Silvia Alonso: “La suerte es importante. Hay buenísimos actores que ni siquiera tienen representante”
Mientras celebra 15 años en la industria, Silvia Alonso planea el golpe perfecto con su papel en su último trabajo, la serie ‘Ladrones’


“Mi objetivo es estar fuerte y ágil con 82 años”, dice Silvia Alonso (Salamanca, 35 años), y cuesta no imaginarla consiguiéndolo. Lleva 15 trabajando sin pausa en cine y televisión, y ahora suma un nuevo papel en Ladrones: La tiara de Santa Águeda, la serie de Disney+ en la que interpreta a una mujer que se infiltra durante años en una familia para preparar un robo millonario. Aunque su nombre suena estos días más de lo habitual por lo mediático de su pareja, su energía está puesta en otro lugar: en cuidar el cuerpo, calmar la mente y seguir engrosando una envidiable carrera. Dejar huella sin hacer ruido, como toda buena espía.

Si tuviera, como su personaje, que infiltrarse en otro lugar durante años, ¿cuál sería su tapadera perfecta?
Es algo que pienso mucho. Tengo como la idea romántica de desaparecer un poco. Creo que iría a un pueblo italiano en medio de la nada, podría ser masajista o trabajar en un bar. Aunque también me veo buceando en Costa Rica o en el campo teniendo vacas. Se me han pasado tantas cosas por la cabeza…
En la serie trata de robar una tiara valorada en cientos de millones. ¿Cuál es la pieza más preciada que guarda en su joyero?
La verdad es que no tengo joyas porque las pierdo. Las gafas de sol, los pendientes, collares también he perdido muchísimos… Me gustan y, si me dejan una bonita para un evento es guay, pero soy tan desastre que no me atrevo a gastarme tanto dinero en nada.
Ladrones, Fuerza de paz, La caza…. suma varios papeles que requieren de un físico atlético. ¿Estar en forma suma puntos como actriz?
No lo sé… Yo entreno mucho porque mi objetivo es estar fuerte y ágil con 82 años. Ahora mismo estoy obsesionada con hacer fuerza y construir una masa muscular que me sostenga la vida. También me ayuda mucho con la cabeza, con la ansiedad y los bucles. Cuando paso una larga temporada sin entrenar lo siento mucho, estoy más triste.
¿Esa ansiedad tiene que ver con la presión de ser actriz o con la fama?
No, tiene que ver con la vida. Tengo ansiedad desde los 13 años, siempre me he recordado con ella. Evidentemente hay situaciones laborales o vitales que afectan, aunque supongo que tiene que ver con el carácter. Ahora mismo estoy bien.
Tras 15 años de carrera, ¿molesta que ahora le acompañe la etiqueta de ‘novia de’ por su relación con David Broncano?
Entiendo que poner Broncano en un titular genera clickbait y por eso hacen carambolas para meterle en todas partes. Si la gente de la calle me conoce por ser novia de una de las personas más famosas del país, lo comprendo, pero que lo haga la prensa sí me molesta. Y si lo sigues haciendo en 2025 ya es adrede. Los medios que ponen el titular de ‘novia de’ se retratan más a ellos que a mí.
Rodar en República Dominicana suena idílico. ¿Hay tiempo entre escena y escena para tomar el sol o hay que tener cuidado para no ponerse demasiado morena?
Cuando veo que un rodaje va a ser en una isla me curo en salud y me pongo morena antes para no tener que pasarme el rodaje debajo de una sombrilla. Fue la parte que más disfruté porque estábamos rendidos al ecosistema, todos estábamos cansados y nos ayudó a sobrellevar la recta final del rodaje. Muchas veces aprovechábamos la hora de comer para darnos un baño.
En Ladrones lucha por el botín enfrentándose a su ex (Alex González). ¿Es cierto que usted es actriz gracias a su novio del instituto?
Sí, le estoy muy agradecida. Yo nunca me lo había planteado como una posibilidad real y él fue quien me animó y me metió el gusanillo. Sigue siendo mi amigo. Aunque terminó la carrera de actor, ahora es poeta.
¿Cómo fue la química con González? Los dos comparten inicios televisivos y carreras muy estables.
Trabajamos juntos hace muchos años en Tierra de lobos. Cuando me dijeron que estaba él me relajé, sabía que podíamos entendernos y pasarlo bien. Él es muy positivo y muy optimista en un rodaje muy duro. Lo hemos pasado bien y mal, pero los dos hemos estado ahí al pie del cañón.

¿Cómo de duro es para alguien que llega desde Salamanca y sin ningún tipo de contactos o relación familiar con el cine encontrar un hueco en esta industria?
No lo fue. Mis padres me pusieron la condición de hacer una carrera mientras estudiaba interpretación en Madrid y enseguida entré en una agencia de publicidad que me permitía pagarme mi vida aquí. Cuando me cogieron en Tierra de lobos supe que esto me gustaba, que se me daba bien y que me apetecía que fuera mi profesión. Supongo que es una carambola, hay un factor suerte importante. Hay buenísimos actores que ni siquiera tienen la oportunidad de conseguir un representante.
Confesó en su cuenta de Instagram que la verdadera felicidad en la vida era desayunar dos veces.
Ahora, como estoy haciendo mucho deporte, no puedo desayunar tantas veces… Pero hay noches en las que, si no sé qué cenar, prefiero desayunar otra vez. Para mí es muy importante. Tortilla con queso, pan sin gluten, bol con frutas diversas, yogur de proteína, frutos secos, lino molido, té o café y, a veces, tostada con aguacate… Esa es la base.
¿Cómo se lleva la dieta en un rodaje tan largo?
Intento llevarme mi comida porque en los caterings me hincho. El parón para el bocata es el momento preferido del rodaje, pero tampoco me apetece comerme un bocata de chorizo todos los días. Lo que me mata es el parón para comer. Entiendo que hay que parar por el equipo, es lo suyo, pero reanudar después de comer es muy difícil. Soy fan de las jornadas de ocho horas: comes y te vas a tu casa.
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