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Valentina Agudelo, ganadora del premio Princesa de Girona: “Nadie debería morir de cáncer de mama. Es un problema de tiempo”

La empresaria colombiana de 28 años está detrás de Julieta, un dispositivo pequeño y barato que ha sido llevado a rincones remotos de su país para detectar anomalías en los tejidos de los senos como una alternativa de diagnóstico

Valentina Agudelo, premio Princesa de Girona Internacional Crea Empresa 2025, fotografiada en el hotel Eurostars Grand Marina.
Ana Puentes

El más reciente premio Princesa de Girona Internacional, en la categoría Crea Empresa, comenzó como un proyecto universitario en Bogotá. Valentina Agudelo tenía 21 años, estudiaba Administración de Empresas en la Universidad CESA y, con dos amigas, para la clase de ‘Espíritu Emprendedor’ esbozó un invento: un dispositivo que cupiera en la palma de la mano con el que se pudiera detectar de forma rápida, a bajo coste y en cualquier lugar, posibles síntomas de cáncer de mama, una de las principales causas de muerte entre mujeres en Colombia. “Ganamos la feria y yo me obsesioné con el tema”, recuerda Agudelo, que ahora tiene 28 años y concede una entrevista a este diario, desde Barcelona, un día antes de recibir uno de los premios más prestigiosos de España.

Por cuenta de esa obsesión y de un trabajo de investigación y ensayos de más de seis años, nació Julieta. El dispositivo portátil ya ha sido llevado a territorios remotos de Colombia donde no es fácil o no se puede acceder a una mamografía. “Nadie debería morir de cáncer de mama. Esto es un problema de tiempo, institucional y operativo que se puede corregir”, sostiene la bogotana, que también dirige la startup de tecnología sanitaria Salva Health.

El de mama es el segundo tipo de cáncer más frecuente del mundo y el cuarto en cantidad de muertes causadas, según datos del Global Cancer Observatory. En Colombia, en 2023, se diagnosticaron 9.615 casos. El problema, sin embargo, es que se detecta en fases avanzadas. Así ocurrió en el 57% de los casos entre mujeres indígenas, el 51% de los casos entre mujeres negras y el 40% entre mujeres que no se identificaban en ninguna etnia, de acuerdo con Cuentas de Alto Costo, la entidad nacional con el sistema más robusto de información en salud. En 2020, la Revista Colombiana de Cancerología advertía de que el país no ha podido reducir la mortalidad de este tipo de cáncer por no poder detectarlo de manera temprana. Una de las causas eran las barreras de acceso para un diagnóstico oportuno.

Pregunta. Entre todos los tipos de cáncer, ¿por qué eligió crear una solución para este?

Respuesta. Porque es un cáncer que, si se detecta temprano, tiene una tasa de supervivencia altísima, de casi el 95%. Nadie debería morir de cáncer de mama. El 70% de las muertes suceden en países en desarrollo, como es Colombia, precisamente por la detección tardía. Por tanto, entendimos que esto es un problema de tiempo, institucional y operativo que se puede corregir. Con Julieta creamos una alternativa para acercar a las mujeres a los exámenes diagnósticos.

P. ¿Cómo de crítica es la situación en Colombia?

R. Allí menos del 5% de las mujeres se hacen la prueba de manera proactiva. Si todas quisieran hacerlo de manera juiciosa, más del 20% tendría que salir de su región porque allí no hay mamógrafos. Son dispositivos muy costosos, que requieren una infraestructura compleja y que necesitan personal especializado que los opere.

P. Esto comenzó como un proyecto de clase, ¿cómo dio el salto a la realidad?

R. Después de presentar el proyecto y ganar la feria [universitaria] yo me obsesioné con el tema. Empecé a preguntar a científicos e ingenieros cómo se podría hacer esto. Conseguimos una alianza con un laboratorio que hacía desarrollos oncológicos para hacer un prototipo y, luego, para la investigación y los ensayos clínicos, nos aliamos con la aseguradora Sura. A principios de 2019 tuvimos una primera versión; luego, hicimos las pruebas clínicas. Desde entonces y hasta finales de 2024, continuamos mejorando el producto. En diciembre obtuvimos el registro en el Invima [el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos que, en Colombia, certifica que un desarrollo sanitario es seguro], por lo que ya podemos fabricar y comercializar el dispositivo.

Valentina Agudelo, ganadora del premio Princesa de Girona

P. ¿Cómo funciona Julieta?

R. Es una especie de cajita que cabe en la palma de la mano. Del dispositivo salen seis electrodos que se adhieren al seno de la mujer. Así, hacemos unas mediciones eléctricas que determinan si hay o no anomalías en el tejido. La medición dura dos minutos y medio. Para mí, es magia.

P. Y opera sin internet...

R. Sí, es parte de nuestra promesa de valor: que cualquier mujer, desde cualquier lugar, pueda hacerse la prueba. Si pensamos en una mujer que está en Sucre o Caquetá [dos departamentos colombianos], donde hay lugares en los que la conectividad es un reto, necesitamos que el dispositivo funcione. Lo que hacemos es captar las mediciones y las almacenamos en un aplicativo que es capaz de interpretarlas con o sin internet.

P. ¿Dónde entra la inteligencia artificial?

R. Volvamos al caso de una mujer en la mitad de la nada. Hay una barrera que tienen los exámenes actuales y es que dependen de un radiólogo súper especializado al que es difícil pedirle que se mude o traslade a hacer pruebas. Para eliminar esa dependencia, usamos inteligencia artificial para automatizar la toma de la prueba. Solo es necesario que una persona ponga los electrodos en el seno y nosotros hacemos la medición y la cargamos al sistema. Después está el componente predictivo, en el que entrenamos unos algoritmos para poder decir ‘oiga, estas mediciones son alertas’ [de anomalías].

P. Pero esto no reemplaza una mamografía.

R. Son completamente distintos. La mamografía es muy precisa en detectar la malignidad de los tejidos. Nosotros, en cambio, solo tenemos dos resultados posibles: que haya o no hallazgos relevantes. Si los hay, se necesita de un examen complementario. Julieta es una alternativa cuando no hay ninguna otra opción.

P. ¿Cuánto cuesta producir el dispositivo?

R. No cuesta más de 300 dólares [cerca de 250 euros]. Y se puede usar un mismo dispositivo en varias mujeres, solo se cambian los electrodos. Pero nosotros ni siquiera vendemos el dispositivo, sino la lectura y eso lo hacemos muy económico: cuesta entre cinco y ocho euros. En Colombia tenemos paquetes sujetos a volumen en los que la prueba cuesta 20.000 pesos colombianos [poco más de cuatro euros]. La idea es que esto realmente sea tan masivo que el precio sea muy bajo y podamos ofrecérselo a cualquiera.

Solo somos exitosos nosotros si salvamos la vida, no si detectamos.
Valentina Agudelo, ganadora del premio Princesa de Girona

P. ¿Dónde lo han utilizado?

R. En marzo comenzamos una alianza con la Liga Colombiana contra el Cáncer y con la Fuerza Aérea Colombiana. Con ellos, hemos volado a La Guajira, a Leticia y ahora vamos para el Pacífico. Hemos estado en unas 15 ciudades en Colombia. Allí, priorizamos a las pacientes [a las que se les detecta una anomalía en los tejidos] para que accedan a ecografías o mamografías. Desde 2019, unas 3.000 mujeres se han hecho la prueba, de las que se han detectado unas 400 anomalías. De esas, debe haber entre 50 y 70 casos positivos de cáncer.

P. ¿Ustedes le hacen un acompañamiento a las mujeres a las que les detectan anomalías?

R. Vamos a implementar unos ‘agentes de trazabilidad’. Ellos van a contactar a las mujeres a las que se les ha detectado una anomía y las va a asesorar durante todo el proceso. El impacto de Julieta o el beneficio para la sociedad solo se da si logramos que la mujer que nosotros identificamos se haga el examen complementario. Si la necesita, que se haga su biopsia. Y si lo necesita, que inicie su tratamiento. Solo somos exitosos nosotros si salvamos la vida, no si detectamos.

P. ¿Qué les ha supuesto ganar el premio Princesa de Girona?

R. Nos cambió todo porque esta noticia la vieron personas muy importantes. El premio le dio credibilidad al proyecto y nos ha abierto puertas comerciales. Nos llamaron inversionistas que antes nos habían dicho que no. Ya tenemos nuestro primer cliente en Venezuela que hará pruebas con nuestros dispositivos. Las pacientes nos han empezado a buscar para usar Julieta y nosotros les hemos ofrecido hacer las pruebas a domicilio o en nuestro consultorio en Bogotá. También nos han buscado de varios países de Latinoamérica e, incluso, de hospitales españoles. Estamos motivados para acelerar nuestro proceso regulatorio en otros países para aprovecharlo.

El premio le dio credibilidad al proyecto y nos ha abierto puertas comerciales. Nos llamaron inversionistas que antes nos habían dicho que no
Valentina Agudelo, ganadora del premio Princesa de Girona

P. ¿Cómo de difícil fue sacar adelante una innovación médica como esta en Colombia?

R. En Colombia hay muchas fricciones para crear tecnología e innovar. Falta reforzar esa unión entre la academia, las instituciones grandes y las empresas. En salud, la regulación nacional es compleja y los procesos se demoran. Para un emprendedor que no tiene plata es muy difícil aguantar seis años sin recibir un solo peso de ingresos por su proyecto.

P. ¿Cómo lo lograron ustedes?

R. De milagro [risas]. Tuvimos inversionistas que nos creyeron el cuento. También aplicamos a premios: hemos ganado unos 400.000 dólares [340.000 euros, aproximadamente] así. El año pasado ganamos el premio Unlock Her Future, con ellos tuvimos mucha visibilidad y el dinero que recibimos nos sostuvo casi un año.

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Sobre la firma

Ana Puentes
Periodista colombiana en la sección Planeta Futuro. Antes, trabajó en El Tiempo (Colombia), donde cubrió Bogotá y temas de ciclismo urbano. En EL PAÍS también escribió en la sección Madrid y en la delegación de Colombia. Es máster de Periodismo UAM - EL PAÍS e integrante de la Red LATAM de Jóvenes Periodistas.
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