Un invento en Malaui para que mujeres como Ntata no caminen más de un kilómetro recién paridas para buscar agua
La falta de condiciones higiénicas en los centros de salud rurales del país africano, donde solo el 24% tiene acceso a agua corriente, representa un grave riesgo para la salud materno infantil

Aida Ntata había acabado de parir en el centro de salud de Chimvu, en el distrito de Thyolo, al sur de Malaui, y tuvo que levantarse y andar más de un kilómetro para buscar agua. Necesitaba lavarse y limpiar su ropa, pero el centro sanitario no tenía agua corriente. “No me resultó fácil ir a buscar agua poco después de parir. En aquella época, teníamos que esperar una hora, porque había un solo pozo para todo el pueblo. Tuve que dejar los cubos de agua con mi tutor y correr a atender a mi bebé”, recuerda esta mujer del pueblo Kalimbuka, en la autoridad tradicional de Boyd, un año después del nacimiento de su hijo, en abril de 2024.
Hace tres años, Sarah Rodgers vivió la misma historia. “Una persona necesita agua todo el tiempo, pero para una mujer, es crucial durante el parto. Resulta muy angustioso que un centro de salud no tenga agua. Tuve que ir a buscarla yo para poder lavarme y asearme”, recuerda. Ella, dice, tuvo la fortaleza para hacerlo. Pero no todas lo consiguen, alerta. Lo que le pasó a Ntata y a Rodgers no fue excepcional. En la mayoría de países del mundo, recoger agua suele ser un oficio que recae sobre niñas y mujeres. En Malaui, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado este martes, el 76% de las mujeres son responsables de llevar este recurso a los hogares.
La gran agravante es la disponibilidad. En Malaui, el 86% de las familias en zonas urbanas tiene acceso a agua potable; la proporción baja al 70% en zonas rurales, según los últimos datos de la OMS, debido al fenómeno climático de El Niño y a la emergencia climática.
No me resultó fácil ir a buscar agua poco después de parirAida Ntata, mujer malauí
La tasa, paradójicamente, es aún menor en los centros de salud. Solo el 24% disponen de agua corriente, de acuerdo con la OMS, lo que encarna un peligro letal para las embarazadas. Cada año, según Naciones Unidas, más de 17 millones de mujeres de los países más pobres del mundo se enfrentan a partos en centros sanitarios sin las medidas adecuadas de agua, saneamiento ni higiene [conocidas como WASH, por sus siglas en inglés], lo que las pone en riesgo de contraer enfermedades como el cólera, entre otras. La consecuencia es la muerte de un millón de personas al año en el mundo por falta de agua potable.
En el mismo lugar donde Ntata y Rodgers estuvieron en riesgo, el Real Colegio de Cirujanos de Irlanda (RCSI) ha desarrollado un proyecto de recogida de agua de lluvia concebido para proporcionar agua limpia a los centros sanitarios. El foco está puesto en los servicios de maternidad, con el fin de garantizar partos seguros y reducir la tasa de mortalidad materna y neonatal.

El doctor Jakub Gajewski, coinvestigador principal del RCSI en el proyecto SURG-Water, dice que querían desarrollar una solución que fuera innovadora y barata: recoger el agua de lluvia y tratarla con luz solar ultravioleta (UV) mediante un método denominado “desinfección solar del agua” [SODIS, por su acrónimo en inglés].
Esta tecnología, explica, no necesita más que luz solar y lluvia, dos recursos abundantes en Malaui. El agua tratada permite al personal sanitario lavarse las manos, esterilizar instrumentos, limpiar los paritorios y mantener una higiene básica. En entornos con pocos recursos, estas intervenciones pueden reducir las muertes neonatales hasta en un 44%, de acuerdo con la ONU.
Un “riesgo grave”
“Llevo más de una década trabajando en Malaui y he presenciado, una y otra vez, cuánto influye el acceso —o, más bien, la falta de acceso— al agua potable en la existencia de unos servicios sanitarios esenciales. Lo que más me ha impresionado fueron los momentos en los que no había nada de agua en los centros donde daban a luz las mujeres. No es una mera molestia, sino un riesgo grave, sobre todo para el 80% de la población, que vive en zonas rurales”, advierte Gajewski.
“Estas experiencias me han hecho comprender que en Malaui el acceso al agua potable en los centros de salud es un problema grave y constante. Sin una fuente fiable de abastecimiento de agua, la higiene básica es prácticamente imposible, con el consiguiente perjuicio para la salud materna y neonatal”, dice.
Christabel Kambala, profesora asociada de la Universidad de Ciencias Empresariales y Aplicadas de Malaui (MUBAS), señala que el proyecto ha llegado en un contexto en el que la crisis climática ha agudizado la escasez de agua en los centros de salud rurales.
Sin una fuente fiable de abastecimiento de agua, la higiene básica es prácticamente imposibleJakub Gajewski, coinvestigador principal del RCSI
“Cuando nos reunimos con el RCSI, examinamos y analizamos los recursos que no se aprovechan y pensamos en la recogida de agua de lluvia”, afirma. Para recolectarla, utilizan dos depósitos, cada uno con capacidad de 10.000 litros. “El agua que usa un centro en un día normal es menos de 100 litros”, calcula Kambala, “por eso creemos que el sistema va a ser útil, porque, por ejemplo, en los centros de salud de Chimvu y Thekerani, se practican aproximadamente 60 partos al mes y las reservas de agua serían suficientes”.
Al igual que Kambala, el doctor Gajewski admite que el cambio climático les ha creado enormes dificultades. Las lluvias cada vez son más impredecibles en Malaui. “Pero este sistema está diseñado para capturar y almacenar suficiente lluvia incluso durante chaparrones breves o dispersos, de modo que garantiza un suministro constante durante todo el año. Esta resiliencia es fundamental para afrontar las amenazas, cada vez mayores, derivadas de las alteraciones del clima”, detalla.
“En estos momentos estamos desarrollando una versión del sistema que se puede construir casi en su totalidad con materiales disponibles en Malaui. Nuestro objetivo es extenderlo a todo el país e inspirar soluciones similares en otros entornos con pocos recursos”, explica el investigador.
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