Michelle reducida a la mitad
Las imágenes de la delgadez de la exprimera dama son una decepción para quienes creímos en la defensa de un cuerpo diferente


Se difundieron las imágenes de una irreconocible Michelle Obama y las mujeres del mundo no podíamos creer lo que veían nuestros ojos: ¿por qué, Michelle?, ¿por qué tú?, ¿por qué a tu edad y con los privilegios y el poder sobre tu vida del que gozas has decidido traicionar la causa feminista y la causa antirracista? Muchas nos sentíamos aliviadas al verte con tu físico entero, sin ser diezmado por esos estúpidos y dañinos procedimientos de la industria cosmético-dietética-farmacológica, tu figura poderosa y potente, tan en armonía con tu estatura nos dio un respiro a las grandotas de músculos recios que hemos sido humilladas y vejadas por poco femeninas. Tu sola presencia en la esfera mediática, con tus brazos fuertes era un desafío a los cánones de belleza occidentales, esos que han establecido que ser mujer es ser frágil, pequeña, insignificante, débil y casi casi que es no tener cuerpo, solo volátil esencia sublime. El modelo que ahora representa la pobre Ariana Grande, tan alegre y pizpireta cuando salía en programas infantiles y ahora convertida en un estereotipo de la industria con el rostro de plástico y tendiendo a cero su ya diminuto cuerpo.
¿Qué pensarán todas las mujeres afroamericanas que han tenido a Obama como referente y modelo a seguir con su sensatez y su defensa de la diversidad?, ¿cómo leer ahora todos los mensajes que lanzó en favor del respeto a los cuerpos distintos, a esos fenotipos característicos de una minoría oprimida y perseguida, cuya diferencia siempre se ha querido borrar? Incluidos los brazos que mostraba Michelle y que fueron objeto de burla por parte de la derecha rancia y racista. O bien ha claudicado ante la presión o bien promovió un respeto por esa diferencia que en realidad no tiene para sí misma. Sea como fuere esa mujer de 61 años que ha sido una de las más poderosas del mundo, que tiene a sus pies a una audiencia descomunal de personas que la escuchan, presentándose así, erotizando la delgadez extrema –que tanto influye en las chicas y las mujeres, hasta hacerlas caer en trastornos de alimentación-- es un acto de una enorme irresponsabilidad. Y más viniendo de una madre negra, que sabe mejor que nadie cómo la cultura dominante intenta reducir a las mujeres, más si no son blancas. Michelle Obama extremadamente delgada es a todas luces, qué pena, un Michael Jackson aclarándose la piel.
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