Discurso mágico
Parece que Pablo Casado nació el día de su último discurso en el Parlamento, discurso en el que quedaron borrados como por arte de magia sus dos últimos años de estrategia política. Mediante una extraña pirueta dialéctica, Pablo Casado se colocó a sí mismo en la moderación y en la centralidad. Nunca, pero nunca, ha utilizado la polarización ni la confrontación en su función política; eso ha sido cosa de Sánchez con la inestimable e indispensable complicidad de Vox. Abascal y Sánchez se necesitan y se utilizan mutuamente. Si con su discurso mágico nos hubiera borrado también la memoria, no podríamos ni imaginar que lleva dos años blanqueando y banalizando a la ultraderecha como nadie más lo ha hecho en las democracias europeas. ¿Podremos creerle ahora?
Amalia Pastor. Madrid
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.