Apoyo emocional de robots para explorar el universo
Cada día que pasan en el espacio, los astronautas están sometidos a situaciones muy estresantes. La NASA está desarrollando un robot que pueda intervenir si su salud mental está en riesgo

Los astronautas que se encuentran en el espacio están sometidos a una de las situaciones más estresantes que puede vivir un humano: pasan meses, e incluso años, encerrados en una nave, viviendo, trabajando y durmiendo en espacios reducidos, orbitando en mitad de la nada. Están siempre junto a las mismas personas, sometidos a la microgravedad, que también afecta a su estado físico. Esta situación puede generar claustrofobia incluso al recluta mejor preparado. Por eso, la NASA está trabajando con la firma australiana de tecnología Akin para desarrollar un asistente de inteligencia artificial que pueda dar apoyo emocional a los astronautas.
El objetivo es que el robot sea capaz de intuir las emociones humanas, anticiparse y responder con empatía e intervenir si la salud mental de los astronautas parece estar en riesgo. La idea no es que sea capaz de tratar los problemas emocionales que tengan los astronautas, sino que intervengan en el entorno para reducir el estrés y actuar antes de que esos problemas escalen. Tampoco está en los planes de la NASA que un robot pueda sustituir la atención psicológica que los astronautas reciben.
Según recoge el MIT, "hacer un seguimiento de la salud mental y emocional de una tripulación no es realmente un problema para la NASA hoy en día". Los astronautas que viven en la Estación Espacial Internacional hablan regularmente con profesionales de la salud mental en la Tierra, que les ayudan a gestionar sus síntomas de angustia. "Pero gran parte de este sistema es posible solo porque los astronautas están en una órbita terrestre baja. En el espacio profundo, tendrías que lidiar con retrasos en la comunicación que podrían extenderse durante horas". Una IA emocional a bordo podría estar mejor equipada para detectar problemas y clasificarlos tan pronto como aparezcan.
El primer prototipo de prueba —un robot parecido al Curiosity— ya ha sido desarrollado por Arkin y demuestra la habilidad de la inteligencia artificial para interactuar con humanos y reconocer emociones. Como muchos otros sistemas de IA, este robot utiliza deep learning para reconocer patrones en el discurso de los humanos y sus expresiones faciales y los relacionan con las emociones. Después, son programados para responder de forma empática. Una de sus limitaciones es, precisamente, que los robots no entienden el significado psicológico de las emociones, simplemente las infieren a raíz del comportamiento de los astronautas y sus expresiones faciales.
Akin no estará solo en sus funciones como soporte para los astronautas. Los habitantes de la Estación Espacial Internacional tienen ya su propio amigo robot: CIMON (las siglas en inglés de compañero móvil interactivo de la tripulación) que ha llegado hasta allí para demostrar que puede existir cooperación entre seres humanos y máquinas inteligentes. Pero parece que le está costando trabajo desarrollar su empatía y su comportamiento se aleja del de un robot servicial: ya protagonizó su primer rifirrafe el año pasado. Tiene el tamaño aproximado de un balón medicinal, pesa cinco kilos, puede flotar y moverse de forma autónoma. Su pantalla muestra una cara con la que expresa sus emociones. También está dotado de sensores ultrasónicos para medir distancias. El objetivo de la Estación Espacial Internacional es "comprobar el alcance de las posibilidades de la inteligencia artificial en un ambiente tan complejo como este", explica Matthias Biniok, arquitecto jefe de IBM para Watson, según recoge Xataka.
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