Michelle Obama desvela por qué evitó hablar de moda y belleza en sus días en la Casa Blanca
La ex primera dama de Estados Unidos lanza nuevo libro, ‘The Look’, en el que repasa su imagen y su estilo durante sus años en Washington: “La ropa nunca podía hablar más alto que lo que yo tuviera que decir”


Michelle Obama es una mujer inteligente que sabe bien lo que quiere el público: conocer los entresijos de la Casa Blanca, de sus años en ella y de cómo fue la parte más privada y personal de la presidencia de su marido, Barack Obama. Entre 2009 y 2017, la familia Obama estuvo en el poder en Washington, y se convirtió en una de las más observadas del mundo. Tras aquella experiencia única, tanto Barack como Michelle lanzaron varios libros, series y podcasts, pero hasta ahora la ex primera dama no había hablado de su imagen, constantemente diseccionada, durante esos años, algo que finalmente ha decidido hacer en su nuevo libro, The Look. Y ella misma ha explicado por qué.
La abogada y esposa de Barack Obama, de 61 años, ha explicado los motivos de dicho silencio en una entrevista con la revista People, que le dedica un largo artículo y su portada de esta semana. En ella habla acerca de ese libro, de gran formato, muchas fotografías y tapa dura —lo que suele llamarse un coffee table book, un libro decorativo para mesas de centro—, que lanzará el próximo 4 de noviembre. “Durante los ocho años en la Casa Blanca, no hablé sobre moda y belleza a propósito”, explica Obama en la charla, publicada este martes 28 de octubre. “Tenía miedo de que invadiera todo lo demás”.
Ahora, más de ocho años después de su partida de Washington, cree que sí es justo hacerlo. “Había llegado el momento de hablar de ese viaje”, reconoce. Explica que ahora, por fin, se siente libre de vestir lo que quiera, peinarse como quiera y maquillarse solo si así lo decide. Para la sesión de fotos de la portada de People, por ejemplo, lleva un colorido top firmado por Jason Wu, uno de sus diseñadores de cabecera. “Esta es la primera vez que cada decisión que tomo es solo para mí”, afirma, contando que le preocupa más su salud, su alimentación, hacer deporte... que su imagen física, por la que no hace demasiado, más que teñirse el pelo, al igual que durante toda su vida hizo su madre, Marian Robinson, fallecida hace año y medio. El libro ha sido coescrito por Michelle Obama de la mano de quien ha sido su estilista de cabecera desde hace años, Meredith Koop, que la vistió durante su etapa en la Casa Blanca, y que también vestía a sus hijas, Malia y Sasha, en los actos públicos.
Cuenta Obama que cuando su familia llegó a la Casa Blanca, cree que sí que entendió la tarea, aunque era compleja, especialmente desde su puesto, “porque ser primera dama es un trabajo que no es un trabajo; tienes que ser una inspiración, pero accesible; tienes que ser tú misma, ser auténtica, pero a la vez representar a los demás”. Para ella, sacar lo que denomina su “lado femenino”, explica, fue importante, sobre todo en campaña, cuando se la tachaba de estar constantemente enfadada e incluso ir contra su marido. “No supuso un sufrimiento, porque respetaba mucho el puesto, para empezar. Me tomé el papel de primera dama muy en serio. Era una persona famosa, pero no era una estrella. Así que eso significaba que la ropa nunca podía hablar más alto que lo que yo tuviera que decir”, reflexiona.
Además, para ella era importante “no caer en el agujero” de prestar atención a comentarios ajenos sobre su estilo o su físico, “buenos o malos”, o al hecho de que cada prenda que vistiera se agotara con rapidez. “Me gusta que, visto en perspectiva, la gente se identificara con lo que yo llevaba. Porque si me lo ponía y se agotaba, significaba que la mayor parte de mujeres podían permitírselo, y creo que eso es bueno. Quería que los estadounidenses, de toda raza y pensamiento político, pudieran conectar conmigo”.
Entre las anécdotas que desgrana, Michelle Obama explica que trataba de hacer que cada cena de Estado fuera especial, como una gran cita. “Era como si fuera nuestra boda, cada vez. Te sentías como la más guapa del baile. Cada año me arriesgaba un poquito más, mi equipo y yo probábamos cosas diferentes. Te arreglabas para tu hombre. Había un ritual no escrito: él nunca sabía, hasta que yo salía, lo que me iba a poner. Eso es el romanticismo, esos momentos pequeños en este mundo loco, donde nos mirábamos y nos decíamos: ‘Qué guapo estás”.
En la entrevista, explica que sigue siendo, “básicamente, la misma persona”. “Pero con cada década, me he vuelto más sabia. Creo que ahora tengo más confianza en mí misma. Probablemente, esta versión de Michelle se preocupa menos por lo que piensen los demás”, reconoce. Su primera percepción de su físico la tuvo, relata, en su adolescencia, cuando empezó a crecer y a convertirse en una mujer alta, de 180 centímetros. “No te encorves. Eres alta y eres guapa”, le decía su padre, como recuerda ahora. “Creo que todo empezó ahí. Sigo trabajando en ello, cada día, me despierto, miro al espejo y me digo que soy lista y guapa, y amable, que merezco la pena. No creo que esa tarea acabe nunca para las mujeres, especialmente para las mujeres de color, porque no siempre escuchas un respaldo. Las mujeres hoy en día encaramos una época en la que la gente con poder trata de acallar las voces de quienes están en desacuerdo con ellos. Y creo que, ahora más que nunca, debemos luchar para recordarnos a nosotras mismas que importamos, que contamos”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma































































