Viejos hábitos

Bildu ha hecho de los gestos una seña de identidad en el arranque de su mandato en las instituciones vascas. Posiblemente, eso sí, como cualquier otro partido cuando llega al poder. Pero, en su caso, se equivocaría si olvida que su apurado tránsito a la democracia le somete a una vigilancia permanente a la que no debería desafiar.

Así ha ocurrido en su deplorable veto inicial al acceso de escoltas a dependencias municipales en Andoain, que, sin embargo, ha sabido transformar en un acuerdo satisfactorio con los afectados por medio del diálogo. Y, en cambio, al explicar ayer esta polémica, sin duda alimentada, la coalición pareció recuperar algunos hábitos propios de aquella izquierda abertzale totalitaria que parecían superados.

Las voces de Bildu en Andoain volvieron a sonar con dureza intimidatoria ante los medios, por supuesto sólo en euskera, y lanzando hacia los periodistas toda la responsabilidad del conflicto ahora solventado. Sin duda, los hábitos de la convivencia pacífica es el gran reto que le aguarda a Euskadi en los próximos años. Escenas como las de ayer desnudan la realidad.