. “El lenguaje es fundamental, determina la forma en la que pensamos las cosas”, recalca tras aclarar que las personas con problemas de salud mental no son potencialmente peligrosas.

Cree que el filme va a contribuir a conseguir una sociedad más justa y compasiva, algo necesario “porque nadie se recupera solo”. Insiste en que se precisan más recursos para lograr una vida autónoma, digna e integrada. Fernández de Pablo después del rodaje coincide con ella: “La película es una pedazo de terapia para todo un país”.

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Sobre la firma

Sara Castro
Escribe en la sección de Sociedad tras pasar por la redacción de elDiario.es y la web de Informativos Telecinco. Cursó el máster de Periodismo UAM – EL PAÍS.
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