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Hospitalizado muy grave por rabia un turista español que contrajo la enfermedad en Etiopía

El hombre fue mordido por un perro en el país en julio de 2024, pero tras lavarse la herida no consideró necesario pedir asistencia médica. La incubación del virus puede durar hasta un año

Virus de la rabia en un tejido.
Oriol Güell

Un hombre permanece hospitalizado por rabia en estado muy grave en un hospital de la Comunidad Valenciana tras contraer el virus de la enfermedad durante un viaje de turismo a Etiopía en julio del año pasado, según han confirmado a EL PAÍS fuentes sanitarias.

“El paciente, que presenta una evolución desfavorable, ha referido ahora que sufrió una mordedura de perro en la pierna derecha durante el viaje. Tras limpiarse la zona afectada tuvo buena evolución, por lo que entonces no consideró conveniente la consulta con los servicios sanitarios al regresar del viaje”, explican estas fuentes.

Aunque lo habitual es desarrollar la enfermedad unas tres semanas después de contraer el virus, el periodo de incubación de la rabia puede ser mucho más largo y, como en este caso, prolongarse varios meses e incluso un año. La razón es que cuando entra en el organismo, el patógeno empieza a extenderse por las células del sistema nervioso hasta llegar al cerebro, donde se multiplica exponencialmente y los síntomas empiezan a manifestarse. Este proceso puede ser durar más o menos por varios factores, entre ellos el lugar de la mordedura.

Los síntomas de la rabia son fiebre, cambios en el estado de ánimo, náuseas, hidrofobia (intolerancia al agua), fotofobia (a la luz), babeo y convulsiones, entre otros. A partir de su inicio, la enfermedad es mortal en casi el 100% de los casos, según toda la literatura científica y los expertos consultados.

Aunque tiene muy mal pronóstico tras el desarrollo de los síntomas, la rabia es prevenible si el paciente inicia el tratamiento postexposición poco después de sufrir la mordeduras de animales como perros, gatos y murciélagos sospechosos de ser portadores del virus. La terapia consiste en una dosis de inmunoglobulina antirrábica y cuatro dosis de la vacuna. La inmunoglobulina da una protección inmediata, mientras que la vacuna ayuda al sistema inmunitario a combatir el virus. Con la acción conjunta, es posible detener el avance infección antes de que alcance el cerebro.

La Comunidad Valenciana notificó el caso sospechoso al Ministerio de Sanidad el 26 de mayo. Las muestras enviadas al Centro Nacional de Microbiología dieron resultado positivo para virus de la rabia el día 30, según las mismas fuentes.

Tanto el hombre como su mujer, que es el único contacto de riesgo en España y se encuentra bien, han recibido ahora la vacuna antirrábica y la dosis de inmunoglobulina. Según los servicios sanitarios de la Comunidad Valenciana, “el paciente evoluciona desfavorablemente y permanece ingresado”.

Según la literatura científica, solo han logrado superar la rabia una vez iniciados los síntomas un pequeño número de personas —entre siete y una quincena, según las fuentes— con el llamado “protocolo de Milwaukee”, que prevé la inducción del coma y la administración de medicamentos antivirales. El caso más conocido es el de Jeanna Giese, una adolescente estadounidense que sobrevivió en 2004 sin haber recibido la vacuna antirrábica. Este protocolo, sin embargo, fracasa en la gran mayoría de pacientes.

La última muerte por rabia ocurrida en España fue en 2019 en Bizkaia. En ese caso se trató de un hombre de origen marroquí que había sido mordido por un gato durante un viaje a su país, donde esta enfermedad es endémica. Anteriormente, en 2014, una mujer también de origen marroquí murió en Madrid tras haber contraído igualmente la enfermedad en su país.

La rabia causa unas 60.000 muertes al año en el mundo, casi todas en países en desarrollo. El último brote autóctono en España se produjo en Málaga en 1975 y causó la muerte de dos personas. Fue tras las campañas masivas de vacunación a perros y gatos de los años sesenta y setenta, el último golpe de la enfermedad en España.

España peninsular y las islas tienen el estatus de “libre de rabia” de la Organización Mundial de Sanidad Animal desde 1978. Desde entonces, además de los dos pacientes fallecidos tras contraer el virus en Marruecos, las únicas detecciones del patógeno han sido en perros callejeros en Melilla que cruzan la frontera con ese país. En 2018, dos personas tuvieron que recibir el tratamiento antiirrábico tras ser mordidas en Huelva y Valladolid por sendos murciélagos que los análisis posteriores confirmaron que también eran portadores del virus.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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