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Columna
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Curanderos con estudios

No hay día en el que no aparezca en redes algún “experto” que aconseja tal o cual cosa para infinidad de dolencias sin cura

Una divulgadora graba un vídeo compartiendo conocimiento para una audiencia en internet.
Najat El Hachmi

Hay infinidad de afecciones para las que la medicina no tiene cura ni tratamiento ni explicación. Los humanos somos organismos altamente complejos y, a pesar de los grandes avances que ha traído la ciencia, hay dolencias para las que no tiene respuesta. Algunas pueden no ser mortales, pero afectan al día a día de quienes las padecen, causando un suplicio continuado. Y en tiempos de turismo espacial y resurrecciones de animales extinguidos resulta difícil aceptar que nadie pueda solucionar el síndrome premenstrual, la fibromialgia, la depresión, la diabetes y un largo etcétera. En ese malestar sin fin y a menudo sin respuesta por parte de los profesionales de la salud, que no pueden más que dar indicaciones para convivir con la enfermedad e impedir que haga estragos mayores, pescan los desalmados charlatanes crecepelos. Los ha habido siempre, claro está. Antes tiraban de magia y superstición, de culto y oscurantismo para vender sus inútiles pócimas. Ahora se visten con trajes más científicos, más acorde con el presente. No hay día en el que no aparezca en redes algún “experto” que aconseja tal o cual cosa para infinidad de dolencias sin cura. Come remolacha y te librarás de la regla dolorosa, quítate el gluten y serás fértil, estira no sé qué músculo y se te acabará la migraña.

Me recuerdan a cuando mi abuela nos mandaba buscar siete piedras de siete caminos para curar las anginas. El problema añadido de nuestro tiempo es que estos curanderos a menudo revisten de seriedad sus consejos echando mano de estudios que se han hecho en una u otra universidad, sacándolos de contexto y extrayendo de los mismos conclusiones a las que no llegaron ni los investigadores que los hicieron. Por no hablar de que hoy hay estudios para todo y de distinta calidad. Medir un solo elemento aislado para determinar sus efectos sobre la salud siempre me ha generado la misma duda: ¿cómo lo hacen? Casi siempre es con ratas de laboratorio, que es lo que somos en manos de estos curanderos con estudios.

De entre todos llama poderosamente la atención el de los autodenominados psiconeuroinmunólogos. Para ser médico hay que estudiar una carrera de seis años, para ser psicólogo hay que cursar una licenciatura, para neurólogo una especialidad larga, lo mismo para inmunólogo. Pero pagando el dineral que cuesta un máster de un año los sábados uno puede convertirse en todo eso. Y montarse luego un chiringuito de lo más lucrativo prescribiendo remedios como la detenida observación de los propios excrementos.

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Sobre la firma

Najat El Hachmi
Escritora catalano-rifeña, nacida en Beni Sidel (Marruecos) en 1979. Licenciada en filología árabe por la UB, ganadora del premio Ramon Llull con 'El último patriarca' (2008) y del premio Nadal con 'El lunes nos querrán' (2021). Autora del ensayo 'Siempre han hablado por nosotras'.
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