Un testigo vio a Rosa del Valle ayudar a Santiago con un carrito
La profesora del acusado de matar a Mari Luz declara que lo expulsó por su obsesión sexual
El juicio por la muerte de Mari Luz, la niña de cinco años desaparecida el 13 de enero de 2008 y hallada muerta después en la marisma onubense, ha seguido esta mañana con la declaración de una decena de testigos que han conocido a los acusados o a la víctima y que los vieron cuando Mari Luz salió de casa. Santiago del Valle, acusado junto a su hermana Rosa de asesinato, declaró ayer que no vio a la niña.
El testimonio de Enrique Daza, un taxista de 50 años, ha sorprendido al Tribunal ya que el conductor ha asegurado que, en la tarde de la desaparición de la menor, sobre las 18.00, vio a los hermanos Santiago y Rosa del Valle, ambos acusados por el asesinato de Mari Luz, metiendo un carrito de la compra en el maletero del coche de Rosa. Daza ha añadido que una mujer rubia, que podría ser Isabel García, estaba con ellos. "Entre los dos cogieron el carrito y lo metieron en el coche", ha asegurado. De esta forma, su relato corroboraría la declaración de Santiago del Valle en marzo de 2008, en la que narró cómo llamó a la niña, ella entró en el portal, se cayó "por accidente" y la metió en un carrito de la compra (sin saber si iba viva o muerta) y la arrojó a una alcantarilla.
El conductor ha afirmado que, aquella tarde, pasó por El Torrejón en varias ocasiones y, en una de ellas, se fijó en un coche aparcado en la zona. Según su relato, Santiago del Valle "salió del portal con un carrito de la compra a pulso, fue a introducirlo en el maletero pegando voces y su hermana lo ayudó, entonces lo cogieron entre los dos porque él solo no podía". El tribunal ha interrogado al testigo durante más de 30 minutos al caer éste en numerosas contradicciones sobre las horas y las carreras de taxi que realizó aquel día. Daza también ha manifestado que las personas que él vio son "sin duda", Santiago, Rosa e Isabel, pero en las dos declaraciones ante la Policía, en mayo de 2008, reconoció no haberles identificado.
Sí dejó claro es que vio un carrito "caqui, tirando a marrón" (como el que describió el propio Del Valle y sus esposa en sus primeras declaraciones) y que lo metían en el coche una hora y media después de la desaparición de la pequeña. "Me pareció cómico que una muchacha tuviera que ayudar a otro a montar un carrito porque él solo no podía", ha afirmado Daza. El conductor se ha mostrado seguro de que la pareja que vio eran Santiago y Rosa del Valle, aunque no se mostró tan tajante ante la declaración en la policía, aspecto que ha sorprendido al jurado.
También comparecieron otros testigos, como Rocío Carrasco, profesora del Colegio Diocesano -donde estudiaba Mari Luz-. Allí Santiago del Valle se apuntó, en octubre de 2007, a un ciclo formativo de comercio. En la asignatura de informática, según la docente, "hablaba a las alumnas, de entre 16 y 20 años, de sexo". Carrasco ha asegurado que fue expulsado por su obsesión sexual. Del Valle, con 42 años, decía a las menores, según la testigo: "No hay nada malo en hablar de sexo. Vuestros novios son muy pequeños, deberíais mantener relaciones sexuales con mayores de 40". Por este motivo, Del Valle fue expulsado. En total, estuvo en el ciclo apenas 10 días (desde el 2 al 18 de octubre de 2008).
Otro testigo, Fernando Salazar, fue el quiosquero que vendió a Mari Luz una bolsa de palomitas el 13 de enero. Tras comprar, Salazar vio a la pequeña, que iba sola "volver por donde había venido", un camino de apenas 100 metros que pasa por la casa que ocupaba entonces Santiago del Valle. Trinidad Rodríguez, de la Iglesia Evangelista del Torrejón, también vio a la niña sola en la avenida de las Flores entre las 16.30 y las 17.00, y le dijo que se fuera a casa, que estaba lloviendo.
Concepción María Hidalgo, una camarera que en enero de 2008 trabajaba en un bar de la avenida de Andalucía, a unos 20 minutos del Torrejón a pie, aseguró que Santiago del Valle y su mujer, Isabel García, entraron al local en la tarde del supuesto crimen, entre las 18.00 y las 19.00, a comprar una botella de agua. El acusado, según su versión, "estaba nervioso, tenía prisa" y le pareció una persona "muy rara".
La camarera contó que él se acercó a la barra a comprar una botella de agua y que su mujer se quedó en la puerta "en actitud un tanto rara porque miraba para todos lados".
Antes de finalizar la sesión, Sandra Hernández, que estaba en la zona con unos amigos, vio esa tarde a una "niña pequeña "que "llevaba un paquete de papas en la mano, con camiseta fucsia y que no quería irse con un hombre moreno con melenita", que no era Santiago del Valle. Hernández, sin embargo, no identificó las botas de la menor que ella vio como las de Mari Luz por lo que el jurado no entró en detalles.
Por su parte, Juan José Cortés, padre de la menor, ha vuelto a acudir hoy a la Audiencia Provincial de Huelva con su familia para seguir el juicio. "Todo esto está siendo abominable", ha manifestado.
El juicio continúa esta tarde a partir de las cinco y media.

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