¿De verdad somos obsoletos?
La sociedad que elegimos con nuestro consumo diario nos exige cada vez más adaptación a sus cada vez más exigentes exigencias. Nos dan a entender que es inevitable. ¿Lo es en realidad?


You’re obsolete, my baby
my poor old fashioned baby
I said baby, baby, baby
you’re out of time
(The Rolling Stones)
La obsolescencia se ha instalado entre nosotros como un mantra universal. No se trata ya solo de que los productos físicos que compramos tengan una fecha de caducidad ideada en un oscuro despacho (que también).
Es más que eso. La tecnología es más universal que nunca: gurús y periodistas no paramos de repetir que los cambios sociales están convirtiendo a los humanos actuales en productos potencialmente perecederos, programas que hay que actualizar constantemente para adaptarnos a una realidad cambiante. La amenaza supone acabar en un vertedero como el de Wall-e, pero con nosotros como deshechos.
Expertos recomiendan a diario qué competencias laborales, intelectuales y sociales hemos de tener o adquirir para evitar que un robot nos suplante; enseñantes sostienen que la perdurable memoria ya no es tan necesaria en los nuevos tiempos; liberales de todo tipo aseguran que el contrato de la Revolución 4.0 estipula que ya no existirán los trabajos para toda la vida y que tendremos varios ingresos pequeños en vez de uno grande, un único sueldo…
Lo efímero pasa a ser lo verdaderamente duradero, y adaptarnos permanentemente a una realidad cambiante va a ser lo perdurable. La sociedad que elegimos con nuestro consumo diario nos exige cada vez más adaptación a sus cada vez más exigentes exigencias. Nos dan a entender que es inevitable. ¿Lo es en realidad?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Moreno defiende el “compromiso ético” de los periodistas frente a los pseudomedios
Hacienda requerirá a Salinas Pliego el pago de 51.000 millones de pesos en enero
Ucrania ataca por primera vez a un petrolero de la flota fantasma rusa en el Mediterráneo
Nikola Jokic, el gigante pasador que supera en asistencias a Kareem Abdul-Jabbar
Lo más visto
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- Los pagos del Gobierno de Ayuso a Quirón engordan con facturas de hace una década y sin pagar desde tiempos de Cifuentes
- Más de 40 congresistas demócratas piden por carta a Trump que cese en sus “intentos de socavar la democracia en Brasil”
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”




























































