Rajoy: ¿Y ahora voy yo a convocar el referéndum?

Mariano Rajoy ha tomado nota de los fracasos políticos registrados en Reino Unido con el Brexit y en Italia con Matteo Renzi. El líder del PP ha esgrimido este martes varias veces la “prudencia” cuando se le ha planteado la posibilidad de reformar la Constitución. Ha preguntado que para qué y ha respondido con sarcasmo: “¿Y ahora voy yo a convocar un referéndum?”

El presidente del Gobierno entiende que el recurrente debate anual sobre la necesidad de reformar, actualizar y mejorar algunos problemas constatados en la Constitución de 1978 no es “un asunto para ocurrencias, ni para frivolizar ni para historias”. Si todo el mundo parece que lo reclama y la mayoría de los partidos en la oposición lo exige, Rajoy transige con que se podrá hablar de ello en esta legislatura pero teniendo muy claro de partida “para qué” se quieren ejecutar esos cambios, cumpliendo los procedimientos estipulados en la propia Constitución y delimitando muy bien el principio y el final de ese debate. Es su posición desde hace años y la ha reiterado este martes en el Congreso.

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Rajoy y el PP fijan ahí, además, una serie de criterios que se deben preservar: unidad de España, soberanía nacional, igualdad de los españoles, derechos y libertades, pertenencia a Europa y los pilares básicos del Estado del bienestar.

La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, también ha enfriado los ánimos reformistas: ha pedido ir paso a paso en la búsqueda de consensos y ha recordado las posiciones muy encontradas que se observaron la semana pasada en el Congreso sobre lo que los partidos pretenden retocar.

Rajoy y Santamaría han confesado que les preocupa especialmente que, cuando se abra esa discusión en la comisión parlamentaria correspondiente, algunos grupos (sobre todo Podemos) aprovechen para plantear referendos sobre temas complicados como el sistema de monarquía parlamentaria o la soberanía nacional. Es el gran temor.

Santamaría ha destacado, tras analizar lo sucedido a Renzi en Italia, que hay muchas reivindicaciones que se pueden pactar sin revisar la Constitución, desde medidas de regeneración hasta regular los lobbies o eliminar los aforamientos de parlamentarios y cargos autonómicos.