Inma Benedito: ”Pensé que al escribir sobre citas y amor dejaría de ligar. No fue así”
La periodista publica ‘Too match’, una oda al desamor en tiempos de Tinder que demuestra que el humor es la mejor cura para los corazones rotos… Y para los ‘matches’ que no llevan a nada


“Nadie dijo que quien se ríe de sí mismo haya encontrado la solución a nada salvo a la autocompasión. Por eso nos gusta leer a otros, dar bandazos por su vida, porque los lectores tampoco tenemos ninguna solución a nada, pero nos gusta que alguien nos abra el camino riéndose de sí mismo. El que abre Inma en Too match es divertido, emotivo y real”, escribe la periodista y guionista Paloma Rando en el prólogo de ‘Too match’ (Plaza & Janes, 2025). El libro es un diario de citas fracasadas en el que la periodista Inma Benedito convierte no solo Tinder, sino ante todo, al humor, en el antídoto para ¿superar? o al menos, transitar, el duelo de una ruptura. “Mi ex eligió la mañana de Reyes para romper conmigo. Si no fuera porque aquello no tenía gracia, me habría reído”, reza el comienzo del libro.
“Algún día todo esto parecerá divertido”, dijo Nora Eprhon. ¿Cuándo se puede hacer comedia del desamor?
Cuanto antes te puedas reír mejor, porque el humor y el duelo no tienen por qué ser dos elementos reñidos. Es una manera tan amable y peligrosa, como el pasar el duelo siendo amiga de tu ex.
Precisamente ese es un clásico de las relaciones lésbicas que Chappell Roan recomienda no hacer. ¿Está usted a favor o en contra?
Yo no soy amiga de mi ex porque intento hacer contacto cero, pero creo que intentar mantener la amistad con una ex novia es inevitable por cómo nos relacionamos entre nosotras y por esa red de cuidado que tejemos. Antes incluso de relacionarnos amorosamente, nos vemos como amigas y siempre existe esa voluntad de no perder el vínculo de amistad.
Siendo periodista financiera, ¿sintió cierto pavor a que la tomaran menos en serio en su ámbito por escribir sobre citas?
Diría que el miedo era triple. Para comenzar, el de reconocerme a mí misma como escritora. Me ha costado más salir del armario como escritora que como lesbiana. Yo no tenía los medios para dedicarme a escribir, no tenía ese tiempo para estar escribiendo. Para continuar, porque para mí era un título reservado a grandes figuras de la literatura. El otro miedo era el que comentas, que no me tomaran en serio. De repente Inma Benedito, periodista económica, con premios de vivienda y una trayectoria en periodismo financiero, era mi alter ego escondido tras Too Match, mi Substack, que fue donde comencé a contar mis citas. Escribir sobre amor está absolutamente desvalorizado, es un género menor cuando en realidad, el amor mueve el mundo. El tercer miedo era no ligar. Pensé que si quedaba con una chica y le contaba que escribo una newsletter donde hablo de mis citas, sería el fin de mi vida amorosa. Y no fue así.

Su psicóloga le recomendó escribir para superar el duelo de la ruptura. En su lugar, se bajó Tinder y comenzó a tener “citas en cadena”. ¿Llegó un punto en el que quedaba para tener sobre lo que escribir?
La newsletter no nació con esa intención: yo lo que quiero es enamorarme. Pero soy escritora y escribo sobre citas por lo que llega un momento en el que efectivamente, ambas cosas se juntan. Empecé a escribir sobre mis citas para lidiar con la frustración y el desencanto de Tinder, que era mi forma de superar el duelo. Pero es cierto que al tener un proyecto que me da vida como escritora, tuve más citas de las que podría tener. Podríamos incluso decir que los fracasos amorosos ya ni siquiera son tales fracasos, sino una oportunidad para poder escribir sobre ellos, ya que ahí hay una historia. Quien escribe siempre ve la vida a través del filtro de la escritura. Lo que me ha pasado es estar escribiendo citas en mi mente mientras las estoy teniendo en tiempo real.
¿Le ayudó Tinder a superar el duelo o tenía razón su psicóloga?
El libro para mí no ha sido una forma de superar el duelo, porque me he embarcado en otro. Me ha ocurrido lo de pillarme de nuevo en Tinder y encontrarme con que tengo que superar otro duelo. Y aunque no lo he hecho, escribir estas historias me ha enseñado que superar un duelo es aprender a contarse una historia. Escribir este libro ha sido una manera de seguir adelante.
En el libro habla del restaurante VIPS como de un lugar ideal para dejar o ser dejada. ¿Es una reivindicación de cierta empatía gastronómica, de no pisotear los favoritos de Google Maps y abogar por lugares neutros?
Diría que hay que tener empatía, a secas. Mi ex me dejó en mi casa. En mi sofá. Ya no uso el ambientador que echaba cuando estábamos juntas, porque la primera vez que lo hice, me puse a llorar. Por eso hay que tener empatía en todos los ámbitos. Según el lugar en el que te dejen, puedes no querer volver a tu restaurante preferido, pero incluso tu casa puede convertirse en un lugar poco acogedor.
Dice que a Tinder se entra igual que a Misa, con la esperanza de que haya algo más allá. ¿Hemos perdido la fe?
Creo que hay un desencanto generalizado con las dating apps, pero ante todo, con la idea del amor. La falta de estructuras financieras y amorosas hacen que estemos muy perdidas sobre cómo se debe amar. Actualmente el amor romántico está de alguna forma denostado y surge una conversación sobre otras formas de amar. Incluso vemos en diferentes plataformas anuncios para conocer a desconocidos en lugares físicos… ¡Como si hubieran descubierto algo! A raíz de habernos acostumbrado a que liguemos 24/7, los 365 días del año desde el sofá de casa, hemos perdido un poco el hábito de cómo aproximarnos a los demás.
Como experta en economía y en citas, ante una cita desastrosa, ¿quién ha de pagar la cuenta?
Lo que me ha pasado es tener citas que pensaba que habían ido bien porque me habían invitado y después no me dieron coba. En el caso de una de las primeras historias del libro, tuve una cita de 20 minutos con una chica francesa. Me invitó a la caña y yo pensé que había ido genial. Entonces me dijo que sus amigas le habían dicho que pusiera a prueba si era heterosexual y que estaba “viendo a ver”. Pues no supe nunca nada más. ¿La conclusión? Creo que a quien no le haya gustado la cita es quien tiene que pagar.
¿Cuál ha sido la peor cita de su vida?
Una de las primeras enseñanzas que una adquiere usando Tinder es que no se debe idealizar a la otra persona. Es lo primero en lo que una cae cuando lo empieza a usar. Estuve mucho tiempo hablando con una chica que vivía en Canarias. Yo vivo en Madrid. Nos lo contábamos todo, nos enviábamos audios todo el rato. Finalmente, coge un avión. Yo estaba tomándome algo con una amiga y a las 11 de la noche, decidimos quedar. Ella había salido a correr antes y me preguntó si le daba tiempo a cambiarse, pero ya era muy tarde. Recuerdo estar en la Plaza de la Paja y ver a lo lejos a una persona aproximarse con una camiseta de fútbol y una bandana en el pelo naranja. Pensé que era un señor calvo. Fue la explosión de una burbuja de expectativas, que es la única que nos puede explotar a los jóvenes. No fue solo por apariencia, pues el atractivo se construye a partir de gestos. Para saber si una persona te gusta, ha de haber contacto.
La terapeuta de parejas Esther Perel asegura que las citas se han convertido en entrevistas de trabajo. ¿Hay algunas preguntas clave que hay que hacer?
Una tiene que tener claras cuáles son sus prioridades en la vida y de alguna forma, que la persona con la que vaya a quedar pueda encajar en ella. Pero creo que ir con ciertas exigencias predefinidas puede cerrar muchas puertas. De alguna forma, las aplicaciones de citas hacen que veamos a cantidad de candidatos como posibles objetos de consumo que se desglosan en diferentes categorías. Vivimos con el espejismo de que hay muchas opciones que se pueden elegir y eso hace que nuestra decisión final dependa de elementos algo nimios, como si a alguien le gusta jugar al tenis. No creo que esa sea la razón por la que te enamoras de alguien.
Cada vez más mujeres abrazan la soltería. Si no encontrara pareja, ¿lo consideraría un fracaso?
No. Roland Barthes decía que habitualmente, el amor está visto como algo positivo en el caso del triunfo del amor, cuando en realidad, el mero hecho de poder amar ya es un un triunfo ‘per se’. Si logras amar ya has vivido esa experiencia, que no tiene porqué traducirse en tener pareja. Al final todo el mundo quiere compartir su vida con alguien y cada vez hay una mayor exaltación de la amistad. La historia del amor del libro es el amor con mis amigas, que me sostienen. Cada vez hay más mujeres desencantadas con las estructuras amorosas y las relaciones, y las amigas cobran un protagonismo que es esencial y que al mismo tiempo, es un poco peligroso. El amor a las amigas es maravilloso, pero lo hemos descubierto gracias a la precariedad. Helen Fisher dice que la amistad es la gran conquista de la posmodernidad. Vivimos en la gran ciudad, no tenemos a nuestra familia, estamos solas y se tejen vínculos gracias a las amistades. Sin embargo, que la amistad sea nuestro sostén se debe a que somos precarias. No tenemos dinero para vivir solas y compartimos piso con amigas. En nuestra red, nuestro arraigo en la ciudad son las amigas. Aunque el amor a las amigas sea maravilloso, lo hemos descubierto a causa del turbocapitalismo.
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