El PP rechaza en la UE medidas que avalen la independencia periodística

Una abrumadora mayoría de europarlamentarios aprobó ayer una resolución que pide a los Gobiernos de la UE medidas para asegurar que los periodistas puedan desarrollar su trabajo en libertad y sin cortapisas. El informe obtuvo el respaldo de 539 diputados —incluidos 178 del PP— y tan solo 78 abstenciones y 70 noes. Pero entre los críticos destacó un grupo monolítico: los miembros del PP español, que prácticamente en bloque rechazaron el texto. Solo tres de sus miembros lo apoyaron, mientras que una se abstuvo.

“Pese a sonar muy bonito y respaldar la libertad de prensa, la resolución supone una injerencia en algo que no tendría por qué legislarse en las instituciones europeas. Creemos en la autorregulación de los medios, y que cada país ya tiene los órganos adecuados”, señalaron a este periódico fuentes de la delegación española del PP. Una de las medidas que reclama Estrasburgo es establecer órganos reguladores independientes que procedan del propio sector, y no del poder político. Además, el Parlamento pide que los responsables de los medios públicos sean elegidos por sus méritos profesionales, no por criterios partidistas.

En el bloque del no, los populares españoles estuvieron acompañados por líderes ultra como el francés Jean-Marie Le Pen o el británico Nigel Farage. El PP español fue el más granítico en su rechazo a un texto que cosechó votos en contra de algunos colegas de partido alemanes, suecos e italianos. “Todavía estoy impactada por el voto unánime de los populares españoles”, asegura la eurodiputada liberal rumana Renate Weber, impulsora de la iniciativa.

La resolución que votó ayer el Parlamento Europeo pide a los Estados miembros establecer controles anuales para cerciorarse de que los cambios regulatorios en los medios de comunicación no hacen más fácil la interferencia de los Gobiernos. El objetivo de los parlamentarios que dieron el sí —el 78% de los que votaron— es salvaguardar la libertad informativa y el pluralismo, tanto por parte de las presiones internas de los anunciantes o de los propietarios de los medios, como de las externas que proceden de los intereses políticos o económicos.

Pero Estrasburgo no se preocupa solo por las injerencias en el trabajo de los periodistas. También pide a la Comisión Europea que estudie cómo la crisis y la creciente precariedad laboral afecta a la profesión. Y que plantee soluciones para remediar el impacto negativo en la libertad informativa.